Series: crítica de «Llamadas», de Fede Alvarez (Apple TV)

Series: crítica de «Llamadas», de Fede Alvarez (Apple TV)

Esta muy extraña y particular serie centrada en tensos llamados telefónicos solo acompañados por imágenes abstractas de lo que sucede funciona muy bien gracias a una misteriosa trama y a un excelente trabajo de sonido y actuación.

Una verdadera rareza dentro del panorama audiovisual –incluyendo películas, series o cualquier formato que no sea el de las instalaciones–, LLAMADAS es una serie sin imágenes, armada casi solamente en base a sonidos. Como su nombre lo indica, su propuesta consiste en llamadas telefónicas y nada más que eso. Adaptada de una serie francesa, CALLS tiene una estructura de nueve episodios breves (sus duraciones oscilan entre los 13 y los 20 minutos cada uno) que cuentan historias individuales que a la vez están conectadas a una gran y misteriosa trama que las une. Son, para explicarlas de algún modo, llamadas que incluyen situaciones dramáticas –en muchos casos, situaciones de vida o muerte– que de a poco empiezan a relacionarse entre sí con una situación general a la que podríamos definir como fantástica, entre el terror y la ciencia ficción.

Partamos por lo más llamativo, que es su propuesta estética. El director uruguayo consagrado en Hollywood gracias a la remake de EVIL DEAD y a NO RESPIRES ha trabajado –durante la pandemia, aunque el proyecto viene de antes– sin filmar ni una sola imagen en toda la serie. Lo que acompaña a las dramáticas conversaciones telefónicas que tienen los diversos protagonistas son representaciones electrónicas –como pueden ver en las fotos que ilustran la nota– de esos sonidos, que vibran de distintos modos según la lógica de las situaciones y van generando una extraña poesía visual en tanto las cosas empiezan a complicarse y entran en un terreno de dimensiones paralelas y otros recursos propios de la ciencia ficción. A esas «líneas» se les suman los nombres de las personas que hablan, el texto en inglés escrito en la pantalla (lo ideal sería traducirlos ahí más que subtitularlos), algunos mensajes de texto y otros elementos informativos (fechas, locaciones) que puedan servir al espectador para entender mejor lo que está pasando. Y nada más.

Dramáticamente la serie empieza por lo que parece ser el final y vuelve para contar una serie de situaciones violentas, terroríficas o dramáticas en las que, de a poco, nos vamos empezando a dar cuenta que la lógica temporal está un poco desajustada y que cosas raras suceden a partir de eso, como diálogos que se dan en épocas distintas entre las personas que hablan, el tiempo que se extiende de manera rara para unos y no para otros, y otras cosas extrañas que no conviene adelantar. Todo esto está salpicado de extrañas muertes, cuerpos y mentes que no parecen responder del todo a sus «mandos naturales» y que generan diálogos confusos para las partes.

Un elenco de muy buenos actores le ponen su cuota dramática al asunto desde la voz, desde Pedro Pascal a Rosario Dawson pasando por Nick Jonas, Aubrey Plaza, Lily Collins, Aaron Taylor-Johnson o Judy Greer, entre otros. Jamás les vemos las caras, por lo que todo el drama, el suspenso y la tensión existe a partir de sus tensas comunicaciones. Se podría decir que una serie como CALLS bien podría resolverse en forma de podcast o hasta ser algún tipo de radioteatro al mejor estilo la adaptación que Orson Welles hizo de LA GUERRA DE LOS MUNDOS, pero hay algunas particularidades de la historia que requieren tener referencias visuales como, por ejemplo, los mensajes de texto. También, al ser varios los que participan de algunas de esas conversaciones, los «gráficos» en la pantalla ayudan a evitar confusiones y clarificar algunas cosas.

Sin más que eso Alvarez crea un producto atractivo, lleno de misterio, terror, suspenso y mucha inteligencia para jugar con las expectativas de los espectadores. Va creando, de a poco, un entramado entre las distintas microhistorias que empiezan a responder a una situación mayor que las involucra a todas. Y eso se va visualizando también mediante la creciente complejidad de las minimalistas y abstractas imágenes. Quizás lo único raro de todo el proyecto es que esté tan apoyado en llamadas telefónicas clásicas cuando esta es una época en la que ese modo de comunicación parece haber perdido lugar frente a los mensajes escritos o de audio. Pero las dramáticas situaciones que se viven (muchas de ellas de orden policial, involucrando muertes y distinto tipo de violencia) ameritan que la gente involucrada retome el hábito de la llamada.

Al comenzar la serie uno piensa que será difícil sostener el suspenso solo con esas imágenes oscilantes básicas y las voces angustiadas o preocupadas de los protagonistas, pero la estructura está muy bien armada, los actores transmiten la tensión necesaria y la trama tiene los suficientes elementos misteriosos e intrigantes como para generar un consumo veloz. La serie entera se puede ver de un tirón (los nueve episodios enteros duran alrededor de dos horas y media) y deja en el «espectador» un impacto raro, más cercano a la lectura de una serie de historias de ciencia ficción clásica al estilo Ray Bradbury que a haber visto una película o una serie. Es una sensación curiosa, pero tan interesante como poco explorada.