Festival de Toronto: crítica de «Tres pisos», de Nanni Moretti (Special Presentations)
Este melodrama del realizador italiano, que compitió en el Festival de Cannes, sigue las complicadas vidas de tres familias que viven en el mismo edificio romano a lo largo de una década.
Las relaciones entre cinéfilos y realizadores pasan por todo tipo de etapas. Y acaso una de las más difíciles es la aceptación de que ciertos directores de los que supimos ser fanáticos y admiradores de su obra, nos han dejado de interesar y ya hace rato hacen cosas que no nos movilizan. O, en el peor de los casos, que nos parecen directamente malas. No me refiero a un simple tropezón (hasta los mejores hacen una mala película, o dos, cada tanto) sino a la sensación de que ya no encontramos ahí lo que en un momento nos fascinó. Un caso famoso, para mí, es el de Wim Wenders, un cineasta con dos décadas de películas extraordinarias que luego se fue a pique. TRES PISOS parece confirmar que Nanni Moretti ha entrado en un camino parecido. Ya no parece un accidente, alguna mala película de ocasión. Acá parece quedar claro que ya es un recorrido concreto y descendiente.
Quizás haya momentos en MI MADRE, HABEMUS PAPA o EL CAIMAN que puedan rescatarse, pero cualquiera puede darse cuenta que ese cineasta está lejos de ser el de CARO DIARIO, APRILE y hasta LA HABITACION DEL HIJO, película que funcionó muy bien y que acaso le hizo pensar que debería dirigir su carrera por el lado del melodrama. En TRES PISOS, adaptada de una novela del israelí Eshkol Nevo, Moretti vuelve a ese género para contar tres historias que se desarrollan en paralelo, casi sin cruzarse, a lo largo de diez años y que protagonizan los vecinos de tres departamentos distintos de un elegante edificio romano.
Todo empieza en la más accidentada de las noches posibles. Mientras la muy embarazada Monica (Alba Rohrwacher) sale a la calle a buscar un auto que la lleve a parir, Andrea (Alessandro Sperduti), el hijo adolescente de sus vecinos Dora (Margherita Buy) y Vittorio (Moretti), viene borracho al volante, se lleva puesta a una señora y termina chocando su auto en la casa de Lucio (Riccardo Scamarcio) y Sara (Elena Lietti), otros vecinos del mismo edificio, y destrozando su portón.
Ese será el disparador de varios eventos que se extenderán a lo largo de una década. El díscolo Andrea quiere evitar ir a la cárcel pero su padre Vittorio es un juez muy recto y dice que, habiendo matado a una mujer, es lo mínimo que corresponde. Mamá Dora quiere ayudarlo –como buena mamma–, pero el chico se pone violento con ellos y todo se complica cada vez más. En paralelo, Monica es madre pero su marido Giorgio (Adriano Giannini) no aparece mucho en su vida. El que sí aparecerá luego es su cuñado, Roberto (Stefano Dionisi), que la mira a la Monica con intenciones no muy fraternales.
Pero la historia que más tiempo ocupará a Moretti empezará después, cuando Lucio y Sara dejen a su hija pequeña al cuidado de unos vecinos ancianos, sin advertir del todo que el muy mayor Renato (Paolo Graziosi) tiene algunos problemas de memoria, quizás hasta demencia senil. Un día Renato desaparece con la niña y Lucio, al encontrarlos en medio de un bosque, empieza a tener sospechas que el anciano pudo haber abusado de la pequeña. No parece ser el caso, pero Lucio está obsesionado con que algo pasó ahí. Para conseguir alguna confesión o información de los abuelos, el tipo no tiene mejor idea que aceptar los avances sexuales de su nieta, Charlotte (Denise Tantucci), que lo mira con lascivia adolescente. Sí, suponen bien: la chica es menor de edad.
La película saltará primero cinco años y luego otros cinco mientras seguirá los acontecimientos de estas tres (o cuatro) familias, ninguno de las cuales parece mejorar sino todo lo contrario. La historia del hijo en la cárcel y la difícil relación que tiene con sus padres será la que seguirá el camino más convencional y esperable de todas. Uno podría suponer que si la película se hubiera centrado solo en esa trama podría resultar un tanto más interesante. Pero lamentablemente no es así.
El problema principal pasa por las otras dos subtramas. La de la mujer disputada entre su marido y su cuñado, de hecho, parece haber sido reducida a su mínima expresión, ya que casi desaparece del film, como si Moretti se hubiera aburrido a media película de contarla. Y de la otra mejor ni hablar. Es tan improbable, éticamente irresponsable (quizás Moretti quiso escaparle a la «corrección política» pero le salió mal) y psicológicamente absurda que duele solo recordar que uno acaba de ver eso de parte de un realizador que admira. Todo allí es malísimo.
Con el estilo melodramático que Moretti usa cuando se aleja del tono sarcástico de sus otras películas, TRES PISOS acumula situaciones absurdas, diálogos poco creíbles y apenas algunas actuaciones (la de Margherita Buy, fundamentalmente) logran sostener la mínima credibilidad de la propuesta. Jamás aparecen las emociones de sus otros filmes de tono parecido, no hay ningún apunte que sirva para contextualizar lo que sucede dentro de un marco social o político, y formalmente la película se apoya en el estilo más bien conservador que usa el realizador de PALOMBELLA ROSSA en sus films más tradicionales. Es floja, muy floja, TRE PIANI, por momentos da cierta vergüenza ajena. Y es muy difícil rescatar algo de toda la propuesta.
Reproduzco mi comentario en el portal «otros cines» para manifestar respetuosmanete mis diferencias con la crítica de esta película.
Desde hace un par de décadas, a partir del intenso drama familiar que fue LA HABITACIÓN DEL HIJO(2001), el director Nanni Moretti transita un camino que no cualquiera puede atravesar.
Después de películas como EL CAIMÁN (2006), HABEMUS PAPAM(2011) Y MIA MADRE (2015) que integran el universo de 9-10 puntos, decide .filmar esta tragicomedia que retrata la vida en un edificio que es violentada a partir que un auto se estrella en su frente de vidrio y destruye parte de un hogar.
Por la película desfilan personajes fuertes e intensos como el matrimonio que conforma un juez (Nanni Moretti) y su esposa Dora (la extraordinaria actriz Margherita Buy) padres del conductor del automóvil que desata una tragedia, un hombre llamado Lucio (Ricardo Scarmarcio) que vive con su mujer Sara (Elena Tienti) y sospechade manera obsesiva que un vecino abusa de su hija de 7 años, además de una mujer llamada Mónica(la muy buena actriz Alba Rohrwacer) que cría en soledad a una bebé recién nacida, batallando con un pasado familiar de locura.
A medida que avanza la película atrapa al espectador a lo largo de casi dos horas de proyección.
No se trata de una película del Moretti del siglo XX filmaba películas esencialmente políticas sino de una sucesión de historias filmadas con el registro de la tragicomedia italiana aunque con un entramado de relaciones familiares que lo acerca más al cine de Bergman.
Una excelente película que seguramente estará en el decálogo de las mejores del año (9/10)