Estrenos online: crítica de «Depredador: La presa», de Dan Trachtenberg (Star+)
Esta precuela de la saga «Depredador» transcurre en el llamado Territorio Comanche a principios del siglo XVIII y enfrenta a la criatura con una joven originaria del lugar. Estreno en Star+.
Existe todavía un estigma que –salvo excepciones, como lo que pasó durante la pandemia o el caso de Netflix, que pasa de largo de las salas– todavía tienen los estrenos de grandes estudios que van directo a sus plataformas de streaming: uno tiene la impresión que son títulos menores de esas compañías, que no están «a la altura» de otros más importantes, o que no salieron del todo bien y que por eso se estrenan directamente en formato hogareño. Quizás es algo que tenemos los que somos de la generación en la que «directo a video» era sinónimo de segunda categoría. O, aún más probablemente, se trata de una política de grandes estudios que creen que cualquier cosa que no sea una superproducción ya no merece un estreno en salas.
Esta introducción sirve para decir que, quizás por eso, DEPREDADOR: LA PRESA termina convirtiéndose en una verdadera sorpresa, un thriller violento y económico hecho con los recursos más nobles y puros del cine, un inesperado lujo en una cartelera de estrenos de acción que parecen imitarse entre sí. El film del director de AVENIDA CLOVERFIELD 10 utiliza unos pocos personajes, no muchos diálogos y algunos amplios escenarios campestres, boscosos y salvajes para crear una serie de intensas y violentas secuencias de acción que están filmadas con la kinética sabiduría de alguien que entiende cómo se construye la tensión y el suspenso. Y todo esto en algo que, técnicamente al menos, no es otra cosa que la quinta película de la saga troncal de DEPREDADOR, una que funciona además como precuela de la historia.
Homenajeando, si se quiere, a ese origen de «Clase B», Trachtenberg entiende que lo que no le sobra de presupuesto o de caras conocidas en el elenco (no hay un solo famoso, son todos actores de origen indígena, más algún que otro «francés» y el depredador en cuestión, además de algunos salvajes animales) lo tiene que reemplazar con los elementos propios del cine: movimiento, ritmo, potencia, acción, tensión. Y LA PRESA tiene todo eso a su favor.
La película transcurre en 1719 en el llamado Territorio Comanche y tiene como excluyente protagonista a Naru (Amber Midthunder), una adolescente de esa nación que quiere ser tenida en cuenta en cuestiones que allí manejan solo los hombres. Básicamente, la caza de animales. Su desafío es el rito de «kühtaamia» que involucra cazar a una criatura peligrosa que no se puede sacar de la mente. Y la chica tiene entre ceja y ceja a una que está masacrando a los animales de la zona. E intenta convencer a su hermano mayor, Taabe, un experto cazador, que no es un león ni un oso sino otra cosa.
LA PRESA hace de algún modo combinar a la criatura de la saga con cierta mística de esa comunidad, que lo puede ver como una aparición casi mágica. En realidad mucho no lo ven porque su transparencia lo hace prácticamente invisible para todos. Pero va dejando retazos de su «obra» a su paso, destrozando y despellejando todo lo que se cruza por su camino. Primero, animales. Luego, ya saben. Y Naru, que entrena y practica con su arma obsesivamente como si fuera la protagonista de una ROCKY del siglo XVIII, busca desentrañar ese misterio. Y capturar a la presa.
En paralelo la chica lidiará con el sexismo prevalente de la época, tanto dentro de su comunidad como en la de los «hombres blancos» que en un momento aparecen para meterla aún en más problemas. Lo curioso es que, en ese sentido, el Depredador parece funcionar más como un aliado de la chica que como un rival. ¿Será que la criatura está adelantada a su tiempo en esto de no ponerle etiquetas a los géneros de las personas?
LA PRESA tiene un planteo feminista y también es cuidadosa en mechar palabras en comanche en los diálogos que son mayoritariamente en inglés. De hecho, se filmó una versión hablada toda en comanche que es más para ganar puntos en la carrera de la corrección política que otra cosa, ya que no imagino muchos espectadores viendo esa versión más allá de cierta curiosidad. Pero más allá de esos gestos técnicos tribuneros, la película logra transmitir un espíritu de época, que está más cerca de títulos como EL ULTIMO DE LOS MOHICANOS que los de la propia saga en la que se inscribe.
Más allá de su presentación como película de acción, ciencia ficción y horror, en el fondo LA PRESA es un violento western revisionista narrado desde el punto de vista de los aborígenes, una brutal historia de autodefensa ante una serie de invasiones. Que vengan de una criatura tecnológicamente avanzada y de origen entre confuso e indeterminado no importa demasiado. La trama, en el fondo, no es mucho más que una excusa para que Trachtenberg y su equipo le demuestren a Hollywood que no hacen falta 200 millones de dólares ni una batería de nombres famosos para armar una muy buena película. Que basta con entender cómo funciona ese misterio arte llamado Cine.
Que alegria coincidir. Que buena película. Que fantástico sentirse totalmente metido en la historia porque la historia te mete adentro. De lo mejor del año