BAFICI 2023: crítica de «Clorindo Testa», de Mariano Llinás
Este documental se centra más que nada en la relación entre el pintor y arquitecto que le da título y Julio Llinás, padre del realizador, artista, escritor y amigo suyo. En BAFICI.
No es una película sobre mi padre», dice una y otra vez de mil formas posibles Mariano Llinás en CLORINDO TESTA. Ante cada repetición se hace más evidente la respuesta: sí, es una película sobre su padre, Julio Llinás, artista, crítico de arte, redactor publicitario, escritor, flaneur e intelectual porteño de renombre. En la construcción en doble o triple abismo y salto mortal en la que se estructura su nueva película, Llinás recibe un encargo de una fundación para hacer un documental sobre el pintor y arquitecto Clorindo Testa. Su conexión con él es más que evidente: su padre Julio no sólo era muy amigo de Clorindo sino que hasta escribió un libro sobre él. Así que, dice el director de LA FLOR en la voz en off que recorre su película, lo que veremos será un documental sobre el libro «Clorindo Testa» escrito por Julio Llinás. Pero en términos reales no es eso lo que veremos aquí. O no solamente.
Describir el modus operandi de este ¿documental? es complicado si uno no tiene idea del tipo de cine que acostumbra a hacer la productora El Pampero. Si están familiarizados con las películas de quienes lo integran (además de Llinás son Agustín Mendilaharzu, Laura Citarella y Alejo Moguillansky) se podrán dar una idea del tipo de estructura que la organiza, una en la que los cineastas y la gente que está «detrás de cámara» tiene tanto o más peso que lo que se busca o investiga, una en la que el equipo de filmación se vuelve protagonista y a la vez personaje de la historia.
Esa autorreferencialidad que a muchos les resulta un tanto incómoda (o, digámoslo, narcisista en extremo) a mí no me molesta, necesariamente, porque a lo largo de un cuerpo de obra, Llinás y su equipo (que incluye a varios actores, familiares y técnicos) se han convertido en personajes de sí mismos, una suerte de troupe picaresca que tiene que ver y no con los personajes reales. Aquí, Llinás domina las acciones delante y detrás de cámara y en la voz en off que la recorre. Y en esas idas y vueltas en las que procesa el tipo de película que está haciendo junto a su equipo y familia (dice una y otra vez que no quiere hacer una película sobre padres, que está harto del género documental sobre eso), lo que hace se parece bastante a eso. Solo que con media docena de guiños retóricos en el medio.
CLORINDO TESTA es, también, un film sobre el arquitecto/pintor pero, más que nada, es uno que intenta entender a esos dos hombres, su amistad y quizás rivalidad, el contexto en el que trabajaban, y la historia del arte argentino del siglo XX, con sus cruces y cambiantes movimientos estéticos, algo que puede aplicarse –lo dice el propio Mariano– al cine nacional también. La relación entre un artista y un crítico, entre dos hombres ligados a la intelectualidad porteña de mediados del siglo XX, se irá cruzando con esa otra película que Llinás dice no querer hacer pero que brota sin frenos a partir de la lectura de un texto publicado en La Nación el año pasado en el que el escritor Marcelo Gioffré compara la historia de Julio con la decadencia que, según él, trajo el peronismo a la Argentina en el siglo XX.
Es así que entre bromas, charlas familiares, recreación de reuniones (entre muchas otras recreaciones de todo tipo), la lectura del siempre inhallable libro de Julio sobre Clorindo, alguna entrevista en la que habla más Mariano que el entrevistado y recorridos por las obras arquitectónicas de Testa en Buenos Aires y en La Pampa, CLORINDO TESTA se va transformando en una agridulce comedia sobre el paso del tiempo, la memoria, la relación entre el arte y la vida y, más que cualquiera de esas cosas, un film sobre las amistades y las familias, esas que atraviesan todo tipo de problemas. Padres e hijos, rivales y amigos, los protagonistas de este film (los fantasmas del pasado y los que los convocan desde el presente) intentan entender cuál es la extraña relación que existe entre el arte y la vida, entre el ser y el hacer, entre la ficción que llamamos realidad y esa otra que nos inventamos para seguir viviendo.