Estrenos online: «Los 4 grandes», de Timo Tjahjanto (Netflix)
Un grupo de asesinos retirados y la hija de su mentor se unen para luchar contra un poderoso enemigo en esta comedia de acción asiática del director de «Headshot». En Netflix.
Los que tienen alguna información sobre el cine de acción asiático habrán escuchado hablar de Timo Tjahjanto. El director es uno de los mejores exponentes de la versión indonesia de este género, caracterizada por su violencia brutal, secuencias sin aparentes cortes y el sonido trabajado de tal manera que cada golpe el espectador lo siente en su propio cuerpo. Sin ir más lejos, el mejor ejemplo hollywoodense de este estilo está en los films de la saga JOHN WICK. Tjahjanto, que se hizo conocido por películas brutales y salvajes como HEADSHOT (2016) y THE NIGHT COMES FROM US (2018), regresa aquí a esa brutalidad pero en un tono de comedia más ampuloso, característico de buena parte del cine popular del este asiático.
La historia no se aleja de lo tradicional en la materia y bien podría haber sido un thriller puro y duro más «exportable». Pero lamentablemente buena parte de sus muy extensos 140 minutos de duración se van en escenas de comedia que, salvo que sean fanáticos del estilo, se hacen entre repetitivas y tediosas. Es la clase de película que uno aprecia puramente por sus escenas de acción, salvajes y brutales como siempre, quizás hasta para desmenuzarlas en detalle (su construcción, edición, efectos, etcétera), más que por la trama en sí.
De vuelta, en un formato más serio y concentrado podríamos estar hablando de una mucho mejor película. Todo comienza en un orfanato en el que vemos, sorpresiva y brutalmente, actuar a los «cuatro grandes» del título, un grupo de asesinos con aparentes fines nobles que trabajan a las órdenes de Petrus, su mentor y especie de padre sustituto. Lo que allí hacen es liberar a los niños atrapados en lo que, finalmente, es un lugar destinado al tráfico de órganos. Sí, de ahí sale una comedia. No pregunten cómo…
Los Cuatro en cuestión son Topan, el líder carismático; Alpha, una chica muy intensa; el excéntrico Jenggo y el más joven Pelor, cuya utilidad real en el cuarteto nadie sabe bien cuál es, más allá de funcionar como «señuelo» de sus operaciones encubiertas. Además de esta suerte de hijos adoptivos, Petrus tiene una hija real, Dina, que está a punto de recibirse como policía y con la que tiene muy poca relación. Dina no sabe que su padre trabaja en el bajo mundo criminal y desconoce además la existencia de «los cuatro grandes».
Estando en su casa a punto de ir a la graduación de su hija, a Petrus lo mata una persona con un casco puesto, cuyo rostro no vemos. Y cuando Dina llega a recriminarle su ausencia lo encuentra muerto y sospecha de un hombre que se escapa al verla allí, que no es otro que Topan, que había llegado poco antes y se encontró con el hombre ya sin vida. En su confusión Dina cree que él la mató pero no logra encontrarlo porque, ante lo sucedido con Petrus, los «cuatro grandes» huyen, abandonan todo y se recluyen en un alejado paraje turístico.
Tres años después Dina irá a buscarlos, pero hasta allí llegará también un tal Antonio, líder de una enorme banda criminal que responde a un jefe desconocido y que tratará de liquidar a Dina y a los cuatro retirados asesinos. Y de allí en adelante, bueno, salvo algunos momentos cómicos y livianos, habrá una masacre general en la que no hay ningún recurso que Timo no utilice: armas de todos los calibres, cuchillos de todos los tamaños, golpes de todo tipo, explosiones, persecuciones y una violencia generalizada en la que la sangre mancha hasta la cámara. Literalmente.
El tono cómico le permite ciertos gags visuales que funcionan más o menos bien pero que a la larga le quitan, para mí, interés a la película, volviéndolo todo demasiado paródico, ampuloso y hasta grotesco. Es el tipo de relato que se beneficiaría con media hora menos y una mayor concentración en las escenas de acción, que claramente es lo que distingue a su realizador y lo que mejor hace. Acá muchas de ellas son extraordinarias (la primera, en el orfanato, es para mí la mejor), pero entre una y otra hay que atravesar una serie de secuencias «cómicas» un tanto bobas que se estiran y se estiran convirtiendo a LOS 4 GRANDES en una de esas películas que uno desearía poder avanzar algunas escenas rápidamente. Yo no puedo hacerlo (la seriedad profesional ante todo), pero si ustedes quieren, no los juzgo…