Cannes 2021: crítica de «Rehana», de Abdullah Mohammad Saad (Un Certain Regard)

Cannes 2021: crítica de «Rehana», de Abdullah Mohammad Saad (Un Certain Regard)

por - cine, Críticas, Festivales
07 Jul, 2021 11:22 | Sin comentarios

La historia de una profesora universitaria que se mete en problemas por no dar el brazo a torcer en algunas denuncias contra colegas y alumnos que hace es el eje de este inquietante drama de Bangladesh.

Rehana es una mujer fuerte, decidida, impetuosa. De esas que parecen estar siempre muy seguras de todo y se hacen oír dónde y cuándo sea necesario. El problema es que Rehana vive en Bangladesh, donde al fin y al cabo los que toman las decisiones son por lo general los hombres. Si bien parece ser la típica sociedad en la que, pese a las apariencias, las mujeres también tienen su poder, lo que la película contará será el choque de la protagonista con esas limitaciones. Las ajenas pero también las propias.

En una narración que arranca en media res y en la que toma un tiempo acomodarse a la situación que se vive, lo primero que nos damos cuenta es que la protagonista, que es una profesora de medicina en una universidad, debe lidiar con varias situaciones complicadas a la vez. Por un lado, descubre a una alumna copiándose y determina que hay que echarla o suspenderla. Poco después, se topa con otra alumna saliendo con lágrimas del despacho de un profesor y todo parece indicar que hubo allí una situación de abuso sexual. Y Rehana –que es viuda– tiene que lidiar también con su pequeña hija que tiene problemas en su colegio. Para la mujer, todo se vuelve demasiado.

Lo que REHANA cuenta son los esfuerzos y tozudos sacrificios de la mujer por ser escuchada en un lugar donde todo el mundo prefiere mirar para otro lado. El profesor no admite haber cometido ningún crimen –aunque ella asegura haberlo visto y la alumna en cuestión lo reconoce también, aunque a regañadientes– y además le advierte que no se meta en problemas denunciándolo. Y todos en la escuela la aconsejan mirar para otro lado, inclusive la alumna damnificada, que prefiere barrer todo bajo la alfombra. Pero Rehana no afloja, insiste y se mete en líos.

Y algo parecido sucede con su decisión de suspender a otra alumna. Su coherencia y tenacidad se choca con un ambiente en el que todos reconocen que lo mejor es hacer la vista gorda… y más si se trata de una mujer. En un momento las cosas se pondrán cada vez más pesadas y la protagonista entrará en una crisis de la que le costará salir y en la que pondrá en riesgo también la relación que tiene con la gente que sí la quiere, especialmente su simpática hija.

Si bien se trata de una película que sigue lineamientos feministas muy al uso en el cine contemporáneo, REHANA se despega de los mecanismos narrativos más habituales en el cine occidental a la hora de tratar ese tema. Cada espectador podrá decidir por sí mismo si la manera de retratar al personaje es o no justa, pero el director Saad hace de Rehana un personaje más complejo de lo que parece. Su manera de enfrentarse agresivamente con casi todo el mundo puede parecer lógica en función de sus denuncias y la resistencia a tomarlas en cuenta, pero la película la pinta también como una mujer casi testaruda que no cede jamás, aún cuando eso la enfrente con alumnos, familiares y amigos.

La sociedad bengalí puede ser muy distinta a la occidental en muchas cosas –aunque a juzgar por lo que se ve en esta película, que transcurre casi todo el tiempo en una universidad, no parece serlo tanto– y eso quizás permite entender porqué la película tiene una mirada un tanto ambigua con un personaje que, en un film occidental, sería claramente una heroína. Aquí, en ciertos aspectos, también lo es. Pero en otros –que conviene no adelantar– se revela como una persona incapaz de dar el brazo a torcer ante ninguna circunstancia. Y, convengamos, no todas las que tiene que atravesar son exactamente iguales. Y quizás querer tener siempre la razón puede terminar siendo problemático en otros aspectos.

Con su paleta de colores grises, REHANA raramente sale al exterior de los edificios universitarios y escolares que transitan los protagonistas, con sus encuentros en aulas, despachos y oficinas. Y lo que al principio se presenta un tanto confuso narrativamente –hay demasiada información que acopiar y la manera del realizador de filmar respetando casi siempre el punto de vista subjetivo de la protagonista no siempre ayuda a aclarar quién es quién en cada situación– de a poco no solo se va aclarando sino que va tomando características de un film casi de suspenso, en el que hasta las vidas de algunos de los protagonistas parecen correr peligro.

Quizás su mirada respecto al personaje –especialmente en algunos aspectos de su vida– fastidie a cierto público, ya que da la impresión que el director no puede del todo celebrar el hecho de que una mujer sea fuerte, decidida y esté dispuesta a no dar el brazo a torcer por más problemas que eso pueda causarle. Pero en términos dramáticos las experiencias de Rehana dan para crear una película rica en contrastes, ambigüedades y que deja al espectador con más preguntas que respuestas.