Estrenos online: crítica de «El último vuelo a casa», de Ondi Timoner (Paramount+)

Estrenos online: crítica de «El último vuelo a casa», de Ondi Timoner (Paramount+)

Este documental, que quedó en la lista de 15 precandidatos al Oscar en su categoría, se centra en la conmovedora despedida familiar al padre de la realizadora, que atraviesa los últimos días de su vida. En Paramount Plus.

Este documental, que ranquea cómodamente entre las películas más tristes que he visto en mucho tiempo (no recuerdo haber llorado tanto viendo un film), tiene como eje la muerte. Así, sin más vueltas. A partir de la decisión de Eli Timoner, el nonagenario padre de la realizadora, de solicitar la llamada «muerte asistida» o eutanasia, que es legal en el estado de California, la película se organiza cómo un recuento de los 15 días que son los requeridos por la ley entre la aceptación de la solicitud y el hecho en sí, por si hay algún tipo de cambio de opinión. Son días de preparación y de despedidas –de amigos y familiares– complicadas por el hecho de que todo esto sucedió en plena pandemia, a principios de 2021.

Para solicitar este tipo de «suicidio asistido» (así se lo llama en Europa y es lo mismo que utilizó Jean-Luc Godard), la persona tiene que demostrar actuar por su propia voluntad, sin estar siendo empujado ni presionado por otros. Y Timoner está, mentalmente, muy sano. Su problema es otro. El hombre sufrió un ACV en 1982 y lleva viviendo 40 años con todo tipo de dificultades, dolores y problemas físicos, además de otros, laborales y económicos, que se irán detallando con el correr de los minutos. Y si bien pudo mantenerse con bastante entereza gran parte del tiempo, ya pasado los 90 está por un lado cansado de estar postrado, muy dolorido y siente, además, que es una carga para todos sus familiares.

Acaso lo más curioso de esa decisión, al menos en función de lo que se muestra en el documental, es que se trata de un hombre muy querido, con una familia que lo adora (su mujer, sus tres hijos, parejas, nietos, sobrinos), muchos amigos cosechados a lo largo de su vida y con un humor que parece intacto (sus comentarios sobre Donald Trump son particularmente graciosos). Pero claro, lo que se ve en dos semanas de reencuentros familiares en función de este tipo de despedida no es lo mismo que la vida cotidiana. Y Eli está convencido que seguir no tiene sentido para él ni tampoco para los demás.

Es así que la realizadora de documentales como DIG! y MAPPLETHORPE va avanzando, día a día, siguiendo las conversaciones, despedidas, reuniones, videollamadas, visitas médicas y explicaciones de los procedimientos específicos de la muerte asistida. En medio de todo eso la película narra la vida de Eli, fundador de Air Florida, filántropo de Miami y una persona muy conectada y querida que empezó a perder todo a partir de su ACV que solo le generó impedimentos de movilidad pero que fue tratado de manera muy cruel por algunas personas que entonces trabajaron con él. Sus problemas económicos posteriores lo preocupan y perturban hasta el último de sus días, por más que sus hijos traten de convencerlo que el amor que les dio es más importante que los líos financieros en los que terminaron todos metidos.

En síntesis, se trata de una despedida familiar a un hombre bueno y querido, un muy íntimo retrato de un asunto privado. Si bien parte de la idea de THE LAST FLIGHT HOME tiene que ver con dar a conocer este procedimiento que muchos en Estados Unidos cuestionan (varios médicos y enfermeros rechazan ser parte de él, como «objetores de conciencia») pero que la película presenta como un acto humano más que válido en determinadas circunstancias, hay momentos de la película en la que uno siente que se vuelve excesivamente invasiva, tanto con el protagonista en sí (microfoneado y filmado buena parte del tiempo) como con sus familiares, que son parte de ese momento privado de una manera incómodamente pública.

Dependerá de cada espectador cómo se tome la parte más «invasiva» del documental, especialmente en los momentos más cercanos al final de la vida de Eli. Es un momento complejo en el que uno no puede evitar dejarse llevar por la emoción y el dolor de la situación pero a la vez sentir que es algo que no debería estar viendo, la extraña sensación de estar «colándose» en un momento de intimidad familiar que requeriría otro tipo, quizás, de pudor. Pero si uno acepta el desafío –y sí, es un desafío, e imagino que muchos no querrán o no podrán atravesarlo–, EL ULTIMO VUELO A CASA termina siendo una experiencia conmovedora, honesta y muy humana, una triste pero a la vez bella celebración en vida de un hombre y del amor que dio y que vuelve reflejado en toda su familia.