Series: crítica de «The Book of Boba Fett», de Jon Favreau y Dave Filoni (Disney+)

Series: crítica de «The Book of Boba Fett», de Jon Favreau y Dave Filoni (Disney+)

Fallida y rara en su estructura, con un personaje protagónico no del todo logrado, la nueva serie de la saga «Star Wars» solo mejoró cuando llamó a los viejos conocidos.

Si bien la gente de Lucasfilm parecía haber domado la criatura llamada STAR WARS gracias al éxito de THE MANDALORIAN, todo parece indicar que la factoría sigue un poco enredada, desprolija, sin tener muy en claro su funcionamiento. THE BOOK OF BOBA FETT es la prueba de esas dos tendencias encontradas. Una, la del festejado regreso al clasicismo que apareció en la serie protagonizada por Pedro Pascal con la que esta se conecta. Y otra, la de la inconsistencia y la aparente improvisación, como si nadie supiera bien cuál es el camino que la saga debe recorrer en su versión para streaming. En THE MANDALORIAN aquella frase de «this is the way» servía también para hablar del proyecto en general, pero si uno la quiere usar aquí tendría que agregarle un signo de pregunta.

Con una extraña duración de siete episodios, la serie (TODO SPOILERS DE AQUI EN ADELANTE) se puede dividir en dos claras partes. Los primeros cuatro sirvieron para plantear, de manera lenta, pausada y sin grandes urgencias, la nueva realidad de Boba Fett –acompañado por Fennec Shand, personaje que parecía más interesante de lo que terminó siendo– como líder de Mos Espa, lugar en el que no es del todo bien recibido por los poderosos y los que controlan el tráfico del potente «spice». A la vez, la serie dedicó casi el mismo tiempo que al presente de Boba a revisar, reconstruir y repasar su pasado a través de una serie de flashbacks que fueron contando qué pasó con el personaje desde que fue dado por casi muerto años antes del comienzo de la acción hasta llegar aquí.

Y cuando todo parecía ir encaminado hacia el previsible enfrentamiento de fuerzas, en el quinto episodio Favreau y Filoni pivotearon bruscamente para recuperar e incluir a Mando/Din Djarin en la trama, primero, y luego sumar a buena parte de la nueva y vieja mitología de STAR WARS al incluir a Baby Yoda/Grogu, Luke Skywalker, Ahsoka Tano, Cobb Vanth, Cad Bane y compañía. Seguramente formó parte un plan, pero viendo la manera en la que la trama giró bruscamente da la impresión que los creadores se quedaron sin ideas para desarrollar con el personaje de Boba Fett y decidieron volver a los éxitos probados. Eso sí, en el último episodio juntaron a las dos partes y tuvieron el gran momento de western de la serie, con el esperable, funcional pero efectivo enfrentamiento entre el ahora un tanto más extendido equipo de Fett con los esbirros del llamado Pyke Syndicate.

Pero más allá de los detalles específicos que pueden ser reveladores para los especialistas en detalles de la saga STAR WARS, EL LIBRO DE BOBA FETT raramente logró la conexión con los espectadores que había alcanzado THE MANDALORIAN, algo que se nota no solo en su poca repercusión en redes sino también en la falta de emoción y entusiasmo que acompañaron a los acontecimientos narrativos. Cuando, en el episodio 5 y 6, regresan los protagonistas de la serie anterior, lo primero que uno nota es esa diferencia. ¿Manotazo de ahogado para salvar una serie en problemas? Difícil pensar que ese giro se hizo con la producción ya encaminada. Casi da la impresión que se dieron cuenta que Boba como personaje no daba para tanto ya durante la escritura del guión y ahí mismo decidieron cambiar el eje. Y si bien uno puede decir que la serie levanta en esos últimos tres episodios es inevitable sentirlo como una trampa, como si se rompiera el contrato tácito con el espectador.

Así y todo se trata de una serie con varios buenos momentos a lo largo de casi todos sus episodios. Y al sostenerse el universo visual y las referencias a los géneros tradicionales de Hollywood (el último, dirigido por el especialista Robert Rodríguez, es un western clásico combinado con una película de monstruos tipo GODZILLA o KING KONG) uno puede pensar que solo fue un traspié pasajero, quizás generado por un personaje que no tenía tanto para dar como se pensaba o un actor poco carismático como es Temuera Morrison, al menos para un papel que terminó siendo bastante más «blando» y humano de lo que se imaginaba. Si alguna duda quedaba al respecto, la reaparición de Mando lo probó. Algún problema debe haber si uno conecta más con un hombre al que no se le ve la cara que con uno al que sí.