Festival de Hamburgo 2022: crítica de «Casa Susanna», de Sébastien Lifshitz

Festival de Hamburgo 2022: crítica de «Casa Susanna», de Sébastien Lifshitz

por - cine, Críticas, Festivales
11 Oct, 2022 08:52 | Sin comentarios

Este documental se centra en una casa de las afueras de Nueva York en la que, en los años ’50 y ’60, se reunían travestis y transexuales para pasar fines de semana o vacaciones.

Una historia secreta, oculta hasta para los que conocen el tema bien de cerca, la «Casa Susanna» fue redescubierta, a mediados de los 2000, a través de unas fotos encontradas en un mercado de pulgas en Nueva York. En ellas se veía a transexuales y travestis, en los años ’50 y ’60, disfrutando de una especie de paraíso campestre. Las imágenes eran inusuales y llevaron a investigar de qué se trataban esas fotos y ese lugar. Y esa investigación se convirtió primero en un libro fotográfico y ahora en un documental que intenta reconstruir que fue la CASA SUSANNA.

Ubicada en los Catskills, en el estado de Nueva York, la casa en cuestión fue una creación de Marie Tonell, la dueña de un negocio de pelucas de Manhattan y su marido, un chileno llamado Tito Arriagada que se vestía de mujer y actuaba en un club nocturno bajo el nombre de Susanna Valenti. Ambos crearon esta casa/refugio de la que se fueron enterando otros y otras transexuales y travestis. Y ese era una especie de «territorio liberado» en el que podían vestirse como querían y ser sí mismxs sin la mirada crítica o burlona de la sociedad.

Son muy pocos los que siguen vivos de la época y Lifshitz (el realizador francés de ADOLESCENTES y LITTLE GIRLS, entre otros films documentales y ficciones, todo un especialista en estas temáticas) entrevista a cuatro personas ligadas al tema de distintos modos: dos mujeres trans que estuvieron ahí, la hija de otro y el nieto de Tonell, que tiene ahora 70 años y recuerda los hechos desde su perspectiva entonces infantil. Es a través de esos testimonios y fotos que se va contando las experiencias en la casa en cuestión. Uno de los logros del film es haber llevado a los cuatro al lugar de los hechos, ver que la casa en cuestión hoy está en ruinas y entrevistarlos mientras caminan por el lugar.

Katherine, Diana, Betsy y Gregory no solo cuentan historias de lo que vivieron ahí sino que la conversación les lleva a hablar de sus vidas fuera de la casa (antes, durante y después), donde tenían que ocultar de distintos modos esa «doble vida», y de lo que pasó después, una vez que la Casa dejó de existir. Sus testimonios son por momentos dolorosos relatos de experiencias de vida que fueron difíciles pero, a la vez, para todxs, la experiencia en ese lugar fue sin dudas uno de los puntos más altos de sus vidas.

Cada historia personal tiene una perspectiva diferente –más feliz para la mayoría, más dolorosa para una de ellas– pero lo que atraviesa del film al espectador, además de los recuerdos, es conocer hoy a esas dos octogenarias (una de ellas murió este año) y escuchar sus historias de una época en la que muchos de los habitués de la casa se percibían a sí mismos como heterosexuales a los que solo les gustaba «disfrazarse de mujer» y en muchos casos iban acompañados de sus esposas. A lo largo del tiempo eso fue cambiando, pero no para todxs, lo que terminó generando situaciones y perspectivas muy distintas respecto a la experiencia. Hoy, más allá de cada situación particular, la CASA SUSANNA es vista como una suerte de paraíso perdido del que quedan ruinas pero también grandes recuerdos.