Estrenos: crítica de «El coso», de Néstor Frenkel

Estrenos: crítica de «El coso», de Néstor Frenkel

por - cine, Críticas, Estrenos
13 Dic, 2022 02:49 | Sin comentarios

Este documental retrata a este fascinante artista que sorprendió con sus textos, sus obras de arte y con su particular filosofía artística y de vida. En el Gaumont.

Como muchos de mi generación, conocí a Federico Manuel Peralta Ramos a través del programa de televisión de Tato Bores, en algún momento de los años ’70 o principios de los ’80, cuando ya era lo suficientemente grande como para que su figura quedara grabada en mi memoria. Allí, mirando siempre hacia algún punto en el infinito –o más bien en el techo del estudio–, Federico decía/recitaba sus fascinantes y breves monólogos en una voz mecánica y extrañísima. «Como las nuevas generaciones no me conocen, ahora me dedico al rock –solía decir–. Y si vos me das un minuto de silencio te recitaré mi último rock«. Tato lo miraba de la misma manera que lo hacíamos los espectadores, como preguntándonos si el tipo era un marciano. Yo era un niño y no tenía idea qué tipo de genealogía artística se manifestaba allí, pero recuerdo que su presencia me divertía y perturbaba a la vez.

Peralta Ramos era un genio, en el sentido más amplio y abierto de la palabra. Alguien que había desarrollado una capacidad de observación sobre el mundo que expresaba mediante una mezcla de performance art, stand up, poesía, arte plástico, música y cualquier otra de esas cosas que en algún punto pasaron a considerarse arte pop. Heredero de los fundadores de Mar del Plata, con media docena de apellidos patricios que lo colocaban como miembro pleno de la aristocracia nacional, Federico era el hijo raro, el díscolo, el que se había escapado por arriba («A mí me educaron para ser boludo. Soy un papelón permanente. Un niño mal de familia bien. Mi tatarabuelo fundó Mar del Plata, que después yo troqué, para actualizar la familia, por Mal de Plata«, dice otro de sus poemas), buscando conectarse con verdades universales de una manera personal e inimitable.

Este documental de Frenkel recupera su vida y sus hechos artísticos (llamarlo «carrera» suena fuera de lugar) sin una intención de aplicarle una precisa cronología sino basándose en sus escritos, sus monólogos y el profuso anecdotario que conservan amigos, colegas y familiares. EL COSO –parte del título de una de sus canciones, porque el hombre hacía también bonitas y extravagantes canciones– sirve para dar a conocer a un personaje que fue parte de una época pero a la vez se anticipó a ella, la persona como personaje: expresión pura, arte del momento, la vida como obra. De haber existido las redes sociales entonces, él hubiera sido el rey de todas ellas.

Usando la voz de Damián Dreizik (que tiene, si se quiere, un registro relativamente similar al de Peralta Ramos sin siquiera intentar imitarlo) para leer algunos de sus textos, otros leídos por el propio «homenajeado», además de las anécdotas, lecturas, muestras y presentaciones públicas y en programas de televisión (varias de ellas en el mencionado de Tato Bores), EL COSO va armando un retrato de esta figura excéntrica, fascinante y algo inasible del multidisciplinario artista y «pirado profesional» que fue Federico.

Todos los entrevistados, muchos amigos suyos de aquellas épocas, mantienen ese tono zumbón y humorístico que caracterizaba al personaje, sin volverse excesivamente solemnes ni serios a la hora de recordarlo sino, por el contrario, abriendo las puertas a entender un poco más el mundo en el que se movía y al que influía, especialmente en las épocas del Instituto Di Tella, cuando la zona de la Galería del Este y el Florida Garden eran el centro de la bohemia hipster porteña.

Hay anécdotas increíbles como la que cuenta lo que hizo con el dinero que ganó la Beca Guggenheim y textos suyos –muchos de ellos escritos sobre papel y presentados como cuadros– que son fascinantes desde esa aparente simpleza humorística que revela una enorme profundidad conceptual. ¿Qué es el arte? –se pregunta en uno de ellos–. El arte es transmisión de vida. El arte es hacerse cargo del dolor y de la alegría de una época. El arte es caminar por la calle con vos. El arte es andar con plata en el bolsillo. El arte es dar vida metafísica a un mundo superfísico. El arte es emerger de un viejo desorden y construir un nuevo orden. El arte es hacer reír y pensar a la gente. El arte es tener talento para vivir una vida maravillosa.»

Eso. No hace falta más.


Cine Gaumont, CABA: del jueves 15 al miércoles 21, a las 13, 16.45 y 20.35