Estrenos: crítica de «Quizás para siempre» («Maybe I Do»), de Michael Jacobs

Estrenos: crítica de «Quizás para siempre» («Maybe I Do»), de Michael Jacobs

por - cine, Críticas, Estrenos
08 Mar, 2023 10:00 | Sin comentarios

Tres parejas viven situaciones conflictivas con novios y amantes sin saber que todos ellos están relacionados entre sí en este drama romántico protagonizado por Susan Sarandon, Diane Keaton, Richard Gere, Emma Roberts y William H. Macy.

Una comedia romántica sin comedia y casi sin romance. Un drama de amores cruzados en una Nueva York de postal como los de Woody Allen pero sin ningún rasgo de la inteligencia que suelen tener los films del neoyorquino. Una trama de enredos amorosos sin enredos que valga la pena mencionar. MAYBE I DO es una película extraña por lo convencional, curiosa por lo obvia, como si hubiera sido armada por alguno de estos programas de inteligencia artificial que salieron últimamente al que le propusieron hacer un film (bah, una obra de teatro) sobre las relaciones amorosas para un público adulto de, digamos, más de 50, 60 años.

Dirigida por el autor de la obra teatral en la que se basa, QUIZAS PARA SIEMPRE plantea una situación hipotética tan básica y a la vez tan remanida que quizás nunca antes a nadie se le ocurrió probar por lo poco creíble que resulta. Primero conocemos a Grace (Diane Keaton) y a Sam (William H. Macy). Ambos están en un cine viendo una de esas películas de autor suecas en blanco y negro que hacen pensar que esto será una pura y dura imitación del cine de Woody. Ella lo ve llorar a él en una escena, se acerca a consolarlo, se ponen a hablar y eso deriva en una noche de conversaciones íntimas pero no sexual.

En paralelo, Howard (Richard Gere) y Mónica (Susan Sarandon) están en lo que parece ser el cuarto de un muy elegante hotel. Ella quiere tener sexo pero él no. Y el juego estará armado de manera tal que al final nos daremos cuenta que no son marido y mujer, sino amantes. El tercer bloque lo protagonizan Michelle (Emma Roberts) y, ejem, Allen (Luke Bracey), como una pareja que está en la boda de otros. Está todo preparado para que ella reciba el ramo de la novia y de allí en adelante “formalizar” los planes matrimoniales con Woody (perdón, Allen), pero el tipo hará una rara movida para impedirlo, ya que no está seguro de dar el paso.

La primera parte funciona como drama romántico, la segunda vira un poco más a la comedia y la tercera parece ya decididamente jugada en ese tono, hasta en lo físico. Pero lo que vendrá después de ese primer acto –una media hora inicial– será lo que provocará una mirada extrañada del espectador. No diremos mucho más para no spoilear pero pongámosle que todas esas parejas están conectadas entre sí pero no de la forma en las que los vimos inicialmente. Y que, a partir de las dudas matrimoniales de la parejita joven, terminarán juntándose todos en un mismo escenario, para dar inicio a eso que usualmente se da por llamar “una obra de teatro”.

El excelente elenco que tiene no logra hacer mucho con un texto tan simple y básico, salvo algunos momentos de Macy y Roberts, los que parecen más comprometidos con lo que sucede. La película, además, se ve feo, como si hubiera sido filmada sin cuidado alguno (salvo por los vestuarios y los maquillajes) y resuelta con una primera o segunda versión de guión. No es que trate temas ridículos –el eje pasa por los miedos de casarse de uno de los jóvenes al ver lo mal que se tratan los que ya llevan muchos años de matrimonio– sino que lo hace sin ingenio o elegancia alguna, simplemente planteando los temas en cuestión en palabras.

Grandes directores de comedias y dramas románticos –desde los clásicos de la época de oro a los de los años ‘90– han recorrido estos temas de atrás para adelante usando todo tipo de recursos de guión o de puesta en escena, desde la elegancia de los textos a la comedia física pasando por enredos que se vuelven graciosos por lo extravagantes que pueden llegar a ser o por la célebre química entre los actores. Acá no hay casi nada de eso: parecen haberlo puesto todo en manos de “la magia del cine” y a ver qué pasa.

Y el elenco tampoco puede salvar lo insalvable. Sarandon, Gere y Keaton hacen lo suyo casi en piloto automático –versiones de personajes que les vimos hacer muchas veces–, Macy y Roberts le ponen algo más de garra y el chico es tan olvidable que tengo que googlear el nombre cada vez. Ah, se llama Luke Bracey. Lo demás, en serio, parece armado por uno de los tan mentados chats de IA al que le dieron una pila de guiones de películas románticas para adultos a procesar y le pidieron que terminara uno para filmar, en lo posible, ese mismo día.