Estrenos: crítica de «Con amor y furia», de Claire Denis
Este drama de la realizadora francesa premiado en la Berlinale tiene como protagonistas a Juliette Binoche, Vincent Lindon y Grégoire Colin como integrantes de un complicado triángulo romántico.
Los registros de la realizadora francesa Claire Denis son, se sabe, bastante amplios. Ha pasado por films radicales en su forma y desafiantes en sus temas, lidiando con asuntos como el vampirismo, la guerra, la violencia de género y la ciencia ficción en películas usualmente inclasificables. CON AMOR Y FURIA acaso sea la película más convencionalmente francesa de todas las realizadas por la director de BELLA TAREA y VENDREDI SOIR. Una historia de amor y desamor entre dos adultos de más de 50 años, con tercero en discordia, discusiones, dolores, peleas, llantos y reconciliaciones.
No hay nada malo en esto de hacer una radiografía de cierta burguesía parisina y la película funciona bastante bien aún dentro de esas limitaciones temáticas y las de la pandemia, que seguramente forzaron a que la película sea casi de cámara. Pero un elenco liderado por Juliette Binoche, Vincent Lindon y Gregoire Colin y una serie de temas laterales que lidian con asuntos sociales un tanto más relevantes, ayudan mucho a que el drama que se cuenta aquí sea bastante más que un elegante gesto burgués.
Todo comienza con una vacación tan romántica e ideal entre Sara (Binoche) y Jean (Lindon) que uno sabe que los problemas no tardarán en venir, especialmente con la siempre un tanto oscura Denis al mando. ¿Tendrá él un ataque cardíaco? ¿Ella sufrirá un accidente? ¿Se los tragará un tiburón por sorpresa? No, nada de eso sucede y la pareja regresa a París a seguir viviendo y trabajando en lo suyo en un clima de armonía y felicidad.
Todo parece ir por muy buen camino. Sara conduce un programa de radio en donde pasa música y entrevista a interesantes intelectuales y activistas (uno de ellos es el ex futbolista Liliam Thuram, interpretándose a sí mismo) que hablan sobre filosofía y temas políticos –si tenían dudas, esto evidencia que es una película muy pero muy francesa–, mientras que Jean es un ex futbolista que se dedica a buscar talentos en clubes y que tiene un sorpresivo y no del todo explicado pasado como presidiario.
El film, basado en una novela de Christine Angot –que coescribió el guión también de LET THE SUNSHINE IN, la anterior película de Denis con Binoche, una comedia romántica– empieza ahí a presentarle a los personajes algunos problemas. Jean tiene un hijo adolescente de un matrimonio anterior con una mujer antillana que vive con su abuela Nelly (la veterana Bulle Ogier). Silencioso y en apariencia conflictivo, el joven Marcus tiene dificultades en la escuela y se le da por usar de más la tarjeta de crédito de su abuela.
Pero el principal conflicto del film pasa cuando Sara se cruza en la calle, de lejos, con François (Colin), quien fue muchos años su pareja y por el que aún tiene fuertes sentimientos. El era amigo de Jean entonces y ella terminó dejando a uno por el otro. Pero con el tiempo las cosas entre los hombres parecen haberse tranquilizado y hasta empiezan a trabajar juntos en una agencia deportiva. Es ella la shockeada y conmovida por el reencuentro.
Y antes que uno pueda googlear cómo se dice «triángulo amoroso» en francés, los problemas habrán comenzado. Sara se muere por reencontrarse con François pero trata a la vez de contenerse sabiendo que se meterá en problemas. El tipo, a su manera, la juega de distante, como quien no se da por enterado. Y Jean mira todo con la sospecha lógica de alguien que sabe que lo problemas no tardarán en aparecer. Y sí, aparecen. Aunque Sara lo niegue, es obvio que sus sentimientos ya están en otra parte.
AVEC AMOUR ET ACHARNEMENT (traducible como «Con amor y determinación» aunque en inglés se llamó primero FIRE, luego BOTH SIDES OF THE BLADE y aquí se la estrena como CON AMOR Y FURIA) es la historia de las dudas de Sara y los miedos de Jean, con François como una figura un tanto más sinuosa y distante que se cuela en la vida de ambos como un fantasma. Y mientras Jean lidia por su lado con los problemas de su hijo, su esposa empezará a dejarse llevar por la tentación, la nostalgia y el deseo. ¿Será por convencimiento de querer cambiar de vida o para recuperar una intensidad olvidada? ¿O simplemente porque sí?
Denis contará esta historia que en los papeles es bastante tradicional con la elegancia y misterio que la caracteriza. La fotografía oscura de Eric Gautier, la música de Tindersticks y las actuaciones del elenco le dan peso y sustancia a los pilares básicos de la narración. Acaso por la pandemia (a la que se incluye naturalmente en la trama, con los personajes poniéndose y quitándose tapabocas), la película pierde un poco de conexión con el mundo real y la gran mayoría de las escenas se desarrollan en escenarios cerrados y con pocos actores, dándole por momentos a las escenas de tensión un cierto aroma teatral.
Ninguno de los tres personajes muestra sus mejores caras cuando la situación se va complicando. Cada uno a su manera, van poniendo presiones en el otro que ninguno sabe manejar muy bien. Y ese juego de creciente tensión, secretos, dudas, mentiras y arrepentimientos van llevándolos por lo que parece ser un mal camino. El inteligente remate del film es que, quizás, la aparentemente peor de las avenidas posibles puede ser las que los lleve al mejor lugar de todos.