Estrenos: crítica de «El hijo», de Florian Zeller (Amazon Prime Video)

Estrenos: crítica de «El hijo», de Florian Zeller (Amazon Prime Video)

por - cine, Críticas, Estrenos
23 Mar, 2023 05:37 | Sin comentarios

La nueva película del director de «El padre» se centra en la relación entre un adolescente que sufre de depresión y su familia que trata de ayudarlo, a su manera, a superarla. Con Hugh Jackman, Laura Dern, Vanessa Kirby y Zen McGrath. Estreno: jueves 23 de marzo.

Tras el éxito de EL PADRE, el realizador, escritor y autor teatral francés Florian Zeller no intentó ponerse original y dirigió EL HIJO, ambas parte de una trilogía que ya presentó en teatro y que culmina con LA MADRE (si pensaron que era «El espíritu santo» se equivocaron de sala). Si bien no son secuelas ni estan directamente relacionadas entre sí, esta trilogía familiar tiene como eje una serie de problemas de salud mental que aquejan a sus distintos miembros. En el caso del film protagonizado por Anthony Hopkins era la demencia. Aquí se trata de la depresión. Más específicamente, la depresión adolescente.

El protagonista es Peter (Hugh Jackman), quien claramente no es el chico que sufre este tipo de problemas, sino su padre. Peter se ha separado hace ya tiempo de Kate (Laura Dern) y tiene ahora una pareja más joven llamada Beth (Vanessa Kirby), con la que tiene un pequeño bebé. El que peor parece estar llevando todo ese proceso es Nicholas (Zen McGrath), hijo de Peter y Kate. La alarma comienza con un llamado de Kate a Peter para decirle que acaba de descubrir que Nicholas hace un mes que no va a la escuela y que lo ve perturbado, molesto, con ataques de violencia. Peter entonces decide hacerse cargo de la situación y llevárselo a vivir con él, Beth y su pequeño (medio) hermano.

Taciturno, de pocas palabras y la mayor parte del tiempo hundido en su propio cuerpo y pensamientos, Nicholas podría parecer el típico adolescente desafectado. Pero hay algo más que eso y se nota. La mudanza parece funcionar y se lo ve un poco más activo al principio, pero ante cualquier excusa el chico encuentra la manera de recriminarle a su padre por lo que fue un divorcio un tanto áspero, que afectó emocionalmente mucho a su madre. Y a su modo Peter intenta reparar el daño que pudo haber causado. Beth también se entrega con la mejor disposición a ayudar a Nicholas aunque de vez en cuando surgen situaciones incómodas entre ambos.

El chico tiene subidas y bajadas pero el punto de vista está por lo general puesto en Peter por lo que no sabemos realmente qué hace cuando está en soledad ni cuánto hay de honesto o de performativo en lo que dice. Se nota que precisa atención y que intenta dejarle en claro a su padre el daño que le causó que haya dejado a su madre por otra mujer. Personificado por Jackman como si fuera un personaje de los años ’70 u ’80 pero en la actualidad –hay muchas cosas de la película que parecen de época aunque no lo sean–, Peter es un abogado exitoso con una promisoria carrera al que se ve dispuesto a dar un paso al costado para ocuparse de su hijo. Cuando se encuentre con su propio padre (interpretado por Anthony Hopkins) se entenderán un poco mejor los motivos de su decisión.

EL HIJO avanza sin prisas y sin pausas hacia un camino que se adivina complicado. Peter descubre que Nicholas esconde un cuchillo, Nicholas se entera que Peter tiene un arma, Beth tiene la costumbre de hacer comentarios duros justo cuando Nicholas la está escuchando y Kate (un excelente trabajo de Dern, cuyo rostro y cuerpo dan a entender la angustia que atraviesa) aparece de tanto en tanto para chequear cómo van las cosas. Y pronto nos daremos cuenta que lo que parece andar bien en realidad no resulta ser tan así.

Sin las ideas originales de puesta en escena que hicieron de EL PADRE una interesante adaptación al cine de una obra teatral, EL HIJO funciona de una manera más clásica. Sí, se han cambiado cosas para. darle «aire» a la historia, pero en su gran mayoría funciona en la elegante pero un tanto fría casa en la que viven los tres y el bebé pequeño que, convenientemente, desaparece casi toda la película. Hay algunos flashbacks a una ideal (o idealizada) infancia de Nicholas, cuando aún estaban casados sus padres, pero en lo esencial es una serie de conversaciones y peleas en el living de la casa familiar.

El problema de la película, más allá de un par de desagradables golpes bajos que Zeller soltará con la precisión de un cineasta un tanto morboso, es que presenta su problema de una manera muy esquemática, con ideas, diálogos y situaciones que no parecen demasiado elaboradas ni complejas. Por momentos uno tiene la sensación de estar viendo una puesta en escena escolar, como si el propio adolescente estuviera ficcionalizando sus experiencias e imaginando potenciales diálogos con su padre, su madre y su madrastra.

Hasta en términos de tratamiento, EL HIJO es llamativamente básica. Si bien es cierto que muchos padres se resisten a creer en este tipo de enfermedades mentales, resulta poco creíble que a un profesional como Peter no se le ocurra otra idea que no sea un grito tipo «dejate de joder y anda al colegio» cuando se entera que su hijo está faltando a clases. O su impericia a la hora de solicitar ayuda médica, cosa que recién hace cuando claramente no queda otra. Y hay una situación más, cerca del final, que se suma a la cadena de errores. Peter querrá esforzarse por cuidar a su hijo pero, convengamos, hace casi todo mal. Y no alcanza con ponerlo todo en función de la mala relación que tiene con su propio padre. Lo que falla allí es la credibilidad.

PROBABLE SPOILER ALERT El problema de EL HIJO es que lo que podría ser una película simple y no del todo inteligente sobre el tema de la depresión adolescente se vuelve especialmente problemática a partir de ciertas decisiones narrativas que llegan sobre el final. No porque lo que sucede allí sea particularmente sorprendente (por algo existe la frase «el arma de Chéjov»), sino por la manera en la que se lo cuenta. Si bien EL PADRE caía sobre el final en actos y situaciones un tanto gruesas, aquella película estaba sostenida por una estructura más fuerte e ideas más interesantes sobre cómo combinar la enfermedad con la puesta en escena. Aquí todo eso no está y lo que queda a la vista es, simplemente, pura manipulación emocional.