Series: reseña de «Los anarquistas: Episodio 1», de Todd Schramke (HBO Max)

Series: reseña de «Los anarquistas: Episodio 1», de Todd Schramke (HBO Max)

Esta serie documental de seis episodios se centra en los problemas y contradicciones entre los miembros de una comunidad «anarco-capitalista» que funciona en Acapulco, México.

Ciertas definiciones y terminologías –especialmente las ligadas al campo político– se han vuelto cada vez más confusas e indefinibles. Una de ellas es la palabra «libertario». Otra, «anarquista». Depende el historial de cada uno con estos términos y filosofías que significarán cosas bastante distintas ahora de lo que significaban, tal vez, un siglo atrás. LOS ANARQUISTAS, de alguna manera, es una serie sobre esa confusión idiomática o hasta filosófica en una época en la que los contenidos de los conceptos parecen significar lo que cada uno quiere que signifiquen.

La serie de Schramke puede conectarse con otras que se centran en cultos, grupos o eventos que empezaron de un modo utópico para luego ir, por lo menos, complicándose. A lo largo del primer episodio de los seis que tiene (y que se estrenan a razón de uno por domingo en HBO), THE ANARCHIST va mostrando la parte todavía «idealizada» de esta comunidad de anarquistas que empieza a reunirse anualmente –y algunos quedándose a vivir todo el tiempo– en Acapulco, México. Se trata de uno de esos micro-fenómenos que se estimulan a través de las redes sociales y que se conoce como Anarchapulco. Es claro desde el principio que la parte idealista y romántica del asunto irá complicándose, pero para eso todavía falta un poco.

El protagonista principal de la serie, al menos hasta ahora, es Jeff Berwick, el fundador de este evento, un enterpreneur de internet que se hartó del asunto cuando la burbuja online explotó en la primera década de los 2000. En crisis por lo que sucedió, vendió todas sus posesiones, se quedó con un barco y se fue a recorrer el mundo. Según sus palabras, la mitad del tiempo se la pasó de fiesta en fiesta y la otra mitad leyendo sobre la historia del anarquismo, lo que derivó en una pequeña industria: blog, podcast, canales de YouTube y Facebook, y hasta un grupo importante de seguidores, algunos de los cuales decidieron acompañarlo en un nuevo «proyecto»: Anacharpulco, una convención anual en Acapulco de anarquistas, libertarios y otros «objetores de conciencia» del sistema –especialmente el impositivo– de los Estados Unidos.

Narrado en primera persona por el realizador –que se incorporó a este grupo desde el comienzo de su existencia, allá por 2015, con genuino y juvenil interés en las propuestas–, LOS ANARQUISTAS intenta ir mostrando cómo ese evento fue convirtiéndose para algunos en una revolución personal que implicó dejar los Estados Unidos con sus familias y abandonar todas las «restricciones» existentes en ese país (el «unschooling» o no enviar a los hijos a la escuela es un eje central del movimiento, algo que pronto derivará en furor contra las vacunas) para vivir una supuesta vida anarquista en una ciudad como Acapulco que venía de unos densos años de violencia narco.

De a poco, sin embargo, se irá viendo que no todos han tomado el concepto de anarquía del mismo modo. Están los que se acercan a él de modo filosófico y académico (hay videos de Ayn Rand explicando sus influyentes ideas), otros de modo socio-cultural (en su mayoría squatters y artistas que eligen vivir al margen del sistema formal), los que básicamente no quieren pagar impuestos y aquellos que entienden que una conferencia anarquista en Acapulco no es otra cosa que un pasaje a un spring break para adultos. Y si a eso se le suma la aparición del bitcoin, de los problemas personales entre distintos miembros (con sus distintas ideas e intenciones) y de la situación política local, está todo armado para lo que parece ser una gran debacle.

La serie se irá centrando en algunos de los personajes que conforman el grupo central de esta movida, todos ellos instalados en Acapulco para hacer de la «anarquía» su forma de vida. Ya de entrada los comentarios de un joven mexicano dueño de un restaurante vegano da a entender que, más que conectarse con la comunidad local, la mayoría de ellos parecía vivir en su cerrado universo, sin siquiera aprender castellano. La excepción es una pareja de jóvenes de aspecto más hippie (se definen como agoristas en viejas entrevistas) que se hacen llamar Lily y John, quienes llegan allí escapando de una condena por posesión de marihuana. En paralelo, vemos a Nathan y Lisa Freeman, una pareja con hijos que se hace cargo de organizar el evento ya que el tal Berwick parece estar más capacitado para las fiestas que para cualquier otra cosa. Ellos parecen representar, a su manera, el lado más empresarial –anarcocapitalista– del evento. No es del todo casual, de hecho, que muchos de los disertantes de Anarchapulco salgan a menudo en Fox News y otros medios representativos de la derecha estadounidense.

Faltan cinco episodios más por recorrer pero algunos de los destinos de los protagonistas se conocen porque salieron en las noticias y sus casos se hicieron públicos, aunque no los adelantaremos aquí. Lo que es interesante de seguir en una serie como esta –además de lo que pasa con cada uno de los personajes– es tratar de entender una vez más cómo se arman este tipo de fenómenos, en los que se mezclan frustrados trabajadores cansados de la rutina de ir de casa al trabajo, jóvenes anti-sistema, empresarios que prefieren funcionar al borde de lo legal y otros personajes atraídos, algoritmos mediante, por la convocatoria online. Todo esto, además, se tocará lateralmente con el fenómeno Donald Trump, que ayudó a convertir la antigua noción del «libertario» anti-sistema en algo totalmente distinto, por no decir opuesto a sus objetivos originales. Sí, todo tiene el aspecto de que terminará mal. Muy mal. Será cuestión de ver cómo…