Festival de Mar del Plata 2022: crítica de «Lobo e Cao», de Cláudia Varejão

Festival de Mar del Plata 2022: crítica de «Lobo e Cao», de Cláudia Varejão

por - cine, Críticas, Festivales
02 Nov, 2022 10:02 | Sin comentarios

La película portuguesa se centra en dos amigos adolescentes que viven en las Islas Azores y luchan por liberarse de las tradiciones y ataduras religiosas y sexuales del lugar.

La vida en los pueblos de São Miguel –la isla más poblada de las Azores, que pertenecen a Portugal– se mueve entre las tradiciones culturales, las religiosas y el turismo que llega hasta el bellísimo aunque alejado paraje que parece estar separado de todo el mundo, «colgado» en medio del Océano Atlántico. Para muchos puede ser un lugar de ensueño pero para algunos adolescentes que viven ahí tiene algo de prisión: se parece más a Alcatraz que a un paraíso sobre la Tierra.

La película de Varejão refleja claramente el pasado de la realizadora como directora de documentales ya que durante buena parte de su metraje y casi en espíritu es un retrato de la comunidad en general y de una serie de grupos específicos dentro de ella. De a poco se van adivinando los personajes, sus conflictos y circunstancias. Y son fundamentalmente dos adolescentes en los que su película se centra, Ana y Luis, muy amigos entre ellos pero a la vez bastante distantes de ese tradicionalismo cultural y religioso del lugar.

Luis lo tiene muy claro y ya desde su vestimenta, como se peina y pinta los ojos se nota que está dispuesto a hacerse cargo de su identidad más allá de los problemas que eso le pueda generar. Su madre parece no tener problemas con su manera de vestirse –hasta lo ayuda a pintarse los ojos– pero no queda muy claro si lo «apaña» a modo de juego que cree infantil o si sabe lo que le pasa a su hijo. Puede parecer banal el comentario, pero a juzgar por muchas actitudes de los adultos del pueblo da la impresión que ninguno se da cuenta que Luis es gay. O, si lo saben, se hacen los tontos. El que obviamente mira todo de modo muy torcido es su padre. Y más aún cuando otros hombres lo cargan por el look de su hijo.

Pero la verdadera protagonista del film es Ana, una adolescente tímida y callada que pasa buena parte del tiempo con Luis y otros amigxs, y que también vive con la presión familiar de cuidar a los hermanos para luego casarse y tener hijos. Ella no lo tiene tan en claro ni lo evidencia como su amigo, pero se va volviendo obvio que la vida en el pueblo tampoco es para ella. Y será la llegada de una amiga de la familia que vive en Canadá y que llega a la isla con una hija de su edad, la que irá despertando en ella la sensación de que si quiere «liberarse» de esas ataduras y presiones quizás lo mejor sea irse de ahí. Y lo mismo le sucede a Luis.

Pero LOBO E CAO («Lobo y perro», en la traducción) es más compleja y enrarecida de lo que puede parecer por la descripción más o menos lineal de su planteo y temática. La realizadora observa ritos, costumbres, trabajos y ceremonias de este pueblo de pescadores que vive rodeado del océano y a la vez aprisionado por él y por la distancia que tienen con el resto del mundo. Están los barcos con turistas que vienen y las experiencias que eso conlleva, pero a la vez los adultos del pueblo se embarcan en procesiones y ceremonias religiosas a las que Luis tiene que ir. El las disfruta, claro, pero no de la manera (o con el estilo) que quisiera su padre.

La otra gran parte de la película se va en el mundo de Luis, de Ana y de otros amigos de algo que podríamos llamar la «pequeña comunidad queer» de la isla. Se reúnen, salen, van a fiestas y parecen poder vivir en un clima de cierta tolerancia. Pero en el fondo no es tan así y todos ellos, especialmente el más extrovertido Luis, tendrán que vivir situaciones más que incómodas. Varejão, sin embargo, tampoco quiere pintar la vida allí como algo lúgubre, violento y terrible. Se trata de un pueblo en el que la tradición y la modernidad parecen coexistir y batallar por el alma de sus habitantes. Por ahora, parece, la tradición va ganando. O al menos tiene más poder.

Ese espíritu documental que tiene la película –que se hizo con actores no profesionales y tras una larga estadía e investigación de la realizadora en el lugar– es quizás lo que más se destaca de esta inteligente propuesta. Durante gran parte de las dos horas que dura el film –cuyo estreno mundial fue en la sección Giornati degli Autori, en el Festival de Venecia– Varejão observa, mezcla a sus personajes en el mundo real y los conecta con sus familias, cada una de ellas con sus problemas específicos.

Recién promediando la película –filmada en 16mm. y en un cerrado cuadro de 1,33:1–, con la llegada de las «canadienses», LOBO E CAO comienza a tomar una dirección narrativa más clara y evidente. A partir de allí la película libera más a su protagonista y habla más directamente de las sensaciones que ella tiene y que no puede o no sabe expresar. Allí la película no solo será un coming of age sino también una sobre otro tipo de salidas, psicológicas y físicas, de lxs protagonistas.