Cannes 2022: crítica de «Stars at Noon», de Claire Denis (Competencia)

Cannes 2022: crítica de «Stars at Noon», de Claire Denis (Competencia)

por - cine, Críticas, Festivales
25 May, 2022 09:29 | 1 comentario

Este fallida película de aventuras, romance y corrupción política de la directora francesa se centra en las desventuras de una periodista estadounidense en Nicaragu

La tentación de hacer una película en América Latina suele ser muy fuerte para directores europeos, asiáticos y estadounidenses. Pero son pocos los casos en los que salen bien parados de la experiencia. Uno creía que Claire Denis podía hacerlo. No solo por su innegable talento sino porque ha filmado muchas películas en países del Tercer Mundo que lidian con las consecuencias de la colonización europea y lo ha hecho muy bien. Este no sería uno de esos casos.

Denis elige Nicaragua para narrar su curiosa historia acerca de las desventuras de Trish, una periodista estadounidense –encarnada por Margaret Qualley, la actriz de MAID— que se ha quedado varada en ese país tras hacer algunas notas. No queda claro hace cuánto tiempo está allí pero da la impresión que la pandemia la agarró en el medio y no pudo salir. Su editor (un breve cameo vía zoom de John C. Reilly) ya no quiere sus notas ni la ayuda a regresar, el dinero se devalúa constantemente y a la chica no le queda otra opción que dedicarse a la prostitución por 50 dólares en un motel bastante destruido de un barrio complicado.

En un lugar corrupto en el que se anuncian inminentes elecciones pero todo parece indicar que las cuestiones políticas se arreglan por otro lado, Trish conoce a Daniel (Joe Alwyn), un británico que se aloja en un hotel de lujo. Entre intentos de seducción, prostitución y viajes a los mercados de la ciudad en la que siempre parece llover, los dos van construyendo una historia de amor regada por alcohol y las locuras que propone la desprejuiciada (y usualmente borracha) Trish.

Pero a Daniel –un ejecutivo de una empresa petrolera inglesa, o eso dice– lo empiezan a perseguir agentes de indefinida procedencia, que pueden ser de la policía de Costa Rica. Y allí STARS AT NOON se convierte en una versión pandémica, limitada en presupuesto, en apariencia bastante improvisada y caótica de esas películas de «periodista en peligro viajando por el Tercer Mundo» que fueron toda una moda en los años ’80. De hecho, la novela homónima en la que se basa es de 1984.

Acá habrá fugas, más sexo, militares latinoamericanos corruptos, taxistas que se aprovechan de los turistas, agentes encubiertos de alguna agencia con siglas sospechosas (una tardía y a esa altura bienvenida aparición de Benny Safdie) y mucho español gritado e inglés tortuoso y diálogos imposibles en una secuencia de eventos que bordean la parodia de sí mismos. Por momentos, la película se parece más a BANANAS, de Woody Allen, que a cualquiera de esos thrillers tercermundistas progres de los ’80. Pero sin intenciones satíricas o eso es lo que uno cree.

Muy pocas cosas funcionan en la que es, encima, la segunda película de Denis en competir en Cannes tras más de 30 años de carrera (la anterior había sido su opera prima, CHOCOLAT). La música de Tindersticks se siente completamente fuera de lugar (especialmente en una escena en el que un DJ local pasa una canción de ellos en un bar), los diálogos son pobrísimos, la intriga político-económica es risible y la historia de amor no le anda muy atrás. Algunas escenas en bares nocturnos, de sexo o en la intimidad funcionan un poco mejor porque nadie habla demasiado y visualmente la película es un tanto más generosa que cuando alguien abre la boca.

Y el otro punto valioso (por omisión de los demás también) es que Denis se hace cargo de la pandemia de una manera que casi ninguna otra película vista aquí lo hace. La historia se desarrolla igual que en el original, pero hay barbijos, PCRs, problemas en el movimiento fronterizo y otros detalles que logran dar la impresión que, por más que la trama exista en una Nicaragua poco realista, el mundo real se mete en la ficción. Pero es muy poco para una cineasta que no venía haciendo grandes trabajos pero que baja un escalón más (bah, un par de escalones) con este fallido intento de película de aventuras, romance y política en Centroamérica.