Estrenos online: crítica de «Luther: cae la noche», de Jamie Payne (Netflix)

Estrenos online: crítica de «Luther: cae la noche», de Jamie Payne (Netflix)

Luego de cinco temporadas bajo el formato serie «Luther», el personaje de Idris Elba, pasa al cine en este thriller sobre la persecución de un asesino serial. Con Andy Serkis y Cynthia Erivo. Estreno en Netflix: 10 de marzo.

Aclaración acaso innecesaria: nunca vi la serie LUTHER. No por nada en particular –de hecho, siempre me tentó verla– sino quizás por el típico hecho de llegar tarde y no darme el tiempo de recuperar temporadas anteriores, por más cortas que sean. Digo que la aclaración es innecesaria porque no hace realmente falta saber la historia previa del personaje y su contexto para entender lo que pasa en CAE LA NOCHE, película que funciona como continuación/secuela de la saga basada en el personaje que interpreta Idris Elba, el detective de la policía británica John Luther. Seguramente habrá conexiones con el pasado que se nos escaparán (hay un personaje, en lo específico, que tiene cierta importancia), pero la película en sí funciona como una entidad separada.

Si uno se basa solo en lo que se ve aquí, convengamos, no parece demasiado relevante ver la serie. No porque la película en sí sea particularmente mala, pero se trata de un thriller bastante convencional cuya única característica un tanto llamativa sea la de su excesiva oscuridad, al punto de que por momentos se acerca más a una película de terror (más específicamente al llamado «torture porn») que a un policial tradicional, más en el territorio EL SILENCIO DE LOS INOCENTES que la mayoría de los thrillers sobre criminales seriales y los torturados policías que los persiguen.

Escrita por Neil Cross, creador de la serie, LUTHER: CAE LA NOCHE (THE FALLEN SUN en el original) arranca con un hombre que es chantajeado por otro que pretende revelar sus más oscuros secretos y luego, en un operativo callejero, secuestrado. Luther aparece en la escena del crimen y se hace cargo del caso, que prueba ser apenas el inicio de algo mucho más complicado y escalofriante centrado, en términos generales, en el mundo de las perversiones online. El criminal en cuestión, David Robey (Andy Serkis con un peinado raro y un supuesto origen estonio), es uno de esos hombrecitos repulsivos que bien podrían existir en una película de David Lynch. Y no solo tiene planes siniestros respecto a esos secuestros, sino también con el propio Luther.

Es que el detective (Elba, más torturado de lo que acostumbra) tiene un pasado complicado en cuanto a la legalidad de su accionar y Robey consigue mover fichas para complicarle la vida. De hecho, la Detective Raine (Cynthia Erivo), a cargo del caso, está más preocupada por capturarlo a él que en resolver el asunto. Y cuando lo hace –en la primera de las varias secuencias de acción de esta película de casi dos horas y media–, Luther termina en la cárcel, imposibilitado de investigar y perseguir a Robey. Eso, claro, no durará demasiado ya que nuestro antihéroe, con ayuda de adentro, logrará escapar de allí. De ahí en adelante Luther perseguirá a Robey mientras que Raine –y toda la fuerza policial– perseguirá a los dos a la vez.

La trama se complicará y expandirá –aparecerá un personaje importante de la serie como Martin Schenk (Dermot Crowley), dándole un mínimo grado de calidez a los procedimientos–, tendrá un tercer acto completamente fuera de registro haciendo ingresar a otro personaje nuevo de un modo inesperado, y se organizará en función de sus grandes set pieces, una de ellas bastante espectacular y violenta que tiene lugar en pleno centro londinense, en Piccadilly Square y alrededores. Es que parte del bizarro mundo criminal de Robey tiene que ver con la exposición pública de secretos y el consumo de horribles muertes.

La película no explora demasiado el tema de las agresiones online ni del llamado «virtual shaming» sino que la usa como contexto para entender la delirante ambición de Robey, que pasa de ser un criminal oscuro más o menos convencional a un personaje propio de un film de James Bond al que solo le falta retorcerse un fino bigote con los dedos, con un nivel de poder y descontrol que solo puede funcionar en ese tipo de películas. En esas escenas uno se da cuenta que Elba podría haber sido el agente 007, aunque en esa saga tendría que ser un tanto más simpático y carismático que el perturbado Luther.

En cierto modo –por su duración y estructura dividida en etapas– CAE LA NOCHE bien podría haber sido una temporada breve de cuatro episodios, como acostumbraban a ser las de LUTHER o muchas otras en el sistema de TV británico. La diferencia aquí está en el presupuesto y en la aparente intención de continuidad que tiene el film, al que se lo ve como el inicio de la etapa cinematográfica del mismo personaje. Si funcionará o no dentro de su nuevo esquema está por verse, pero lo cierto es que esta película no se distingue especialmente dentro del mercado.

Tiene, sí, un nivel de oscuridad por momentos excesivo (ya verán a qué me refiero) y un antihéroe con presencia como Elba, pero en cierto punto termina siendo otro mash-up de diversos thrillers internacionales. Es una película aceptable, relativamente entretenida, pero no logra salir de la medianía de tanto cine de género hecho para plataformas, que no se caracteriza por su originalidad sino más bien por marcar los casilleros de lo que se suponen que tienen que hacer para mantener entretenidos a los espectadores. Ni más ni menos que eso.