Estrenos online: crítica de «Peter Pan y Wendy», de David Lowery (Disney+)
Esta nueva versión, con actores, del tantas veces adaptado cuento de J.M. Barrie respeta algunas cosas y altera otras del clásico relato sobre el niño que no quería crecer. Desde el viernes 28 en Disney+.
El eclecticismo, tanto en el cine como en cualquier otra rama del arte, no parece ser algo apreciable. Es más sencillo, si se quiere ganar una reputación crítica, ceñirse a trabajar dentro de un único estilo o género, insistiendo formal y narrativamente por territorios conocidos. Digamos, es más fácil que se celebre a un Wes Anderson o a un Wong Kar-wai –obsesivamente consistentes, con un estilo reconocible con solo ver un plano en un trailer– que a tipos como David Lowery, un cineasta que no ha hecho jamás en su vida una mala película, que tiene un par que en mi opinión califican como obras maestras (me refiero a A GHOST STORY o EL CABALLERO VERDE) pero que cambia de género y de estilo constantemente, pasando de dramas indie a films para toda la familia y de ahí a épicas medievales o policiales clásicos.
Con PETER PAN & WENDY, Lowery decide volver sobre un género que le fascina y que, por diversos motivos, tampoco suele servir para generar demasiada reputación crítica. Hablo de las películas «para toda la familia», infantiles, para chicos, como quieran llamarlas. Esta versión de la clásica historia escrita por J.M. Barrie y llevada a la pantalla de distintos modos es su segundo film de ese tipo luego de MI AMIGO EL DRAGON (PETE’S DRAGON), poco vista joyita que estrenó en 2016. Es probable que con esta película le suceda lo mismo: no es un film cool, no irá a festivales y, encima, demostrando aparentemente tenerle poca confianza, Disney ha decidido estrenarla directo en su plataforma Disney+ sin pasar por los cines.
Y sería una lástima que no se la vea ni la valore lo suficiente porque de todas las versiones con actores que Disney ha hecho a modo de curiosas remakes de sus clásicos animados (en algún sentido, esta funciona como ¿remake? del film de animación de 1953), PETER PAN Y WENDY califica como la mejor. Convengamos que el formato que Disney instaló hace ya algunos años de reversionar con actores sus conocidos títulos del catálogo animado (lista que incluye a CENICIENTA, EL LIBRO DE LA SELVA, LA BELLA Y LA BESTIA, DUMBO, ALADDIN, EL REY LEON, MULAN y el penoso PINOCHO, de Robert Zemeckis) no se caracteriza por su enorme calidad. Y Lowery se tomó aquí unas cuantas libertades que le permiten que la película tenga un tono personal y vuelo propio, algo que quizás la terminó condenando a un estreno directo vía streaming.
PETER PAN Y WENDY es, en algunos puntos, bastante fiel al cuento original y, en otros, muy diferente, con unos giros radicales que podrán irritar a los tradicionalistas de estas historias pero que permiten pensarlas de otra manera. Y no me refiero necesariamente a las modificaciones ligadas, si se quiere, a la «corrección política» (los cambios de raza y de género de varios personajes, sin ir más lejos, o la manera en la que ciertos roles se invierten) sino a otras, más profundas y fundamentales, que tienen que ver con la naturaleza de la historia en sí y, en consecuencia, de las leyendas infantiles como la que se cuenta.
La película arranca como reza la tradición. Wendy es una chica inglesa que vive con sus padres y sus dos hermanos más chicos en una casa de varios pisos. A punto de irse a un colegio pupilo y nerviosa por tener que hacerlo, Wendy (Ever Anderson) no puede dormir. Y es entre sueños que se le aparece Tinker Bell (Yara Shahidi) y el Peter Pan (Alexander Molony) de los cuentos infantiles que juegan sus hermanos, con la intención de llevárselos a Neverland (o «la Tierra de Nunca Jamás»), que sigue siendo una isla alejada de todo lugar conocido pero en un contexto más ciencia ficción del término.
Una vez allí Wendy, Peter, el hada y sus hermanos se toparán con casi todos los personajes esperables y vivirán buena parte de las aventuras clásicas. Más allá de específicas modificaciones que irán descubriendo, allí estará el Capitán Garfio (un irreconocible Jude Law), el pirata enemigo de Peter que quiere atraparlo a él y a los recién llegados; los míticos aunque muy cambiados Lost Boys (los Niños Perdidos), las criaturas peligrosas de turno y el grupo de simpáticos y decadentes piratas que acompañan al maléfico líder.
Lo que Lowery ha hecho con ellos no implica un cambio sustancial en la mecánica narrativa sino en el rol que tienen como mitos infantiles, permitiendo que cada uno de ellos pueda expresar su lógica y postura en lugar de establecer un más directo enfrentamiento entre héroes y villanos. Ya verán a qué me refiero. Y lo mismo pasa con el rol de las leyendas en sí. PETER PAN Y WENDY es auto-consciente de su existencia como tal y, a partir de eso, juega con el rol de esas historias en la formación de los chicos y adolescentes.
Pero lo que más fascina, algo que los que vimos GREEN KNIGHT sabíamos que encontraríamos, es la impactante y poética belleza visual que la película tiene. Lowery filma a los personajes en esos verdes, mágicos pero a la vez desolados parajes con una grandilocuencia propia del cine de los años ’50, algo que seguramente se perderá en la pantalla chica. Los escenarios son personajes en esta historia pero no tanto por su belleza en sí sino por la manera en la que la cámara del DF Bojan Bazelli los capta, transformándolos en espacios tridimensionales atravesados por el misterio, el encanto, el miedo y la sorpresa.
La película tiene, para mi gusto, un exceso de escenas de acción, algo que está ligado, sospecho, a las semanas de refilmaciones que tuvo el año pasado (este es un proyecto que tiene casi una década de trabajo, con muchas versiones de guión y un comienzo de rodaje aplazado por la pandemia). No tengo idea hasta qué punto eso traicionó la visión original de Lowery y si quedaron escenas afuera (hay personajes que desaparecen por un buen rato), pero por momentos uno siente que el encantador ritmo que por momentos consigue la película cuando se centra en los personajes y en sus relaciones rápidamente es interrumpido por otra escena de acción que parece puesta para que ningún niño se aburra.
De todos modos, Lowery tiene la habilidad suficiente para que esas escenas de luchas y peleas –la mayoría de ellas tienen lugar arriba del barco de los piratas– funcionen bien y puedan narrar, paralelamente, los cambios que atraviesan los personajes. Más allá de sus momentáneos picos de hiperactividad, PETER PAN Y WENDY es una película melancólica, encantadora y por momentos hasta triste sobre la amistad, el miedo a crecer y el rol que las leyendas juegan en cómo los niños incorporan esos conceptos. Pero sobre todas las cosas es, como siempre, una película sobre la gran aventura de vivir.