Estrenos online: crítica de «Jerry & Marge Go Large», de David Frankel (Paramount+)

Estrenos online: crítica de «Jerry & Marge Go Large», de David Frankel (Paramount+)

Esta comedia protagonizada por Bryan Cranston y Annette Bening se centra en el caso real de un hombre que descubrió un truco para vencer a la lotería. En Paramount+.

La historia de Jerry Selbee es una de esas que merecen ser contadas, las que parecen armadas para ser largos artículos periodísticos (lo fue, pueden encontrarlo aquí, en inglés), de esos que luego son llevados al cine o convertidos en series. JERRY & MARGE GO LARGE es exactamente eso: la adaptación de una curiosa historia real transformada en una medianamente simpática y bastante sentimental película sobre segundas oportunidades en la vida.

Bryan Cranston, en un rol muy alejado al de BREAKING BAD en el tono aunque no en lo central, interpreta a Jerry, un empleado de la empresa Kellogg’s que es jubilado un tanto forzosamente tras 42 años de trabajo allí. El amable pero un tanto reservado y distante hombre lleva casi medio siglo casado con Marge (una muy simpática y relajada Annette Benning) y al jubilarse no sabe bien qué hacer, en qué usar su tiempo libre. Ni siquiera los regalos e ideas de actividades que les proponen sus hijos y familiares parecen ayudarlo mucho.

Pero Jerry tiene un talento especial para las matemáticas, uno que le sirvió para su trabajo aunque lo desconectó siempre un poco de la vida real y de los problemas de su familia, fundamentalmente por el modo obsesivo que siempre tuvo de vivir pensando en números, patrones y combinaciones. Pero eso, de golpe, se convierte en una oportunidad. El tipo descubre que un juego de lotería (esos que consisten en adivinar la mayor cantidad de números posibles sobre seis que salen) puede ser «vencido» mediante un sistema que la película, lamentablemente, jamás explica del todo bien.

En resumen, el secreto consiste en jugar muchas boletas (miles), invirtiendo una buena cantidad de tiempo y dinero para hacerlo. Eso –por una falla en la propia lógica del juego– siempre daría ganancias. Y cuanto más se juega, obviamente, más dinero se gana. Eso, que empieza como un secreto, moviliza primero a su mujer, que se engancha en la legal aventura de pasarse días imprimiendo y revisando tickets. El negocio luego se extiende a buena parte del pequeño pueblo de Illinois en el que viven, ya que muchos quieren ser parte del «emprendimiento», y la pareja entiende que ese dinero bastante seguro puede ayudar a la comunidad en general. 

La historia, que por momentos recuerda a la de PUNCH DRUNK LOVE, de Paul Thomas Anderson, está tratada de un modo amable, excesivamente light, apostando por el lado de la comedia familiar y sin profundizar demasiado en nada. Es un caso real de un jubilado que ganó mucho dinero gracias a su habilidad y talento que se ha convertido en una historia acerca de reparaciones humanas, familiares y especialmente de pareja. Si algo cuenta JERRY & MARGE… es eso: cómo este juego millonario sirvió más que nada para reencauzar una pareja un tanto desconectada y sanar a una familia.

La película es vaga en muchos otros aspectos, no solo en los formales (a Frankel, director de comedias como EL DIABLO VISTE A LA MODA y MARLEY Y YO no se le escapa ninguna convención o cliché) sino también en los específicos del juego en sí y en varios personajes secundarios que aparecerán en la historia, tanto sus hijos como otros que intentarán hacer más difícil el aparente éxito del sistema ideado por Jerry. Rainn Wilson (THE OFFICE), como en extravagante dueño del local en el que la pareja imprime sus tickets y Larry Gilmore (THE DAILY SHOW), en el rol del viudo contador de la pareja, apenas se destacan. Michael McKean, en cambio, pasa totalmente desapercibido.

Con un guión un poco más abierto a grises y contradicciones además de personajes un tanto más complejos, JERRY AND MARGE… podría haber sido una mejor película, también centrada en los problemas de un padre cuya obsesión por los números y las abstracciones lo desconectan del mundo que lo rodea pero no tan naive como lo es esta. Así como está, se trata de una comedia menor, simpática pero un tanto prefabricada, acerca de un hombre bueno al que el dinero convierte, curiosamente, en mejor persona.