Cannes 2021: crítica de «The Restless», de Joachim Lafosse (Competencia)

Cannes 2021: crítica de «The Restless», de Joachim Lafosse (Competencia)

por - cine, Críticas, Festivales
16 Jul, 2021 05:14 | Sin comentarios

Este drama se centra en la relación entre un hombre que tiene un trastorno bipolar y su esposa, que intenta manejarlo durante un intenso episodio maníaco. Con Damien Bonnard y Leïla Bekhti.

La vida familiar de Damien, Leïla y su pequeño hijo Amine parece ideal. Económicamente están muy cómodos, se los nota enamorados, llenos de entusiasmo y pasión. El es artista, pinta y tiene su taller en la casa. Ella arma muebles. Reciben amigos de visita, bajan en el río y se ponen a bailar cuando suena una canción que les gusta. Pero si uno mira bien, si presta atención a algunos detalles –la hiperactividad de él, la manera en la que ella lo mira con cierto cuidado, cosa que también hace su amigo galerista y su padre– pronto se irá dando cuenta que hay algo más sucediendo ahí, cosas que ellos saben y los demás intuimos.

Enseguida el problema se hace evidente. El entusiasmo de Damien se empieza a volver compulsivo, imparable, irrefrenable. No duerme, no descansa, no para de ir de acá para allá: cocinando, jugando con su hijo, pintando y volviendo a pintar encima de lo ya pintado. Creo que la palabra no se menciona jamás en la película pero es evidente que Damien es bipolar y que está transitando un episodio maníaco que se va volviendo más y más severo. El problema está en qué puede hacer Leïla para frenarlo.

Damien, previsiblemente, no admite estar teniendo ningún tipo de episodio. No quiere que lo controlen ni lo molesten. Se siente pleno, se niega a tomar la medicación necesaria y pretende seguir así con su vida. Es obvio para todos –menos para él, quizás– que la situación se ha ido de las manos y que el hombre se ha vuelto alguien peligroso. No solo para él, sino para los demás, ya que pone en riesgo las vidas de todos con algunas cosas que hace.

Leïla claramente no tiene chances de hacer nada. Dominante, agresivo y enorme de tamaño, Damien se vuelve una especie de caballo desbocado, incontrolable. Y lo más doloroso es el miedo que Amine (Gabriel Merz Chammah), que ya es lo suficientemente grande como para darse cuenta que papá no está del todo en sus cabales, empieza a tenerle a su padre. Y los códigos y secretos que maneja con su mamá para evitarlo… si es que pueden hacerlo.

THE RESTLESS (LES INTRANQUILLES es su título en francés) seguirá la evolución de esta situación, las idas y vueltas de Damien con su enfermedad, los giros que se van produciendo en la situación matrimonial, en su mujer, en su familia y amigos. Llegará una intervención pero nada será sencillo de allí en adelante tampoco en un film que inquieta por la tensión que propone y que no termina por resolver ni por «tranquilizar» al espectador.

Damien Bonnard (LOS MISERABLES) y Leïla Bekhti (UN PROFETA) están en perfecta sintonía con sus personajes que, casualmente o no, se llaman igual que ellos. Si bien éste es, claramente, un film para el lucimiento de Bonnard (su interpretación es furibunda, de topadora), Bekhti logra transformarse en el centro emocional del relato, la persona con la que el espectador se identifica. Y la pregunta es persistente: ¿hay alguna solución para esto? ¿Se puede ayudar a una persona que tiene una enfermedad así y que no quiere que la ayuden? ¿Tiene sentido seguir peleándola como pareja, o al menos como padres?

El film de Lafosse (el realizador belga de OUR CHILDREN y AFTER LOVE, historias que también lidiaban con familias disfuncionales y densos trastornos del estado de ánimo) es una película dura, directa, un drama por momentos agobiante pero siempre fiel a la naturaleza y la lógica de la situación, a la verdad emocional de los hechos. El realizador no busca salidas sencillas –ni para un lado ni para el otro, evitando el caos total tanto como las soluciones casi mágicas– sino que plantea con honestidad una situación cuya primera posibilidad de ser encaminada pasa por la admisión del problema.

Como un drama de adicción –aunque con las características específicas de este caso, que son muy particulares–, LOS INTRANQUILOS dejará a los espectadores con una sensación similar a lo que da a entender el título. Que la realidad es frágil, inestable y la magia de una relación –de una vida– se puede quebrar en cualquier momento. Y que volver a poner las cosas más o menos en orden cuesta esfuerzo, demanda sacrificios, empatía y, sobre todo, muchísimo amor.