Festivales: crítica de «Piedra noche», de Iván Fund (Venecia)

Festivales: crítica de «Piedra noche», de Iván Fund (Venecia)

por - cine, Críticas, Festivales
06 Sep, 2021 10:11 | Sin comentarios

La nueva película del realizador argentino de «Vendrán lluvias suaves» se presenta en la Giornate degli Autori del festival italiano. Protagonizada por Mara Bestelli, Marcelo Subiotto, Maricel Alvarez y Alfredo Castro es un drama familiar que juega en los límites entre la realidad y la fantasía.

Una historia de dolor, de trauma y de fantasía, PIEDRA NOCHE se ubica en un universo relativamente similar al de VENDRAN LLUVIAS SUAVES, la anterior película de Iván Fund, solo que el abordaje está más virado al mundo de los adultos. Pero tanto aquella como ésta son películas que abrazan un mundo y un imaginario infantiles, una conexión que no por conocida deja de ser tocante y emotiva.

Si bien la cultura popular está cada vez más infantilizada o bien se dirige a un público adulto en eterna adolescencia, los protagonistas de PIEDRA NOCHE habitan otros espacios. Cuando comienza el film, el aire melancólico que acompaña las primeras escenas afectuosas, de cariño y comprensión entre Bruno (Marcelo Subiotto) y su hijo Denis (Jeremías Kuharo), mientras conversan sobre videojuegos de «kaijus» y se meten en el mar (la película fue filmada, principalmente, en la zona de Las Gaviotas, en la Costa Atlántica) dejan entrever que no todo es tan idílico como parece. Y muy pronto notaremos que es un flashback: que ese tiempo de felicidad familiar terminó para siempre.

No sabemos exactamente qué sucedió pero la actualidad es muy distinta. Bruno y su esposa Greta (Mara Bestelli) han vuelto a la casa de la playa pero el niño ya no está allí, tras una tragedia que iremos descubriendo de a poco. El problema es que Bruno no parece admitirlo ni superarlo. De algún modo sigue envuelto en el pasado, creyendo que Denis sigue con ellos (lo ve, le habla, de alguna manera trata de conectarse con él), no aceptando lo que sucedió.

Para ayudarlos a salir de la dolorosa situación en la que viven, Greta invita a Sina (Maricel Álvarez) a que viaje allí a darle una mano para desarmar esa casa y a lidiar con la complicada situación en la que vive con un marido, que está atrapado en un estado de trauma permanente, distante, desentendido de lo que pasa a su alrededor. Paralelamente, el film mostrará a Genaro (Alfredo Castro), vendedor de la casa en cuestión –un bello chalet frente a la playa que todo aquel que haya vacacionado por la zona seguramente haya visto–, que se une al cuarteto de adultos protagonista, con sus propios asuntos.

A partir de un guión original de Santiago Loza (quien codirigió LOS LABIOS con Fund), la historia le suma un elemento, si se quiere, fantástico, de corte casi spielberguiano. Hay una plataforma abandonada en el mar que, tras hacer daño al medio ambiente y acabar con los peces de la zona, hoy la quieren usar como atractivo turístico del pueblo (que tiene el muy cinematográfico nombre de Linda Bay) a partir de una leyenda que dice que hay una especie de «criatura marina» que la ronda. Y, de algún modo, realidad y fantasía se combinarán para sumar su parte dentro del trauma familiar.

Con un guión que va dando a conocer sus elementos de manera sutil, de a poco, PIEDRA NOCHE combina lo que sería un drama familiar adulto –una historia de trauma y recuperación– con otro, uno que está habitado por criaturas fantásticas, propias del imaginario japonés de kaijus y otros monstruos marinos. Es Bruno –en su frágil estado, que Greta en principio no comprende– el que funciona como conector entre ambos mundos y el que posibilita que una película aparentemente realista viaje hacia mundos imaginarios en los que quizás sea más fácil atravesar las más dolorosas tormentas. El dolor persiste, no se irá nunca, pero poder dar algún tipo de cierre –aunque sea fantástico– siempre ayuda.