Estrenos online: crítica de «Zola», de Janicza Bravo

Estrenos online: crítica de «Zola», de Janicza Bravo

Esta película, inspirada en un largo hilo de Twitter publicado en 2015, se centra en las extrañas experiencias de una stripper que se embarca en un peligroso viaje a Florida con una chica que conoce en un bar. Con Taylour Paige y Riley Keough.

La primera película en realizarse a partir de una (extensa) serie de tweets, ZOLA se centra en las experiencias a lo largo de un extraño, peligroso y explosivo fin de semana de su protagonista, A’Ziah King, alias Zola. En octubre 2015, en su cuenta de Twitter @_zolarmoon, Zola escribió 148 tweets consecutivos que se volvieron tan virales que, se asegura, fueron los causantes de que la plataforma creara los llamados «hilos». Los tweets fueron tan populares, además, que el hashtag que se usaba para referirse a ellos era, simplemente, #TheStory. Y la llevaron a Zola a ser aplaudida por celebridades y a tener notas en varias revistas, algunas de las cuáles se dedicaron a investigar cuán real era lo que ella había escrito allí. Finalmente confirmaron que, en su gran mayoría, lo era.

Varios años después, ZOLA es hoy una película de la productora independiente A24 —dueña de un catálogo excelente–, dirigida por la realizadora afroamericana de LEMON, que compitió en Sundance 2020 y que ha sido estrenada el 23 de julio en cines y en VOD en los Estados Unidos. Tiene música de Mica Levi, a Riley Keough como coprotagonista y fue filmada en 16mm., con un estilo que bien podría ser una combinación del de películas como TANGERINE, de Sean Baker y SPRING BREAKERS, de Harmony Korine. Dicho de otro modo: presentación más hipster no se consigue. Y la película, al menos durante buena parte de su metraje, está a la altura de las expectativas. Es entretenida, extraña en su construcción y, por momentos, sorprendente.

La historia está un poco cambiada respecto a los tweets originales pero, en general, la esencia es la misma. El relato, como el hilo, se inicia cerca del final, cuando Zola (encarnada aquí por Taylour Paige, actriz de MA RAINEY’S BLACK BOTTOM) publicó unas selfies de ella junto a otra chica y preguntó si querían escuchar la historia que tenía para contar. «Es un poco larga pero está llena de suspenso», aclaró a los lectores de Twitter. El film viaja entonces al principio. La chica, afroamericana también, es una camarera que trabaja en un restaurante de Detroit y atiende en una mesa a una tal Stefani (Keough), una chica rubia y flaquita que responde a cierto estereotipo de white trash. Las dos comienzan a hablar y pronto queda en claro que ambas se dedican –o dedicaron– a bailar en clubs de strippers. En el caso de Stefani, quizás un poco más que eso.

El asunto se complica cuando la chica le ofrece a Zola ir hasta Tampa, Florida, a hacer lo mismo en clubes de allá y ganarse unos buenos dineros. Zola termina aceptando la invitación y se sube al auto con Stefani, su supuesto novio Derrek (Nicholas Braun, el primo Greg de SUCCESSION, haciendo aquí otro personaje en apariencia bastante tontuelo) y, al volante, un grandote afroamericano con todo el aspecto de ser algo así como su pimp (proxeneta). Y si bien a Zola el combo le resulta un tanto raro, la chica se suma al road trip ya que la promesa económica es muy buena.

Es solo el comienzo de lo que será una larga serie de desventuras que empezará a desvirtuarse, de a poco, cuando Zola se de cuenta que Stefani y su «jefe» tienen planeadas actividades un poco más fuertes que el pole dancing que ella esperaba. Básicamente, prostitución. Stefani es parte del asunto y «le pone el cuerpo», pero a Zola hay que forzarla a punta de pistola. Y la chica, bastante más avispada de lo que el jefe supone, trata de hacer su propio juego. En paralelo, Derrek se mete en problemas con gente de Tampa que terminarán siendo relevantes en la trama.

Con un guión escrito por Bravo y el autor teatral Jeremy O. Harris, ZOLA cuenta una de esas historias reales que parecen ficción, con sus raros y peligrosos giros dramáticos propios de una novela negra un tanto trash a la Elmore Leonard. Pero el interés de la realizadora no pasa tanto por el suspenso como por retratar a estas dos chicas, la extraña relación que tienen, hacer una pintura de las experiencias que Zola va viviendo cada vez más en forma de pesadilla. Para eso utiliza una banda sonora de Levi (la compositora de UNDER THE SKIN) que apuesta por la extrañeza de la experiencia más que por la tensión, además de algunos apuntes visuales (deformaciones varias) y sonoros (los constantes beeps de los notificaciones de redes sociales) curiosos. Por suerte evita el lugar común de caer en la visualización de posteos en pantalla, emojis y otros clichés del cine reciente.

ZOLA no termina de ser una gran película porque en un momento parece quedarse más en lo extravagante de la epopeya y en lo bizarro de la situación (hay, por ejemplo, un catálogo de diversos y muy variados penes en primer plano, un compilado de escenas de sexo con los tipos más extraños y alguna golpiza inquietante) que en las verdaderas emociones o tensiones reales que parece proponer la trama en sí. Ese gesto, que durante la primera mitad no molesta, se vuelve un tanto caprichoso cuando la situación se va volviendo más claramente peligrosa y el riesgo de morir en medio de algún sucio motel de ruta de Tampa se vuelve real.

Paige es un descubrimiento: la actriz compone a la perfección a esta mujer con mucha calle que, si bien se impresiona con las cosas que vive, no se amedrenta ni mucho menos. Interpretando un personaje bastante excéntrico –una experta en beboteo que no se sabe bien nunca si es o se hace–, la más experimentada Keough (de AMERICAN HONEY, UNDER THE SILVER LAKE, la serie THE GIRLFRIEND EXPERIENCE y, sí, también la nieta de Elvis Presley) va más allá del estereotipo para crear un personaje indescifrable, que nunca se sabe bien cuando miente y cuando dice la verdad. Y Braun, haciendo un papel aún más bobo que el de la serie que lo hizo famoso, funciona como el comic relief cuando las cosas se ponen pesadas.

Finalmente, ZOLA termina siendo una bastante interesante propuesta que nunca llega a ser esa gran película a la que apuesta en un principio, quedándose más en algunos de los gestos formales más extravagantes de aquella película de Korine y sin alcanzar nunca la profundidad que Baker daba a sus personajes tanto en TANGERINE como en STARLET o THE FLORIDA PROJECT, cuya historia también transcurría en ese costado de la Florida en el que seguramente nadie tendría muchas ganas de quedarse varado. Con o sin vacunas disponibles.