Estrenos online: crítica de «Better Days», de Derek Tsang
Esta película china nominada en la categoría mejor película internacional de los premios Oscar representando a Hong Kong se centra en las gravísimas consecuencias del «bullying» escolar.
Una de las características del Oscar a mejor película extranjera es que, por lo general, los films nominados –y, en muchos casos, los ganadores– responden a estilos y formatos narrativos muy similares a los que se usan en el cine comercial de los Estados Unidos. En la última década esta categoría deparó algunas sorpresas al escaparse un poco de esos estilos (ROMA, IDA o EL HIJO DE SAUL son algunos ejemplos de esas excepciones), pero en general el triunfo de esas películas puede ser explicado por otros motivos o por pertenencias a otras tradiciones –nombres propios, temas– también caras a los votantes.
Cuando se anunciaron las cinco nominaciones de este año –en el que ya no hay, como en otras épocas, un comité de especialistas que «cuela» títulos importantes y los pone en consideración de los votantes– seguramente a muchos llamó la atención la presencia de BETTER DAYS, una película china que casi no había tenido recorrido internacional. Esto, sin embargo, puede ser explicado de la siguiente manera: la película estaba programada como parte de la sección Generations de la Berlinale –la dedicada al público infantil y adolescente– y el gobierno chino decidió retirarla por motivos nunca explicados, pero que quedan claros viendo el tema que trata y su forma de hacerlo.
De ahí en adelante, si bien la película fue un enorme éxito comercial en su país de origen, se difundió poco y nada internacionalmente. De hecho, su participación en el Oscar abrió otra controversia ya que BETTER DAYS no fue la película enviada oficialmente por China sino que representa a Hong Kong, que es la nacionalidad de su realizador, quien habría manifestado su apoyo a la democratización de la isla. Y ése –además de los debates centrados en Chloé Zhao, la directora de NOMADLAND, por algunas declaraciones críticas suyas al régimen chino hechas años atrás– es otro de los motivos que han hecho que China esté dándole la espalda a la edición de los premios de la Academia este año, pese a tener una participación mayor que nunca.
BETTER DAYS cumple a la perfección con esa idea de un «estilo internacional» o hollywoodense para narrar historias. Si bien tiene muchas particularidades que son inconfundibles, no estamos ante un film de autor de esos países (o al menos no uno de los que se podría definir como de «línea dura») sino uno que respeta casi todos los esquemas narrativos de una película accesible y popular. La que cuenta Tsang es una historia centrada en el bullying y sus consecuencias, las que se van haciendo más y más severas (e improbables) con el correr de los casi 140 minutos que dura el film. Y no transcurre en Hong Kong sino en China continental.
La protagonista, Chen Nian (Zhou Dongyu), es una adolescente tímida que va a la secundaria y que está obsesionada –como casi todos ahí– en estudiar para dar el examen de ingreso a las universidades, ya que dependerá de la puntuación que allí saque a cuál podrá entrar. Apenas comienza el film –que transcurre en su mayoría en 2011 en la populosa ciudad de Chongqing– es testigo de cómo una compañera de curso se suicida en la escuela a causa del constante bullying de otras alumnas. Y las «chicas populares» del colegio, lideradas por la malísima Wei Lai, la toman a ella como su nueva víctima. No se trata de burlas nomás sino de terribles ataques con severas consecuencias físicas.
Paralelalmente, Chen Nian se topa con otro adolescente, Liu Beishan (Jackson Yee, toda una estrella pop en China), un delincuente juvenil de la zona que está siendo violentamente atacado por otros. Ella trata de ayudarlo y termina siendo castigada también (los ataques son particularmente gráficos y violentos), lo cual termina conectándola con el tal Liu. Será tal la conexión que, como a la chica la siguen golpeando y maltratando, nuestro melancólico y sensible delincuente terminará oficiando como una suerte de guardaespaldas suyo, siguiéndola de lejos mientras ella va y vuelve del colegio.
En paralelo, hay una investigación policial que empezó con el suicidio y que ahora sigue observando los casos problemáticos en la escuela, pero lo hace sin ninguna efectividad y hasta terminan complicando la situación de la chica. Además, Chen Nian debe lidiar con problemas familiares (su madre vive haciendo estafas que terminan repercutiendo en maltratos a ella, su situación económica es muy complicada) y con las tremendas presiones que todos se autoimponen en función del inminente examen de ingreso. Y es claro que en medio de una oleada de maltratos, estudiar no le resulta nada fácil. Su relación con Liu, de hecho, parece ser su única tabla de salvación física y emocional también.
La trama de BETTER DAYS se complicará bastante más, se volverá aún más violenta, tomará características de un policial, de un melodrama y de una historia de amor, todo eso en un combo tan efectivo como efectista en el que los personajes son delineados de maneras muy básicas y los conflictos entre unos y otros se presentan de un modo por lo menos exagerado. Nadie duda de que el bullying existe y es un problema gravísimo, pero acá se lo pinta de una manera demasiado banal, con la principal agresora transformada en una suerte de villana de película de acción.
El Oscar a mejor película extranjera –ahora llamado «internacional»– tiene como tradición considerar a películas que en otros países son claramente productos comerciales como cine de autor ya que, en cierto modo, para la mayoría de los estadounidenses cualquier cosa con subtítulos califica como «de arte». BETTER DAYS es un exponente claro de esa rara confusión. Si la misma historia –con sus diferencias específicas pero similar eje y temática– fuera contada en una película de Hollywood jamás sería tomada en cuenta en premiaciones de ningún tipo. Pero como es de una nacionalidad «exótica» cuenta como película arty. Rarezas de la industria del cine, amigos.
Nota: la película tiene sobre el final una larga serie de carteles aclaratorios –incluyendo un video grabado por Jackson Yee– en los que se explican las medidas tomadas por el gobierno chino para evitar y controlar el bullying escolar y cómo estas han funcionado desde la época en la que transcurre el film hasta hoy. Esos extensos minutos son una verdadera rareza y seguramente explican porqué no han querido mostrar tanto esta película afuera, ya que deben suponer que da una «mala imagen» del sistema escolar y hasta el policial del país.
todo iba bien hasta que se te ocurre decir sobre bullying poco probables, nunca por tu mene alcanzara a pasar el nivel de violencia que puede alcanzar un bullying extremo, creo que con esto menosprecias a las personas que lo han sufrido o lo sufren actualmente