Series: reseña de «Ted Lasso – Temporada 3», de Jason Sudeikis y Bill Lawrence (Apple TV+)

Series: reseña de «Ted Lasso – Temporada 3», de Jason Sudeikis y Bill Lawrence (Apple TV+)

La tercera y posiblemente última temporada de la serie sobre el director técnico de fútbol estadounidense que dirige un equipo de la liga inglesa marca una notable mejoría respecto a la anterior. Desde el 15 de marzo en Apple TV+

Si la segunda temporada de TED LASSO fue una decepción, al menos en mi opinión, bastante grande, la tercera parece recuperar cierto balance entre el drama y la comedia, entre los problemas deportivos y los asuntos personales. Al menos en los cuatro episodios que fueron adelantados para las críticas, en la que se supone que será su temporada final aparecen algunas situaciones y personajes que alteran el trabajo cotidiano en el Richmond F.C. en el que el técnico trabaja, a esta altura, con más problemas que satisfacciones.

Richmond ha vuelto a la Premier League y todos suponen que será el peor equipo de la liga y que su retorno a la Championship (la segunda división) está más que asegurado. Lasso (Jason Sudeikis) está preocupado por eso pero más por otra cosa: extraña. Su hijo ha pasado las vacaciones con él, se ha vuelto a los Estados Unidos y el tipo está más con la cabeza allá que en la temporada que se le viene. El equipo que todos esperan ver entre los principales candidatos es –cosas de la ficción, la realidad es muy distinta— el West Ham United, cuyo técnico ahora es Nate (Nick Mohammed), anterior colaborador del Richmond ahora transformado, un tanto bruscamente, en su peor enemigo.

Nate trabaja, además, para Rupert (Anthony Head), ex marido y también némesis de Rebecca (Hannah Waddingham), la dueña del Richmond. Esa guerra que se plantea entre los equipos llegará a su máxima tensión cuando aparezca en el mercado la posibilidad de comprar a Zava (Maximilian Osinski, haciendo un personaje que parece inspirado en Zlatan Ibrahimovich), veterano pero legendario futbolista que puede ser la gran figura de la Liga pero también un dolor de cabeza para sus técnicos y compañeros en función del enorme ego que se supone que tiene.

Ese será el conflicto principal en lo deportivo –habrá otros, ligados a algunos de los jugadores ya conocidos–, mientras que por el lado del personal que trabaja fuera del campo, tendremos la citada nostalgia y casi depresión de Lasso, que tiene la cabeza puesta del otro lado del océano y al que la ayuda, también a la distancia, de su psicóloga (Sarah Niles), no parece servir para mucho. Rebecca tendrá sus asuntos amorosos y personales que resolver, lo mismo que Coach Beard (Brendan Hunt), mientras que la dupla que, con idas y vueltas, integran Roy (Brett Goldstein) y Keeley (Juno Temple), lidiará también con lo suyo. En el caso de Keeley, además, un nuevo emprendimiento laboral la llevará a relacionarse de otro modo con el club y con su vida.

El bajón anímico de Lasso no implica, necesariamente, que la serie tenga ese tono. De hecho, el personaje no pierde su amabilidad y buen humor en público, pero como se vio en las temporadas anteriores ya no le es fácil ocultar el dolor que esconde esa cara sonriente que produce con facilidad. Los conflictos y problemas entre los jugadores serán los que aportarán desde el lado cómico (revelar los motivos sería spoilear un poco, pero hay cambios importantes en el equipo) y, salvo las desventuras siempre un poco extrañas de Keeley, los protagonistas se mostrarán más bien abatidos y vulnerables. Sí, hasta Roy.

El personaje de Nate sigue siendo un tanto inexpugnable y confuso –parece haber una intención demasiado marcada en transformarlo en un ocasional villano al que le espera alguna futura redención–, pero TED LASSO no se caracteriza por su sutileza a la hora de lidiar con sus temas y personajes. Si bien es una serie que pretende hacernos creer que toca temas importantes –como es el caso de la salud mental de los deportistas y técnicos–, en realidad lo hace de una forma bastante simple y básica que funciona en los términos que propone la serie pero no más que eso.

De hecho creo que la serie gana al volver a poner un pie en lo deportivo, acaso inspirado en el éxito de WELCOME TO WREXHAM, serie documental que a su vez parece haberse inspirado en TED LASSO. Ambas series comparten un similar cariño por los underdogs: equipos, jugadores, personas y hasta pueblos enteros que nadie tiene en cuenta o no entran en los cálculos de nadie pero que, a pesar de eso, logran destacarse. Es una narrativa clásica del drama y la comedia deportiva –de la saga ROCKY a GANADORES pasando por JAMAICA BAJO CERO y tantos otras películas– a la que TED LASSO se reintegra. No tanto por la idea de que Richmond pueda ganar la Premier League –aunque todo es posible–, sino por el lado humano de la cuestión. Lasso puede ser un gran motivador para los demás, pero si no encuentra un motivo personal para seguir haciendo lo que hace, no habrá victoria que valga la pena celebrar.