Estrenos online: crítica de «Aguas profundas», de Adrian Lyne (Amazon Prime Video)

Estrenos online: crítica de «Aguas profundas», de Adrian Lyne (Amazon Prime Video)

Ben Affleck y Ana de Armas protagonizan este thriller erótico que marca el regreso al cine del director de «Atracción fatal» y «Propuesta indecente» después de dos décadas de ausencia. Estreno de Amazon Prime Video.

Muchos de ustedes no habían nacido todavía, pero en los años ’80 y ’90 existían dos cosas que hoy parecían desaparecidas en el cine: el thriller erótico y Adrian Lyne. El realizador encadenó una década de grandes éxitos dentro de ese género que arrancó con 9 SEMANAS Y MEDIA y continuó con films como ATRACCION FATAL, PROPUESTA INDECENTE y hasta una remake de LOLITA. Las tres primeras fueron enormes éxitos de público y motivaron decenas de artículos sobre sus respectivos temas, personajes y situaciones.

Pero en este siglo, el thriller erótico (salvo excepciones como 50 SOMBRAS DE GREY, que viene de un éxito literario previo) desapareció del mapa. Cambios culturales mediante y la decisión creativa de parte más que nada de Hollywood de que ese tipo de films no ayudaban en nada respecto a la llamada «cosificación» femenina fueron borrando del mapa a esos thrillers en los que el cuerpo, el sexo y el deseo eran motivadores de perturbaciones psicológicas y situaciones de suspenso.

AGUAS PROFUNDAS marca el regreso de Lyne al género y al cine, ya que el director que hoy tiene 81 años no filmaba desde INFIDELIDAD, del 2002. Y si no fuera porque esta última película se basa en una conocida novela de Patricia Highsmith de 1957 que ya fue llevada al cine anteriormente (en Francia, por Michell Deville y con Isabelle Huppert y Jean-Louis Trintignant como protagonistas), bien podría llamarse igual. Ya que, vueltas más o vueltas menos, se trata de lo mismo.

Lo que es curioso aquí –y lo que predispone a una recepción un tanto complicada de su trama– es que las reglas del juego existentes entre el matrimonio Van Allen no quedan muy claras. Vic (Ben Affleck, a quien otra vez su cara poco expresiva le sirve en lo que respecta al suspenso) es un hombre que se hizo millonario al vender un chip que se usa en tecnología militar y ya no trabaja, dedicándose a su hija, a ir de fiesta en fiesta y a lidiar con su particular esposa.

Ella es Melinda (Ana de Armas) y es una mujer joven a la que le gusta beber y andar con otros hombres. No a escondidas ni mucho menos. Lo hace adelante de su marido, en público y en las fiestas a las que todo el tiempo van (parecen vivir en una especie de country club en el que nadie nunca trabaja) juntos, pero separados. ¿Tienen un arreglo de pareja abierta? ¿Ella lo está provocando para que reaccione? ¿Conviven pero de hecho están separados? ¿El tolera lo que ella hace porque no quiere lidiar con un divorcio?

No queda claro en esta versión (en la novela sí) y ese es el riesgoso juego que corre Lyne, ya que durante buena parte de AGUAS PROFUNDAS uno se pregunta qué clase de extrañas criaturas son sus protagonistas. Lo cierto es que Vic puede parecer relajado ante los demás frente a los flirteos, besos e intimidades varias de su mujer con otros hombres, pero quizás en el fondo no sea tan así. De hecho, se sospecha que la desaparición de un tal Martin McRae –uno de esos «amigos» de su esposa– en realidad no es tal. Se dice que Vic lo asesinó.

Y todo parece indicar que el hombre hará lo mismo con los que vienen después. A lo largo de AGUAS PROFUNDAS, Melinda irá pasando de un tipo a otro casi a razón de uno distinto por semana y Vic se encargará, no demasiado discretamente, de amenazarlos. ¿Va en serio o es pura postura? Nunca queda muy claro si Melinda está furiosa con su manera de sacárselos de encima (por momentos parece que sí), si lo odia, si le teme o si, en el fondo, le gusta que lo haga y todos sus affaires buscan en realidad sacar algo de pasión en un hombre frío que parece no despeinarse nunca con nada.

La película irá creciendo en tensión y suspenso en tanto Melinda sume amantes (Brendan C. Miller, Jacob Elordi de EUPHORIA o Finn Wittrock, entre otros) y las cosas se pongan más violentas. Un vecino periodista (Tracy Letts) empezará a investigar convencido de que Vic es realmente un asesino mientras que la «comunidad fiestera» mira en realidad a ella, por su desparpajo sexual, con más desconfianza que a él, que tiene todas las características de un buen hombre de familia y se ocupa casi solo de la simpática niña que ella parece apenas tolerar.

Todo es un poco más complejo y, a la vez, no lo es en este thriller con guión de Sam (EUFORIA) Levinson y Zach Helm. Lyne es bueno para crear tensión y armar una narración ágil y llevadera pero la complejidad psicológica (al menos a nivel Highsmith) no es lo suyo. Sobre el final habrá algo más de claridad respecto a qué es lo que cada uno quiere del otro, pero quizás sea tarde para explicar la extravagante secuencia de hechos que estuvimos viendo durante casi dos horas.

Y en términos de «thriller erótico» hay que decir que lejos está AGUAS PROFUNDAS de lo que fueron las propias películas de Lyne en los ’80 y ’90 (y ni hablar de las de Paul Verhoeven). Es cierto que el panorama cinematográfico actual es tan puritano que solo verla a Ana de Armas hacer ciertos movimientos corporales parece casi pornográfico, pero en realidad en otros tiempos una película así no escandalizaría a nadie. Ahora imagino que tampoco.

Entretenida y elusiva a la vez, simpática por momentos e incomprensible en otros, es el tipo de película que suelen hacer mejor los europeos, ya que allí se maneja un mayor grado de ambigüedad con respecto a ciertos temas, en especial los ligados al deseo y sus contradicciones. DEEP WATER mezcla una situación y personajes enigmáticos con un mundo, como el estadounidense de estas épocas políticamente correctas, que quiere que las cosas sean claras y que tengan etiquetas y categorías precisas. Pero la sexualidad nunca las tiene del todo. Y el deseo tiene recorridos insondables.