Festival de San Sebastián 2022: crítica de «Forever», de Frelle Petersen (Competencia)

Festival de San Sebastián 2022: crítica de «Forever», de Frelle Petersen (Competencia)

por - cine, Críticas, Festivales
18 Sep, 2022 03:18 | Sin comentarios

La muerte de un hijo adulto destroza la armonía de una familia trabajadora danesa en este perceptivo drama acerca del duelo, el dolor y la reconstrucción.

La vida cotidiana de una familia de clase trabajadora de Jutlandia del Sur, en Dinamarca, parece hecha a la medida de sus sueños. Papá Egon trabaja vendiendo café junto a su hijo mayor, su esposa Maren va de la fábrica al trabajo y la despiertan a la mañana cantándole el «feliz cumpleaños» en la cama y luego comiendo todos juntos. Lili, la hija menor, está casada y tiene el único problema aparentemente relevante de la familia: tiene problemas para quedar embarazada. Salvo eso, da la impresión que todo está bajo control en el marco de su vida cotidiana, que es armonioso y amable.

Pero Petersen, al mejor estilo Ozu, corta con la rutina familiar para mostrar mediante una larga serie de planos fijos, el cambio de las estaciones. Pasa un año, aparentemente, y nos reencontramos con la familia. Pero ya nada es lo mismo. Su hijo varón ha fallecido y todo se ha roto. Es un tipo de crisis que no implica llantos ni gritos ni emociones visibles. En el seno de esta familia danesa el dolor se esconde, se guarda en el cuerpo hasta que se vuelve insoportable.

Egon ahora habla poco y se la pasa en el patio solo, en silencio, mirando la nada. Maren intenta funcionar como si nada hubiera pasado, yendo del trabajo a casa y de casa al trabajo, con el dolor tapado en capas de negación. Y Lily está pendiente de su tratamiento para quedar embarazada, algo que se va volviendo cada vez más agobiante, frustrante y que le agrega otra capa de incomodidad al grupo familiar.

Es esta la historia de FOREVER, un drama medido, triste y doloroso acerca de la pérdida, del duelo y de la recuperación familiar. No hay zonas oscuras ni la película intenta descifrar traumas o problemas ocultos en el seno del grupo protagónico. Nada de eso, aunque parezca raro en una película danesa. Es una familia convencional que lidia con el duelo como lo haría cualquiera. Y Petersen lo cuenta con la economía de recursos –planos largos, diálogos justos y económicos, una fotografía un tanto opaca– de alguien que sabe que no hay mucho que agregarle a lo que tiene que contar que respetar los tiempos y procesos de los personajes.

El tono medio elegido, desdramatizado, puede volverse un poco en contra de la película, especialmente si se toma en cuenta sus casi dos horas de duración, generando la impresión de que uno está ante un drama sereno y logrado pero que empieza a repetirse, a estirarse demasiado, que no pasa nada demasiado relevante. Y algo problemático pasa también con algunas de las resoluciones que se eligen sobre el final, quizás demasiado sacadas del manual del psicoanálisis. Pero Petersen no tiene pretensión de originalidad y la familia de FOREVER no pretende, tampoco, ser distinta al resto. Es el paso del tiempo, finalmente, el que empieza a curar las heridas. Y esta es una película que se toma su tiempo, también, para retratar esa experiencia.