Viennale 2022: crítica de «Small, Slow but Steady», de Shô Miyake

Viennale 2022: crítica de «Small, Slow but Steady», de Shô Miyake

por - cine, Críticas, Festivales
21 Oct, 2022 11:10 | Sin comentarios

Esta película japonesa, basada en un caso real, es un retrato de una joven sordomuda que da sus primeros pasos como boxeadora profesional en medio de la pandemia del COVID-19.

Una rareza, una película muy original y creativa sobre un tema muy tratado y con muchas posibilidades de caer en sentimentales facilismos, SMALL, SLOW BUT STEADY es una película sobre boxeo inusual, que cuenta de manera calma y metódica la vida de una chica sordomuda que empieza a dedicarse al boxeo profesional a fines de 2020, en medio de la pandemia. Adaptada de un modo semi-ficcionalizado de las memorias de Keiko Ogasawara, la película de Miyake –que debutó en la sección Encounters de la última Berlinale– posee una rara belleza, que no busca necesariamente transformar al boxeo en algo poético pero que logra encontrar en el esfuerzo y en el metódico ejercicio físico una rara forma de terapia.

Yukino Kishii encarna a Keiko (cuyo apellido, en esta versión es Ogawa) con un trabajo físico notable, capaz de convencer al espectador que, al menos en los entrenamientos, tiene todo para convertirse en una boxeadora de primer nivel. Hay una serie de ejercicios entre ella y uno de sus entrenadores que, capturados en planos únicos por Miyake, son coreografías perfectas en las que un deporte tan áspero como el box parece tener la gracia de un ballet.

Keiko boxea en un viejo y pequeño gimnasio de entrenamiento, el más antiguo de Tokio, y tiene como mentor a Mr. Sasaki (Tomokazu Miura), un «viejo lobo» del gremio que se da cuenta que la chica tiene potencial. Su problema principal es que es totalmente sorda y eso, en la práctica profesional, le produce unas específicas complicaciones que hacen difícil su éxito. Pero en los entrenamientos es impecable e implacable. Si bien trabaja como camarista en un hotel, dedica su vida al box y describe sus avances y rutinas en un diario personal.

La chica vive con su hermano y la novia de él, pero la película la seguirá más que nada a lo largo de sus entrenamientos y de un par de combates que va teniendo en unos meses entre fines de 2020 e inicios de 2021 en los que transcurre la historia. La pandemia se hace presente en la trama de distintas maneras –boxean ante poco público, el gimnasio entra en crisis y para Keiko, específicamente, se le hace imposible leer los labios de las personas por los cubrebocas–, pero la historia va más allá de eso. Trata de ser un retrato de esta chica que pone toda su energía, dedicación y talento en el box, un deporte que parece ir perdiendo su carácter popular y social.

Hay algo de MILLION DOLLAR BABY en la relación que ella tiene con Sasaki y, en cierto modo, en algunos apuntes de su vida familiar (la relación con su madre, más que nada), pero narrativamente la película va por otro lado, enfocándose en los miedos, las inseguridades y los esfuerzos por superarse de Keiko –se da a entender que su enfoque en el box está ligado a haber sido víctima de bullying de pequeña– y en la manera en la que su cariñosa y solidaria relación con Sasaki la lleva a tomar algunas decisiones, digamos, no convencionales para su carrera deportiva.

Las peleas en sí son lo menos importante y están narradas, como casi todo el film, con una rara, expresiva y casi bressoniana economía de recursos visuales y un trabajo sonoro muy elaborado. Por ahí pasa buena parte del placer con el que se aprecia esta película. Hay un choque muy llamativo entre el punto de partida casi de manual de guión que tiene la película y la manera en la que Miyake pone todo eso en escena, trabajando por momentos casi en oposición al material, centrándose en las situaciones que en otras películas de este tipo quedarían afuera y dejando de lado las que un drama hollywoodense más clásico usualmente explotaría. Y esa extraña elección por el retrato sobre la peripecia es la que transforma a SMALL, SLOW BUT STEADY en una película recubierta de una curiosa nobleza y de una inesperada potencia cinematográfica.