Estrenos online: crítica de «Not Okay», de Quinn Shephard (Star+)
Esta inteligente comedia satiriza los excesos de las redes sociales al contar la historia de una joven que miente al decir que ha sobrevivido a un atentado terrorista para llamar la atención y ganar seguidores. Con Zoey Deutch y Dylan O’Brien. Estreno del 29 de julio en Star+.
En un inteligente aunque arriesgado tono que satiriza pero a la vez se toma en serio el mundo que describe, NOT OKAY puede ser vista como una comedia acerca de una chica que llegó demasiado lejos con el objetivo de llamar la atención en las redes sociales, pero también como un cuento acerca de los peligros de esa necesidad de ser el centro de las miradas. El segundo film de Shephard –actriz y directora de 27 años que debutó en 2017 con la premiada BLAME–, deja claro de entrada que el plan de la protagonista fracasó y que hoy es objeto de burla, escarnio y cancelación online. Y a lo largo de la película intentará contarnos quién es ella y cómo llegó a ser una persona «más odiada que Hitler», según comentan unos influencers en el compilado de maltratos que vemos que recibe.
Danni Sanders (Zoey Deutch, cada vez más parecida a su madre, la actriz de VOLVER AL FUTURO, Lea Thompson) es un fotógrafa que trabaja en un medio llamado Depravity (tipo BuzzFeed) y que quiere hacer periodismo. Pero las notas sobre traumas personales que ofrece no hacen más que reflejar lo que algunos dan por llamar white people’s problems: tonterías de chica privilegiada que no tienen ningún interés para quienes viven en el mundo real. Su editora no le presta atención, sus compañeros cool pasan de ella y Danni tampoco consigue que su más admirado compañero de oficina, un influencer drogón llamado Colin (Dylan O’Brien, lookeado a lo Pete Davidson), se acuerde siquiera de su nombre.
Pero una tarde, tras fumar más marihuana de la que está acostumbrada, Danni tiene una idea que cree genial: sacarse fotos en su barrio de Bushwick (zona de moda en Brooklyn pero que ella considera «poca cosa») y luego photoshopearlas como para parecer que fueron tomadas durante un viaje en París, donde ella «está» siendo parte de un codiciado y exclusivo «retiro para escritores». Su conocimiento del tema fotográfico le permite hacer y subir a redes decenas de fotos parisinas –todas con un look que exagera los clichés de esa ciudad, tipo EMILY IN PARIS— e ir consiguiendo más y más seguidores gracias a que Colin la empieza a seguir y a recomendar.
Pero pasa algo inesperado: en París hay una serie de atentados terroristas (una «broma» un tanto pesada, convengamos, en función de los hechos reales que allí sucedieron) y a ella no se le ocurre mejor idea que hacerse pasar por una sobreviviente de uno de ellos, en el Arco de Triunfo. «Regresa» de París como una heroína, en la revista le dan hasta una oficina, los que la ignoraban la escuchan atentos y pronto escribe un texto llamado «I Am Not Okay» que la convierte en una celebridad online por la manera en la que habla de reconocer fragilidades, miedos y buscar ayuda, con hashtag masivo (#IAmNotOkay) y todo. No solo eso sino que se hace muy amiga de una chica llamada Rowan (Mia Isaac), una verdadera sobreviviente de un atentado escolar. Y esa conexión es la que empieza a generarle dudas y conflictos internos a la protagonista.
Shephard observa muy inteligentemente las limitaciones y los miedos que hacen que una chica como Danni termine enredada en esa necesidad de llamar la atención de cualquier modo. Y su protagonista logra ser, a la vez, impresentable y entendible. Uno seguramente no compartirá sus decisiones y trampas, pero comprende de dónde vienen, qué inseguridades personales las provocan. A través de ella, NOT OKAY va parodiando buena parte del universo performático que rodea a las redes sociales, donde para muchos es más importante parecer que otra cosa. Y ese «parecer» o «hacerse pasar por» no solo está ligado a cuestiones banales como la fama, el dinero o los viajes sino también con temas más serios como el compromiso social y político o a la exposición pública del dolor.
El choque de estilos que hay entre Danni y Rowan lo deja en claro. La segunda atraviesa un trauma real mientras que la primera, por su deseo de que la quieran y que le presten atención, se inventa un trauma que jamás tuvo. Y lo curioso es que ella –una joven blanca– consigue más prensa y notoriedad que su joven y políticamente comprometida «compañera». A partir de esa relación, NOT OKAY empieza a tomarse más en serio a sí misma, pero logra llegar a cerrar el arco narrativo de una manera inteligente y sin caer en forzados finales felices. En el fondo, cierra Shephard, los conflictos internos de Danni son secundarios. Y la atención –del espectador y de la película– debería pasar por lo que les sucede a personas como Rowan.