Estrenos: crítica de «Sombras de un crimen» («Marlowe»), de Neil Jordan

Estrenos: crítica de «Sombras de un crimen» («Marlowe»), de Neil Jordan

por - cine, Críticas, Estrenos
26 Abr, 2023 07:19 | Sin comentarios

En esta adaptación de una novela de John Banville Liam Neeson interpreta al detective clásico creado por Raymond Chandler, quien tiene un complicado caso para resolver en la ciudad de Los Angeles de fines de los años ’30.

Los nombres que hay por detrás de MARLOWE –a la que aquí llamarán con el genérico título SOMBRAS DE UN CRIMEN— hacen ilusionar a cualquier espectador con cierta memoria y no sólo cinéfila. La protagonizan nada menos que Liam Neeson, Diane Kruger y Jessica Lange. El director, Neil Jordan, es el mismo de MICHAEL COLLINS y EL JUEGO DE LAS LAGRIMAS. Si bien no se basa en una novela original de Raymond Chandler sobre el detective privado Philip Marlowe, su origen literario es igualmente bastante prestigioso ya que es una adaptación de LA RUBIA DE OJOS NEGROS, una novela de John Banville (autor de EL MAR) de las que ha hecho usando el seudónimo Benjamin Black, el que utiliza para los títulos de corte policial. A falta de «cachet», el guionista es William Monahan, el mismo de LOS INFILTRADOS, de Martin Scorsese.

Pese a todo eso, MARLOWE no es una buena película. Es, en el mejor de los casos, un prolijo ejercicio de estilo con el que se puede matizar una trama que seguramente en papel es más interesante que llevada a la pantalla, al menos en esta versión. No hay, necesariamente, un problema grave con la película. Son, en realidad, muchos, variados y que terminan molestando por acumulación: algunas actuaciones excesivas, ciertos diálogos flojos, una puesta en escena falta de vida, escenas de acción pobremente resueltas y así. De a poco, el interés que surge por el pedigree de la propuesta y el encanto de reencontrarse con el clásico detective que supieron interpretar Humphrey Bogart y Robert Mitchum, entre muchos otros, se va diluyendo.

De hecho, tampoco se trata de una película que entre tanto por los ojos. Si uno quiere deleitarse con la reconstrucción del formato noir californiano de los años ’30 le recomendaría ver la serie PERRY MASON, en HBO, que no solo es más elegante en su recreación del género sino que logra insertar mejor la trama en los conflictos políticos de la época. Aquí todo se parece más a un ejercicio de estilo que empieza con el detective Marlowe (Neeson) que, como suele suceder, recibe un encargo laboral de parte de una chica rubia, bella y de aspecto un tanto seductor llamada Clare Cavendish (Kruger): la misión es encontrar a un tal Nico Peterson, que es su amante y que ha desaparecido.

Ese disparador será el punto de partida para esas tramas que se van complicando más y más y después un poco más que son tan caras a la novela negra. En ese sentido, Banville ha hecho un facsímil bastante perfecto de las cosas que pasan en una novela de las de Marlowe. El detective se asoma a la vida de unos millonarios extraños, empezando por la madre de Clare, Dorothy Quincannon, una veterana actriz interpretada por Lange sacando afuera la Gloria Swanson de SUNSET BOULEVARD que toda intérprete lleva adentro para cuando llegue a cierta edad. Y esa madre y esa hija rivales entre sí lo conectan con estudios de Hollywood que lo conectan con inmigrantes mexicanos que lo conectan con algunos asuntos oscuros de «la noche» californiana y así, ad eternum.

Los escritores de policiales negros sabían que la trama específica de sus novelas era lo menos importante de todo. Lo que hizo grande a esas novelas fueron los personajes. Y el problema de SOMBRA DE UN CRIMEN es que casi todos los personajes no son más que estilizados arquetipos del subgénero. Marlowe es Marlowe porque alguien dice que lo es y no por alguna particularidad de su personalidad. Y los otros personajes tampoco tienen nada que los distinga especialmente: son roles a cumplir, sombreros que ponerse, funciones que ocupar.

Además de Kruger está Colm Meaney como un policía que es amigo de Marlowe, Alan Cummings como el dueño de un club nocturno y Danny Huston en el rol del presidente de un estudio de cine. Y si bien los actores no están mal (el mejor papel, de hecho, lo tiene el menos conocido Adewale Akinnuoye-Agbaje como el chofer de Neeson), no tienen mucho para hacer con los personajes más que aparecer cuando la trama lo considera conveniente y desaparecer así como llegaron sin dejar demasiada huella en la memoria.

Aún teniendo a Neeson, que ya pasó los 70 y es el Marlowe más veterano de la historia de las adaptaciones al cine del personaje, Jordan no aprovecha el paso del tiempo para dar una versión más melancólica, agria o desesperanzada del personaje. No. Es un detective privado de manual, como casi cualquier otro de la época, lo que refuerza más la sensación de estar viendo un correcto ejercicio de estilo. Y si uno se averigua un poco y termina descubriendo que el Los Angeles de la época fue reconstruido en Barcelona, entiende también los motivos por el que todo se siente tan genérico e impersonal.

Y así como llega, MARLOWE se va diluyendo de a poco y ya no importa si Neeson se boxea con alguno o se da cuenta de algún engaño por un detalle que solo él fue capaz de observar. De hecho, cuando llegan algunos sorprendentes giros narrativos cerca del final uno ya está demasiado afuera de lo que pasa como para sentir el impacto de esas revelaciones. A esa altura del asunto, lo de jugar a los detectives ya se volvió un tanto cansador y uno ya desea dar por finalizado el plan aún antes de saber cuál es el verdadero culpable, si es que lo hay.