Series: crítica de «El bebé», de Siân Robins-Grace y Lucy Gaymer (HBO Max)
Una mujer que no quiere tener hijos se topa con un bebé que, literalmente, le cae del cielo y le hace la vida imposible en esta negrísima comedia británica que estrena HBO Max.
El título, convengamos, no invita a ilusionarse demasiado. Pero de a poco, THE BABY empieza a mostrar sus oscuras intenciones, su macabro sentido del humor. La apertura nos muestra, en un tono de comedia negra que se sostiene a lo largo de sus ocho breves episodios, una mujer que está al parecer tan harta de su bebé que se tira por un barranco con seguro destino de muerte, sin que la policía pueda evitarlo. Y detrás de ella va, apresurado, su bebé. Los policías intentan detenerlo, pero ya verán lo que pasa con él.
Allí, la serie desvía su atención para contar la historia de Tash (Michelle de Swarte), una mujer británica afrodescendiente que no quiere tener hijos más allá que en su círculo de amigas no se habla de otra cosa, incluyendo a su hermana que quiere adoptar uno. Fastidiada con que el único tema sean las nuevas tecnologías para calmar a los niños en las reuniones o asuntos por el estilo, Tash termina peleándose con todas ellas y yéndose a pasar unos días sola a una casa en la playa.
Y es ahí que la escena inicial se conecta con ella. ¿Cómo? Bueno, en una película de horror, humor y fantasía como esta, el bebé que se caía por el barranco termina en sus brazos. Horrorizada, la mujer no sabe qué hacer. Quiere abandonarlo a su suerte y escapar, pero no puede. El chico la manipula, no la deja. De a poco, empezaremos a notar que no es una criatura del todo normal. No solo porque llora de una manera bestial todo el tiempo sino porque, digamos, muchas cosas terribles suceden alrededor suyo.
Aparecerán más personajes (una mujer madura que vive adentro de un auto y que siempre está rondando al niño), además de los familiares de Tash (la hermana lesbiana que ama a los niños y la abandónica madre de ambas) y conoceremos algunas oscuras y brutales historias del pasado de los protagonistas. De a poco EL BEBE empezará a convertirse en una película de horror en tono cómico sobre las vidas que se van destruyendo –psicológica pero también literalmente– alrededor de un bebé que parece destinado a hacerle la vida imposible a todo aquel con que se cruza. No por nada la mujer del inicio prefirió lanzarse al vacío antes que tener que seguir soportándolo.
La metáfora es obvia: la maternidad es complicada. Pero la serie va más allá de eso e intenta trazar una genealogía de malas maternidades y paternidades, entendiendo que hay una cadena rota que viene desde hace mucho y que no es fácil de recomponer. Sí, bebés como el protagonista pueden ser causantes de espanto y terror, pero la brutalidad que parece ser parte de sus cromosomas es una herencia de desamor y desinterés que parece transmitirse de generación en generación. ¿Habrá forma de cambiar eso?
La serie va aún más lejos y se burla también de aquellos que intentan mejorar la relación con los chicos problemáticos con mecanismos, técnicas y modalidades un tanto más «hippies». Una de las secuencias más brutalmente divertidas de la serie –que incluye a un grupo de ese tipo– es ver cómo responden los niños problemáticos (el protagonista no es el único) ante tratamientos comprensivos, holísticos y supuestamente amorosos hechos desde instituciones. Si no hay amor verdadero, parecen decir tanto el bebé como los otros chicos y la propia serie, el problema no se solucionará nunca.
No todo funciona en EL BEBE. Hay momentos, situaciones y personajes que no conducen a nada. Y algunas bromas se quedan en la superficie. Pero la idea del bebé que va destrozando todo lo que lo rodea en busca de afecto y cariño tiene fuertes repercusiones. Y Tash es la que, finalmente, cae en la cuenta de que cuanto más quiere sacárselo de encima más complica su situación. A tal punto es así que el chico solo parece calmarse con su tía, la que quiere adoptar y que tiene evidentemente a la maternidad como prioridad número uno. Será una comedia negra un tanto absurda, pero a su manera THE BABY se hace cargo de un tema complicado con el que pocos se atreven a lidiar.