Estrenos online: crítica de «Emancipation», de Antoine Fuqua (Apple TV+)

Estrenos online: crítica de «Emancipation», de Antoine Fuqua (Apple TV+)

Este drama centrado en un esclavo que trata de escaparse hacia la libertad tiene como protagonista a Will Smith en otra actuación que podría catapultarlo al Oscar. Estreno: 9 de noviembre por Apple TV+.

Ambiciosa combinación entre 12 AÑOS DE ESCLAVITUD y EL RENACIDO, la película que puede darle a Will Smith otro premio Oscar un año después de aquel ya célebre escándalo, es el clásico título «de prestigio» que suele aparecer para la temporada de premios: una historia que combina relato de aventuras, persecución, guerra civil y un violento drama sobre la brutalidad de la esclavitud en pleno conflicto entre el sur y el norte de los Estados Unidos, en 1863. Dirigida por el prolífico realizador de DIA DE ENTRENAMIENTO, REY ARTURO y la saga THE EQUALIZER –entre muchas otras, en una filmografía más que variada y que incluye series, documentales, videoclips y varias películas de acción clase B–, EMANCIPATION intenta combinar la épica histórica con el más brutal entretenimiento, todo eso envuelto por una capa de solemnidad ligada al tema que trata.

EMANCIPATION tiene un curioso origen. Se basa en un personaje real, pero su historia es ficticia. El punto de partida, de hecho, es una foto, la de un esclavo visiblemente torturado y lleno de marcas, llagas y cicatrices en la espalda, imagen que recorrió los Estados Unidos y que sirvió en su momento para dar a conocer la brutalidad de la esclavitud. Y el guión se basa en algunos datos conocidos de su vida y otros que fueron inventados para la ocasión y que tienen más que ver con el tipo de relato de aventuras, cruento y bestial, que el proyecto buscaba. Presentada en un desaturado tono que va y viene del blanco y negro a algo parecido al sepia con crecientes destellos de color –la paleta va cambiando a lo largo de la película pero no de una manera necesariamente lógica–, la película de Fuqua tiene una media hora inicial tan brutal que pondrá al espectador en el desafío de continuar o no viendo una reconstrucción que por momentos parece imitar la virulencia y la crueldad del hecho real.

Peter (Will Smith, casi irreconocible por el maquillaje, el pelo, la barba y el acento creole) es un esclavo de origen haitiano, muy religioso, que vive en una plantación de Louisiana con su mujer y sus cuatro hijos. Corre el año 1863 y el ejército del norte, el «de Lincoln» como le dicen ahí, está llegando al sur del país con la intención de liberar a los esclavos. Pero ni Peter ni su familia lo saben y los dueños de las plantaciones lo guardan en secreto para evitar cualquier problema, rebelión o intento de fuga. Al hombre lo vienen a buscar, de entrada, para ir a ayudar al ejército del sur en la construcción del ferrocarril, separándolo de su familia y brutalizándolo de inmediato.

Una vez en el campamento militar –vigilado por Jim, un repulsivo cazador de esclavos interpretado por Ben Foster–, Peter y otros en similar situación a la suya son maltratados constantemente en una serie de escenas que bien parecen transcurrir en el mismísimo infierno. Durante ese primer y desagradable tercio de la película, EMANCIPATION lidia con un problema habitual en este tipo de películas: el conflicto entre la aparente necesidad de mostrar los horrores de la esclavitud para dar a conocer cómo se vivía en esa situación y el problema de terminar replicándolos, aún en supuestos términos artísticos. Fosas masivas, cabezas cortadas, torturas de todo tipo y brutales tratos son moneda corriente en una etapa del relato que, por suerte, a la media hora de los 130 minutos que dura la película termina.

¿Cómo? Con la huida de Peter y de muchos de los esclavos apostados allí. Al enterarse de casualidad que el ejército de Lincoln está cerca, los hombres arman un improvisado motín e intentan escaparse con el objetivo de llegar hasta donde ellos están. La mayoría perecerá en el intento, pero la película sigue a Peter y a unos pocos más que lo acompañan y que logran, al menos al principio, burlar la persecución de Jim, sus esbirros y sus perros, gracias al ingenio y al conocimiento de Peter de los peligrosos pantanos que rodean toda la zona. Y de ahí en adelante la película se volverá una chase movie en la que el tema de la esclavitud pasará a segundo plano y que se manejará mucho más cerca de los códigos del cine de acción y aventuras.

Pese al prestigio que implica el tipo de película y del lustroso trabajo en todos los detalles de la producción –desde vestuarios a maquillajes pasando por la dirección de arte, el sonido y la citada fotografía manipulada al extremo–, Fuqua no abandona nunca su músculo narrativo más comercial, filmando las escenas de acción como si fueran las de un thriller contemporáneo. Usando innecesarios drones que sobrevuelan constantemente la zona y algunas escenas propias de una película de aventuras mucho más convencional (hasta hay una pelea mano a mano de Peter con un cocodrilo), el realizador parece querer combatir desde su instinto cinematográfico el peso y la gravedad de la historia que cuenta.

En principio, la de intentar sacar a la película de caer en la solemnidad más absoluta parece una decisión inteligente, pero Fuqua no es lo suficientemente consistente al respecto, como puede serlo Quentin Tarantino en DJANGO SIN CADENAS. Y no sólo porque, más temprano que tarde, cae en esa misma solemnidad de la que pretende escapar –la película tendrá una intensa y confusa secuencia bélica más adelante, musicalizada con sobredosis de épica–, sino porque sus recursos para salir de esa pomposidad tampoco son demasiado buenos. Al cuarto o quinto uso de drones sobrevolando la zona de fuga o de combate uno se pregunta cuando vendrán los Navy SEALS al rescate con los helicópteros. ¿A quién se le pudo haber ocurrido una idea como esa, propia de «Call of Duty», en una película sobre una fuga de esclavos en 1863? No tengo respuestas.

Smith hace un esfuerzo de composición constante, en general logrado, al interpretar a un hombre con la mirada fija en su objetivo (escapar y volver con su familia) y con talentos propios de un MacGyver para resolver la mayoría de los problemas con los que se encuentra en su fuga, sean los citados pantanos con sus cocodrilos, u otros personajes, animales y situaciones con los que se encontrará en su recorrido y que no conviene adelantar. Brutal, implacable y, finalmente, un tanto agotadora, EMANCIPATION coquetea demasiado con ser algo así como un producto de slavexplotation como para ser del todo redimible. Y si bien se agradece la elección de bajar todo a la tierra y tratar de transformar la épica de la liberación de la esclavitud en un sucio, brutal y sacrificado ejercicio de supervivencia, por momentos la película cae víctima de su propia trampa y termina explotando la misma crueldad que intenta denunciar.