Estrenos: crítica de «La extorsión», de Martino Zaidelis
Guillermo Francella interpreta a un piloto de avión que es extorsionado por un servicio de inteligencia para llevar valijas con contenidos secretos en sus viajes a España. Estreno: 6 de abril.
Aún a los que viajamos en avión más o menos seguido los trámites aeroportuarios nos resultan entre agotadores y estresantes. Pero uno imagina que eso no pasa con los tripulantes, sean pilotos o auxiliares de vuelo. Lo hacen todo el tiempo, conocen cada paso y, de hecho, ni siquiera hacen las pesadas y largas filas que hacemos los demás mortales. No es el caso de Alejandro. Por motivos que se irán viendo a lo largo de LA EXTORSION, cada viaje al exterior que hace este piloto está cargado de nervios y tensiones. No es por falta de costumbre, ya que es un tipo más que experimentado. Si no porque lleva valijas que no son suyas y no sabe lo que hay en ellas.
La vida de Alejandro (Guillermo Francella) parece cómoda. Es un respetado y veterano piloto de Aerolíneas Sudeste al que todos quieren y hasta admiran. Casado hace mucho tiempo con Carolina, una «azafata» (en la película la llaman así, como antes) que interpreta Andrea Frigerio, Alejandro tiene una casa muy bella y lo único que le preocupa es que se acerca, más rápidamente de lo que desea, la edad de jubilarse. Pero un día dos agentes de la policía aeroportuaria –o eso dicen ser– pasan por su casa y se lo llevan al aeropuerto para hacerle algunas preguntas. La vida de Alejandro, a partir de ese momento, ya no volverá a ser la misma.
Al llegar a Ezeiza lo meten en unas oscuras oficinas en las que un tal Saavedra (Pablo Rago) le hace una serie de preguntas con un detector de mentiras. Pronto se revelarán varias cosas: que Saavedra y los suyos no son de la Policía Aeroportuaria sino agentes del Servicio de Inteligencia, que Alejandro tiene una leve disminución auditiva que no ha reportado y que podría dejarlo al margen de su trabajo, que ha tenido una amante de cuya existencia su esposa no sabe nada y que, con estas informaciones, planean extorsionarlo.
¿En qué consiste esta extorsión que da título al film? En algo en apariencia sencillo: llevar una valija en el vuelo de Buenos Aires a Madrid, entregársela allí a alguien y listo. Ni más ni menos que eso. Alejandro no sabe cuántas veces tendrá que hacerlo («ya te avisaremos», le dicen), tampoco qué hay adentro de las maletas en cuestión y se cuida bien de no contárselo ni a su esposa. Pero de a poco las dudas, los miedos y la paranoia lo van invadiendo, y el hombre ya no sabe cómo seguir adelante con la tarea encomendada. No solo eso: cuando la verdadera Policía Aeroportuaria empiece a husmear en algunas peculiares actitudes suyas, Alejandro se dará cuenta que las cosas ya son demasiado complicadas y que algo debe hacer.
LA EXTORSION parte de una premisa relativamente ingeniosa y que, durante gran parte de su desarrollo, funciona bastante bien, generando nervios y tensión acerca de lo que puede sucederle a Alejandro, tanto en sus viajes (hay varias etapas que tiene que atravesar, y si bien está teóricamente «todo arreglado», igual las atraviesa con mucho nervio) como en el frente interno, ya que su esposa no sabe nada. Ni de la amante, ni de la dificultad auditiva y mucho menos del hecho evidentemente delictivo en el que está involucrado.
De a poco él irá enterándose de más cosas –ligadas a lo que lleva, a otros que están haciendo lo mismo y a lo que les pasó a los que quisieron dejar de hacerlo– y la película de Zaidelis se volverá un thriller puro y duro, con escenas de suspenso y persecuciones tanto aquí como en Madrid. En cierto momento LA EXTORSION hará un corte temporal pero, al retomar la historia unos meses después por motivos que ya se revelarán, la eficacia narrativa se irá perdiendo. Y lo que sigue de allí en adelante –algo así como un extendido tercer acto– no estará a la altura de lo anterior y exigirá del espectador un esfuerzo de credibilidad un tanto excesivo.
Además de Rago y Frigerio, un muy buen elenco secundario encabezado por Guillermo Arengo, Alberto Ajaka, Carlos Portaluppi y Mónica Villa, entre otros (la recientemente fallecida Julieta Vallina tiene también un breve papel), aportan lo suyo. Pero es, fundamentalmente, un unipersonal de Francella, que se maneja siempre en una curiosa mezcla entre el suspenso y la comedia. Si bien la trama no tiene nada de graciosa el actor no logra evitar que su muy particular gestualidad sea leída de esa manera, por lo cual algunos terminarán seguramente riéndose ante situaciones que, digamos, son casi de vida o muerte.
LA EXTORSION es una medianamente efectiva película de suspenso, al menos durante su primera hora. Luego la tensión se disipa y, cuando se intenta retomar de un modo más violento, se vuelve entre dispersa y un tanto absurda, casi insostenible en su lógica narrativa. Quizás estemos ante otra ficción que llevará a un gremio (el de los pilotos y otros ligados al mismo ambiente) a enojarse con el actor, como le sucedió hace muy poco con la serie EL ENCARGADO, que enfureció a los «porteros» de edificios. Ojalá eso no suceda, pero lo que sí es muy probable es que, tras verla, muchos viajeros ocasionales se acerquen al Aeropuerto de Ezeiza (donde se filmó buena parte de la película) con algo más de suspicacia, mirando alrededor y tratando de descifrar quiénes de todos los que circulan por ahí y/o se suben a sus vuelos andan en algo raro. Sí, inclusive la tripulación.
Los actores no estàn en forma.La pelìcula,aburrida.Hay que dejarla pasar,con un bostezo.
Lo que me parece extraño e intrigante son las buenas reseñas sobre esta pelicula
El planteo inicial es interesante. Un piloto de trayectoria que se llama Alejandro (muy buen trabajo de Francella) que está casado dese hace 10 años con una azafata (buen trabajo de Andrea Frigerio) es amenazado por un equipo de Servicios de Inteligencia encabezado por Saavedra (uno de los mejores trabajos de Pablo Rago en el cine) y lo obligan a llevar valijas a Madrid sin que pueda investigar el contenido . El protagonista hace esto porque los servicios conocen algunos secretos personales que si toman estado público desestabilizarían por completo su vida y hasta le harían perder su trabajo. Por otro lado un policía aeroportuario (el gran actor Carlos Portaluppi) que trabaja en serio también lo presiona porque intuye que Alejandro anda en algo raro. Como suele suceder en estas historias se trata de un hombre común en circunstancias extraordinarias
La película atrapa al espectador en su juego de gato y de ratón y resulta bastante creíble, más allá de alguna escena inverosímil aproximándose al final. Más allá que se le puede reprochar alguna escena poco creíble estamos ante una muy buena película en su género. (8/10)