Estrenos: crítica de «Hoy se arregla el mundo», de Ariel Winograd

Estrenos: crítica de «Hoy se arregla el mundo», de Ariel Winograd

por - cine, Críticas, Estrenos
11 Ene, 2022 05:06 | Sin comentarios

Esta comedia del director de «El robo del siglo» y «Mamá se fue de viaje» se centra en las idas y vueltas de la relación entre un padre y su hijo tras la muerte de su madre. Con Leonardo Sbaraglia, Benjamín Otero y Natalia Oreiro.

El Griego no sabe a qué escuela va su hijo Benito, lo ve cada tanto y, cuando está con él, lo ignora casi por completo. La lista de sus defectos como padre podría seguir –no tiene un cuarto en su casa para él y no es por falta de dinero, no sabe cuáles comidas le gustan y cuáles no, le da el celular para sacárselo de encima y así– pero la idea es clara de entrada, apenas comienza HOY SE ARREGLA EL MUNDO. El tipo vive pendiente de su trabajo y pocas cosas le importan además de eso. Es el creador y productor de un programa que se llama como la película, que ya tiene varios años en el aire, y que consiste en enfrentar entre sí a personas que tienen algún conflicto familiar, doméstico. Se trata de problemas y enfrentamientos inventados y guionados –buena parte del humor al principio de la película viene de tratar de encontrar situaciones de ese tipo para poner en el show–, pero al Griego lo único que le importa es que sean creíbles y que se vean. Lo necesita. El programa no viene muy bien de rating y sobrevuela la amenaza de que volará del aire o lo cambiarán a algún horario imposible.

Todo cambia para el hombre –David es su nombre pero nadie lo llama así– cuando una noche se topa con dos acontecimientos brutales, demoledores. Mientras cena en un restaurant con su ex esposa (Natalia Oreiro, cuya breve pero incandescente presencia dejará a todos con ganas de más) para resolver algunos asuntos familiares, ella se enoja con él por su desinterés absoluto por la vida de su hijo y le deja entrever la posibilidad de que él no sea su padre biológico. Tras una discusión, la mujer sale visiblemente molesta a la calle, es atropellada por un auto y muere (sí, es una comedia) en el acto. Y la vida le cambiará a padre e hijo por completo, aunque al principio no quieran admitirlo. De hecho, con tal de no tener que hacerse cargo de Benito, el Griego se hará un análisis de ADN, descubrirá que no es realmente su hijo biológico y tendrá ahí una excusa para sacárselo de encima. El problema es que el chico, al enterarse de tamaña noticia, querrá descubrir quién es su verdadero padre. Y le pedirá que lo ayude a buscarlo. Y el tipo, con tal de deshacerse del problema, lo hará. No imagina que la búsqueda no solo no será fácil sino que lo cambiará por completo.

HOY SE ARREGLA EL MUNDO sigue la línea de algunas de las anteriores películas de Winograd (como SIN HIJOS o MAMA SE FUE DE VIAJE, que bien podría ser el título de ésta) en la que personajes masculinos deben lidiar con sus hijos como si fuesen un «incordio», un problema a resolver, un asunto para el que estos tipos o bien no están preparados o han decidido dejar a un costado para ocuparse de otras cosas: trabajo, mujeres, dinero. El del Griego (una muy buena actuación de Leonardo Sbaraglia, que debería claramente hacer más comedias) es un caso extremo. En la escena previa al accidente de su ex, ella le cuenta que se llevará a su hijo a vivir a España y a él, básicamente, le resbala el asunto. Tampoco parece tener amigos –tiende a cenar solo en un restaurante japonés en el que tiene canje– y ni siquiera se lo tragan demasiado los que trabajan en su programa. Es un hombre que vive en su propia nube pero a la vez sabe que su carrera va en claro camino descendente.

A su modo, el pequeño Benito tiene también dificultades de comunicación, de aprendizaje y de comportamiento. Aún antes de la muerte de su madre, el chico ya necesitaba una coach para sus materias (la comediante Charo López, en un personaje que irá creciendo con el correr de los minutos) y tiene una actitud un poco áspera y casi cínica con las cosas, claras formas de tapar una angustia con la que no puede lidiar. «¿Vos creés que tenés problemas? Yo de un día para el otro me quedé sin papá y sin mamá«, le dirá a su padre, a quien llama Griego también y al que siempre tiene maneras lúcidas de confrontar y poner contra la pared. La investigación de ambos los llevará a visitar a potenciales padres (allí aparecerán estrellas invitadas como Diego Peretti, Gerardo Romano y Gabriel Corrado, entre otros) pero, más que nada, a descubrir que tienen más cosas en común de las que creen.

La película –que no llega a ser una road movie pero bien podría serlo, a la manera de LUNA DE PAPEL, del recientemente fallecido Peter Bogdanovich– se apoya mucho en diálogos ácidos y situaciones de enredos cómicos. A Winograd le funcionan mejor los intercambios verbales y el humor que surge de ellos que los pasos de comedia físicos. Es que la química entre los dos personajes pasa por su incapacidad –por distintos motivos– de hacerse cargo de lo que les pasa y funcionan irritándose mutuamente todo el tiempo. Y lo mismo pasa con el Griego y casi todas las personas que se cruzan en su camino, de quienes siempre intenta sacar algún tipo de provecho o beneficio. De a poco, muy de a poco, uno sentirá que los personajes se acercan entre sí y eso ayuda a que la película nunca se vuelva en exceso sentimental. Cuando la emoción llegue será un momento muy breve, apenas una expresión en el rostro de Sbaraglia, que dirá mucho más que cualquier discurso.

HOY SE ARREGLA EL MUNDO no siempre funciona del todo bien, se extiende bastante más de lo necesario (son casi dos horas) y por momentos se la siente perdida en su propio recorrido, forzada a dar vueltas sobre lo mismo o a generar cambios injustificados en las actitudes de los personajes. Pero aún con esos problemas –o con el hecho de que existe en una Argentina habitada exclusivamente por gente de clase media alta y en escenarios que parecen sacados de un suburbio estadounidense–, la película avanza con cierta gracia, fundamentalmente en función del gran talento cómico de Sbaraglia, algunos muy bien utilizados momentos del chico Benjamín Otero y una trama que deja entrever las dificultades, inconsistencias, complejidades y hasta la negrura que rodea la relación padre-hijo y la vida familiar. Una simpática película sobre segundas oportunidades.