Cannes 2021: crítica de «A Night of Knowing Nothing», de Payal Kapadia (Quincena de Realizadores)

Cannes 2021: crítica de «A Night of Knowing Nothing», de Payal Kapadia (Quincena de Realizadores)

por - cine, Críticas, Festivales
15 Jul, 2021 02:55 | Sin comentarios

Esta extraordinaria y potente mezcla de documental poético y film ensayo parte de las cartas que una mujer le envía a su novio y en las que le va contando sus experiencias durante los últimos años, tanto en lo personal como en lo social.

De las propuestas más radicales en lo formal y estético –entre otros aspectos– de las vistas en Cannes, A NIGHT OF KNOWING NOTHING representa uno de los puntos más altos cinematográficos del festival. Se trata de un diario poético que va y viene del ensayo al documento histórico y es, a la vez, un retrato de los jóvenes en India atravesando situaciones dificultosas de todo tipo, poniendo el ojo especialmente en los universitarios.

El formato del film de la realizadora Kapadia tiene un marco que, muy probablemente, pertenezca al orden de lo ficcional. A través de una serie de cartas que una mujer llamada simplemente L le escribe a su novio K en su ausencia –cartas que, aparentemente fueron encontradas en un futuro en una caja en un hostel de la universidad a la que ambos concurrían, junto a otros objetos como recortes de diarios, flores secas y tarjetas de memoria de las que supuestamente se sacaron las imágenes que vemos–, A NIGHT OF KNOWING NOTHING va contando su historia.

Mientras las imágenes en granuloso blanco y negro –y sin sonido diegético– nos van mostrando gente bailando en una fiesta, la voz en off empieza narrando la complicada historia de amor entre ambos. Como muchos saben, India es un país regido por un sistema bastante estricto de castas y los noviazgos (peor aún los casamientos) entre personas de distintos orígenes, etnias o clases sociales son muy mal vistos por cierta parte de la población. Es por eso, aparentemente, que K –perteneciente a una casta inferior– tuvo que dejar a L y regresar a su pueblo natal. Lo que veremos a continuación –siempre siguiendo el juego poético que presenta el film– son algo así como las visualizaciones de esas cartas donde ella le cuenta lo que estuvo pasando en su ausencia.

Y esas «cartas» narrarán media década de historia personal y social, yendo de lo íntimo a lo público, poniendo el eje inicial en las circunstancias que se vivieron en la universidad a la que ambos concurrían –el Film and Television Institute of India, o FTII– cuando empezaron a manifestarse los alumnos en contra de la elección de un nuevo decano (el cántico que usan, «Einsenstein, Pudovkin/We shall fight/We shall win«, merece ser editado en un disco). Siempre con imágenes trabajadas y sucias como para parecer sacadas de algún viejo cajón, Kapadia va narrando esos sucesos y de ahí va hacia similares eventos que tuvieron lugar en varias universidades de ese país, siempre ligados a marchas, manifestaciones y protestas, entre otras cosas igual o más densas.

A eso se le suman situaciones que los tocan a ambos (a quienes jamás se los ve, son claramente una construcción narrativa para «envolver» el documental) igual o más de cerca, ligadas a muchas terribles noticias acerca de crímenes relacionados a casamientos «prohibidos» entre personas de diferentes castas y otros problemas de ese orden que han afectado históricamente a ese país. Contar más entraría en la categoría de spoiler, por lo que conviene detenerse acá.

Si bien la India es un universo en sí mismo –en relación a sus etnias, idiomas, clases sociales, religiones y miles de diferencias entre las distintas regiones–, la película es bastante comprensible, ya que el contexto está lo suficientemente bien explicado por las cartas de L a K como para que sea comprendido por el espectador. La película remeda por momentos a cierto cine francés de fines de los ’60 —LA CHINOISE pasado por el filtro de las filmaciones callejeras digitales de hoy, cinema verité remixado por Chris Marker– y muchas otras películas que retratan en vivo e in situ situaciones de fuerte contenido social.

Es una película que invita a adentrarse en los últimos años de historia de ese enorme y complejo país, desde el punto de vista de estudiantes universitarios que han atravesado años complicados en lo personal/social y en lo generacional. Es un testimonio elegante, refinado y poético –pero también directo y potente cuando quiere serlo– acerca de L, de K y de un mundo que, alrededor de ellos, se va tornando cada vez más denso, dramático e irreconocible.