Cannes 2023: crítica de «Le retour», de Catherine Corsini (Competencia)

Cannes 2023: crítica de «Le retour», de Catherine Corsini (Competencia)

por - cine, Críticas, Festivales
17 May, 2023 09:43 | Sin comentarios

Una madre y sus dos hijas adolescentes regresan a pasar un verano a Córcega, lugar en el que nacieron las niñas, y estando allí surgen todo tipo de conflictos.

Una madre de origen africano lleva a sus pequeñas hijas en brazos y llegan hasta una playa. No tenemos mucho el contexto de lo que está pasando –más que un oportuno llamado telefónico que sacude a la madre–, pero esa imagen deja una evidencia bastante clara de qué es lo que vamos a ver: la historia de los sacrificios de una familia en dificultades para sobrevivir. Lo que hará Catherine Corsini es contar, en realidad, otra historia. Pero en el fondo, en lo esencial, será exactamente la misma. Solo que no se narra el pasado sino el futuro. O, mejor dicho, en el futuro se lidia con el pasado.

Apenas termina esa escena la película salta quince años al presente. Khédidja (Aïssatou Diallo Sagna) es ahora una mujer de cuarenta y pico, mientras que sus hijas tienen 18 y 15. La mayor, Jessica (Suzy Bemba) es seria, aplicada y estudiosa. La menor, Farah (Esther Gohourou), es un caos permanente, una bomba a punto de explotar. Las tres no regresan a algún país africano, como se podría suponer, sino a Córcega, donde la mujer se casó con un hombre blanco y nacieron las niñas, antes de irse a vivir a las afueras de Paris. Van allí a pasar unas vacaciones laborales. Es que Khédidja trabaja para una rica familia blanca y sus hijas adolescentes fueron invitadas al viaje. Viven en otra casa, pero se conectan con los ricos, blancos y «progres» franceses que les dan sustento.

Al principio todo parece maravilloso. Las hermanas van a la playa, a la piscina de la casa los dueños y son apenas algunos malentendidos los que prefiguran la oscuridad que irá cobrando la historia. Farah se mete en líos con unos chicos blancos racistas que controlan todo lo que pasa en la playa (Farah todo el tiempo se mete en líos, es un recurso de guión con nombre) mientras que Jessica, a la que los patrones de su madre admiran por «estudiosa», empieza a sentir que le pasan cosas con Gaia (Lomane de Dietrich), la hija de su edad de sus patrones, una adolescente rebelde y con dinero.

En medio de todo eso está el misterio del pasado familiar ya que la madre –también, muy convenientemente– no les ha dicho mucho a sus hijas acerca de su vida en Córcega y qué cosas le pasaron allí. Ellas saben que su padre ha muerto pero no mucho más que eso. Y de a poco empezarán a conocer más y más cosas del pasado. Cuando todo parece mantenerse en ese nivel de conflictos –búsqueda de identidad familiar, coming of age adolescente conflictivo–, LE RETOUR pega un salto de intensidad y durante su tercer acto se convierte en algo así como un episodio de EUPHORIA en el que todos los conflictos posibles que pueden tener dos adolescentes –entre ellas, entre ellas y su madre, entre ellas y los otros– se apilan como esperando en fila a que los personajes los crucen.

Hay muchos temas interesantes que la película plantea, pero la sutileza inicial va dejando paso a un trazo cada vez más grueso. Y si uno vio la escena inicial sabrá que, por más resquemores, fastidios y distancias que se generen entre las tres, siempre el mejor resultado posible es que estén juntas. HOMECOMING tiene el mismo problema que muchas otras historias actuales que se ven limitadas, dramáticamente, por la corrección política. Es difícil imaginar que los personajes estarán mejor con los patrones, los jóvenes de la playa o los lejanos familiares blancos que con «mamá coraje», por más errores que ella haya cometido. Todo va encaminado a reconsiderar esa primera escena, solo que a partir de decirse las cosas y no guardar silencios.

La película de Corsini tiene otro problema que es típico del audiovisual contemporáneo: poner todos los conflictos en manos de adolescentes que se meten en líos, son irresponsables, hacen lo que no tienen que hacer, se enfiestan, se pasan de rosca, creen mentiras o provocan situaciones conflictivas una tras otra. Se puede entender ese recurso cuando se utiliza de vez en cuando, pero cuando es el único y permanente motor del conflicto (un personaje, en pocos minutos, vende drogas, roba billeteras y anda con armas de fuego) termina agotando. Y en LE RETOUR hay un momento en que aparecen todos los potenciales problemas posibles juntos.

Sin dudas, el verano familiar de las tres mujeres –y de los que lo rodean– será inolvidable, pero la película que lo cuenta no lo es, en especial porque quiere decir y mostrar tantas cosas que no termina diciendo mucho. La sexagenaria directora de LA REPETITION y LA FRACTURE, entre muchas otras películas, tiene ideas visuales y sabe meterse en la cabeza de estas dos chicas en esa etapa de sus vidas, pero en cierto momento se olvida de algo que debería sostener su película: la credibilidad, la sensación de que sus protagonistas son personas y no meros estereotipos de una conflictiva, silenciosa y amarga diáspora.