Festival de Toronto: crítica de «Sis dies corrents», de Neus Ballús (Contemporary World Cinema)
La realizadora catalana cuenta, con la ayuda de actores no profesionales, la complicada adaptación de un inmigrante marroquí como trabajador junto a una dupla de veteranos «fontaneros».
Presentada a concurso en el reciente festival de Locarno, la nueva película de la realizadora catalana de LA PLAGA observa, en tono de comedia social, los problemas que los inmigrantes tienen para poder ingresar en la fuerza laboral española. De una manera simple y efectiva, con actores no profesionales, Ballús pone su atención en las experiencias de Moha (Mohamed Mellali), un joven de origen marroquí que está buscando trabajo y se da cuenta que no muchos quieren contratarlo. El que termina haciéndolo, a la fuerza, por presión y necesidad, es Valero (Valero Escolar), ya que su colega Pep (Pep Sarrà) está por jubilarse y no vendría mal tener nuevos y jóvenes operarios en su recorrido, casa por casa, como «fontaneros». Esto es: lidiando con problemas de plomería, electricidad y otros varios.
Estando a prueba y sin saber catalán (estudia, pero le falta todavía), Moha trata de aprender y trabajar con estos dos más tradicionales y conservadores sujetos a los que mucho no les convence tenerlo en sus filas, especialmente al más claramente agresivo Valero. Las mecánicas grupales se van desarrollando y modificándose en función de los encuentros –raras situaciones con extraños vecinos, fundamentalmente– que van teniendo en su trabajo a lo largo de los seis días que se relatan aquí. Y, a la vez, Ballús también da un espacio para la relación entre Moha y otros miembros de la comunidad marroquí que miran un poco torcido a sus nuevos jefes y al deseo de su amigo de trabajar para ellos.
Ballús –que es hija de un plomero y se basó en anécdotas para crear algunas de las situaciones que aquí se narran– utiliza un tono liviano, cómico por momentos y un tanto más serio en otros, para una película que intenta mostrar una serie de conflictos sociales en relación a la inmigración en Cataluña y, es de suponer, también en toda España. Entre el realismo y el costumbrismo, la película se mueve en una zona accesible para el espectador, tratando que sus conflictos y sus personajes sean fácilmente reconocibles.
Cercana al tono que maneja Ken Loach en algunas de sus películas de las últimas décadas –y usando actores no profesionales que hacen versiones de sí mismos–, SEIS DIAS CORRIENTES (THE ODD-JOB MEN, algo así como «los que hacen changas», es el título que recibió en inglés y con el que se exhibe en Toronto) fluye con naturalidad y gracia. Y si bien no profundiza demasiado en sus conflictos y tensiones, las pone en la discusión de manera tal que puedan ser entendidas y aceptadas por el público.
Los mejores momentos de SIS DIES CORRENTS son los humorísticos, ligados a confusiones, situaciones y personajes que el trío se topa en su recorrido. En las experiencias que van atravesando allí, unos y otros aprenden a conocerse y a entender un poco más las circunstancias de los demás, las cuestiones que explican algunas de sus actitudes. Esto de ponerse en el lugar del otro para entenderlo puede parecer una lección sencilla y de manual, pero es sorprendentemente efectiva, especialmente en estos tensos tiempos que corren.