Series: crítica de «Apariencias», de Verónica West (Apple TV+)

Series: crítica de «Apariencias», de Verónica West (Apple TV+)

Esta serie de suspenso se centra en Sophie, una mujer británica que vive en San Francisco y que no recuerda nada de su pasado previo a un aparente intento de suicidio. Con Gugu Mbatha-Raw y Oliver Jackson-Cohen. Estrena Apple TV+ el viernes 29 de julio.

La premisa de la amnesia ha dado para todo tipo de películas y géneros. Es, claramente, un recurso fantástico para que los guionistas puedan introducir todo tipo de trucos y trampas narrativas. Y las series, con su potencial desarrollo en el tiempo, parecen ideales para jugar con este tipo de propuestas, como lo probó la reciente SHINING GIRLS, también de Apple TV+. A diferencia de las películas, el problema es que sostener la credibilidad de la trama a lo largo de varios episodios (ocho, en este caso) y en el curso de un par de meses (Apple estrena sus productos con el clásico formato semanal) se hace bastante más complicado y requiere de una calibración de información –entre muchas otras cosas– muy precisa y delicada. Trabajo en lo que APARIENCIAS no termina de ser convincente.

En un San Francisco que trae inmediatas reminiscencias hitchcockianas –si bien buena parte de la serie se filmó en Vancouver, Canadá–, SURFACE/APARIENCIAS nos introduce con el hecho consumado. Sophie (la muy buena actriz británica Gugu Mbatha-Raw, de THE MORNING SHOW, BLACK MIRROR y la reciente y estéticamente bastante similar serie THE GIRL BEFORE) es una elegante, refinada y económicamente muy acomodada mujer que ha perdido la memoria tras un aparente intento de suicidio tirándose al agua desde un barco. Ha sobrevivido pero no recuerda nada de su pasado. Su marido, James (un esforzado Oliver Jackson-Cohen), la cuida, la protege pero también parece estar vigilándola, tratando de controlar sus movimientos. Y lo mismo hace su mejor amiga Caroline (Ari Graynor) y hasta la psicóloga (Marianne Jean-Baptiste) que, curiosamente, parece más preocupada en que olvide su vida previa que en que trate de recordarla. ¿A qué se deberá todo eso?

Queda claro rápidamente que no le están diciendo toda la verdad. Las primeras sospechas aparecen cuando Sophie se topa con un hombre que parece seguirla y con el que, se revela pronto, estaba teniendo un affaire amoroso antes del hecho. Thomas (Stephan James) dice ser un policía que estaba investigando a su marido y tratando de descifrar algún tipo de secreto cuando se inició ese romance, pero también es evidente que algo oculta. En un mundo lleno de secretos y mentiras, las más misteriosas en realidad son las que Sophie menos conoce: las que ella misma oculta. ¿Y si ella era una persona muy diferente e irreconocible a la que es hoy? ¿Si no es exactamente quién le dicen que es?

Esto es solo el principio de un largo hilo que se irá tirando hasta el límite de lo posible a lo largo de esta primera temporada de una serie que no tiene un final del todo concluyente sino que deja la puerta más que abierta a continuar. APARIENCIAS se propone como un thriller de intrigas en el cual Sophie tiene que tratar de descubrir si le están mintiendo o no respecto al pasado, tanto en los hechos concretos como respecto a su propia historia. Sin acceso a su email o a su historial telefónico (uno de los forzados recursos que se usan en la serie y que son insostenibles desde el mero «no recuerdo mi contraseña»), Sophie tiene que reconstruir su pasado con piezas sueltas e ir tratando de entender su rol en una serie de asuntos que pasan del triángulo amoroso a manejos económicos millonarios en los que su marido pudo o no estar involucrado. Y acaso ella también.

La repetitiva y fría puesta en escena y tono de la serie no ayudan demasiado a conectar con los personajes. Es un mundo gélido y elegante, filmado con la distante sobriedad de una publicidad de whisky, en el cual es muy difícil hacer pie. Si a eso se le suma que la trama recién parece ponerse en marcha al cuarto episodio, se hace un poco complejo seguir adelante con la propuesta. Es cierto que en su segunda mitad aparecen algunos apuntes de guión interesantes y quizás inesperados, pero para llegar a eso hay que tenerle paciencia y querer seguir adelante con un grupo de personajes que, salvo la protagonista, son entre desagradables y poco interesantes, por no decir bastante obvios y subrayados en sus características.

LO QUE SIGUE PUEDE ENTRAR EN EL TERRENO DE LOS SPOILERS

Uno de los problemas de APARIENCIAS no tiene que ver con la serie en sí sino con el, digamos, clima cultural que rodea la producción de ficción en general y que, en mi opinión, dificulta la creación de suspenso real. Más allá de que uno entienda y hasta algún punto comparta las intenciones «bienpensantes» de los guionistas, cuando uno ve personajes de variadas razas, géneros y elecciones sexuales en una película o una serie rápidamente asume que los hombres blancos, heterosexuales y económicamente acomodados tienen muchísimas más posibilidades de ser culpables (los «villanos», digamos) que los personajes femeninos, afroamericanos, no heterosexuales o de clases sociales medias o bajas. Y esa «corrección política» imperante impide la creación de un verdadero suspenso.

Aún siendo malo para adivinar cómo se resuelven casos de este tipo, un espectador atento al mundo que lo rodea rápidamente sabe que tiene que descartar muchas opciones con las que los guionistas intentan jugar y engañarlo. Si de pronto las sospechas recaen en un personaje afroamericano, lo más probable es que no sea el culpable. Y si la cuestión es entre una mujer y un hombre, uno ya sabe que él tiene todas las chances de ser el villano por más que las evidencias apunten a ella. Y si la mujer es, como en este caso, afrodescendiente, ni hablar. Tengo la impresión que los primeros guionistas y productores que se animen a quebrar este actual tabú tienen una ventaja inmensa sobre los demás. Y no sería este el caso.

FIN DE ZONA DE POTENCIALES SPOILERS

Es así que, si bien SURFACE tiene preparadas algunas sorpresas narrativas para sus últimos episodios, no terminarán de modificar ni quebrar del todo las presunciones que uno maneja casi de entrada solo con observar el mundo que se le presenta. Uno puede no saber exactamente el cómo, pero el quién (o quiénes) es bastante previsible desde el comienzo. Y la serie no es lo suficientemente rica en matices ni en personajes –ni tiene mucha relación con el mundo real– como para que uno invierta casi ocho horas de su tiempo en definir ese cómo. La amnesia puede ser un punto de partida intrigante para una serie, pero la realidad le impone limitaciones a esa pérdida de memoria que terminan afectando el resultado artístico. No solo de esta serie, sino de casi cualquier otra.