Festival de Mar del Plata 2022: crítica de «El amor vendrá como un incendio forestal», de Laura Spiner

Festival de Mar del Plata 2022: crítica de «El amor vendrá como un incendio forestal», de Laura Spiner

por - cine, Críticas, Festivales
04 Nov, 2022 04:41 | Sin comentarios

Una chica le escribe una carta de amor secreta a un vecino y eso genera una circulación de textos y poemas románticos entre un grupo de enamoradizos jóvenes. En la Competencia Argentina.

La circulación del deseo, del amor, del afecto, del interés romántico y de la propia belleza y posibilidades poéticas de la cartas están en el centro de la película de Spiner, una suerte de lúdico juego cinematográfico que remite tanto a dramas románticos de siglos anteriores como a lo que finalmente es: una película sobre el presente. Paralelo, pero presente al fin. Uno en el que las cartas reemplazan a los emails y a los mensajes de WhatsApp, pero que muchas veces tienen un mismo objetivo.

La película es una extraña cruza de un film de Matías Piñeiro con LA VENTANA INDISCRETA, de Alfred Hitchcock, si uno quiere encontrarle algunos paralelos. Del primero toma muchas influencias, empezando por el aspecto, el modo de actuar, de hablar y de relacionarse de sus personajes, que muchas veces se expresan de un modo alejado del naturalismo, lean o no cartas. Hay, también como en las películas del director de VIOLA, una cantidad de personajes superior a la que uno puede seguir sin hacer un gran esfuerzo, algo que corona con la aparición de una pareja de mellizos. Pero en un punto uno se da cuenta que perderse en los personajes no solo no es un problema sino casi un efecto buscado, uno que hasta podría definirse de «poliamoroso».

No es eso, estrictamente al menos, lo que propone EL AMOR VENDRA… aunque claramente recorre un mundo de personajes que viven –a través de textos y cartas propias y ajenas, inventadas por sí mismos o tomadas de libros de autores conocidos– expresando sus deseos y miedos respecto al amor. Todo comienza, volviendo al clásico de Hitchcock, cuando una chica le escribe una carta de amor a un chico al que ve desde la ventana de su departamento. Es una carta sin remitente, sin intención (aparente) de que él sepa de quién viene. El joven la recibe, la contesta y de a poco empieza un juego raro de destinatarios cruzados ya que las cartas no siempre llegan a la persona que se quiere.

Eso no deriva, necesariamente, en problemas de celos y de intrigas románticas, sino en una suerte de constante cruce de mensajes escritos (a veces en las manos o brazos de los protagonistas, a veces dichos a viva voz, y hasta puestos en otros lugares un tanto insólitos) entre una media docena de chicos y chicas, algunos de los cuales se conoce entre sí y otros no. Ellos son músicos, escritores, traductores, gente que se dedica al cine y todos tratan de buscar establecer alguna conexión (romántica o no) y a la vez temen hacerlo.

Los textos que se escriben y leen suelen ser bellos, aún cuando su cantidad y constante lectura pueda llegar a hacer difícil escucharlos y prestarles su debida atención. Y por momentos el propio esquema se vuelve un tanto excesivo, al borde de la parodia de sí mismo. Pero una vez que uno se acostumbra al sistema planteado por Spiner –también guionista–, la película fluye un poco como las cartas y como el deseo de los protagonistas, sin saber muy bien donde nos dejará pero haciendo que el recorrido sea por momentos bello, gracioso y especialmente romántico, en todos los sentidos de esa palabra.

Una escena un tanto fuera de contexto en el que un filatelista habla acerca de su obsesión por unos específicos sellos postales y las imágenes cálidas del barrio porteño en el que la película está filmada (parecen zonas de Caballito pero no me atrevería a apostar), además del modo en el que la cámara de Nico Gorla captura los rostros de los jóvenes protagonistas, le otorgan un plus de interés y gracia a una película que, de otro modo, podía haberse quedado en un extraño y simpático ejercicio de estilo. En las cartas hay poesía y deseo. Y en la cámara hay cine o algo que se le parece mucho.