Cannes 2023: crítica de «Youth (Spring)», de Wang Bing (Competencia)

Cannes 2023: crítica de «Youth (Spring)», de Wang Bing (Competencia)

por - cine, Críticas, Festivales
18 May, 2023 02:47 | Sin comentarios

Este documental chino de 216 minutos retrata distintos momentos en las vidas de una serie de jóvenes que trabaja 15 horas al día en fábricas de ropa. En Competencia por la Palma de Oro.

Uno a veces tiende a ser crítico con algunas decisiones de la programación de Cannes, un festival que teniendo para elegir todo entre todo –casi como un seleccionador de un equipo de fútbol con jugadores de todos los países– muchas veces se equivoca. Y creo que es justo, cuando el festival toma riesgos que no acostumbra, celebrarlo por hacerlo, por ir a fondo con esos desafíos, por jugársela eligiendo películas que normalmente estarían fuera de la órbita de una competencia como la de Cannes.

Me refiero al nuevo –exigente, demandante, excelente– documental de Wang Bing titulado YOUTH (SPRING). No estuve en la función de gala sino en la de prensa, pero imagino que se habrá ido mucha gente en medio de esta película de tres horas. No creo que salgan notas en Variety diciendo la cantidad de minutos de ovación que hubo. Y, realmente, no tenía necesidad el festival de jugársela poniendo este film ahí, uno que seguramente los miembros del jurado ignorarán por completo. Pero lo hizo y eso casi me reconcilia con muchas de las otras cosas que se ven por acá.

Lo nuevo de Wang Bing transcurre en un barrio llamado «Happiness Road» en el cual se apilan, una detrás de otra, idénticas casas en las que se produce ropa, lugares en donde decenas de jóvenes manufacturan a velocidad crucero esos productos que luego todos comprarán en tiendas de marcas internacionales. Se les paga por la cantidad que producen y por eso lo hacen con una rapidez que bordea con el riesgo y en lugares no particularmente caracterizados por su limpieza y prolijidad.

La película no es, directamente, una denuncia sobre estos modelos de trabajo. Dicho de otro modo: Wang es lo suficientemente inteligente para darse cuenta que yendo por el costado esa es la lectura que se producirá. Su documental lo que hace es retratar a muchos jóvenes que allí trabajan, pasando de uno a otro y mostrándolos en su labor cotidiana: cosiendo telas, saliendo a fumar, teniendo algunos ratos de ocio y de bromas con los colegas, varias peleas también y, fundamentalmente, una serie de discusiones sobre lo que les pagan.

YOUTH (SPRING) no construye una trama per se. Durante tres horas y media va presentando distintos personajes –cada vez más hasta que todo se vuelve un solo cuerpo, «la juventud» que menciona el título– atravesando situaciones similares. Mucho énfasis está puesto en la mecánica del trabajo –minutos y minutos de gente cosiendo, doblando y volviéndolo a hacer– y, entre tanda y tanda, hay algunas conversaciones sobre los problemas que atraviesan: una pareja lidia con un embarazo y la decisión de abortar o no, dos se pelean a los tijeretazos en medio del horario laboral, se habla primero en privado y luego ya en público de los bajos sueldos que reciben, se discute acerca de la basura que cae por todos lados y de la imposibilidad de salir de ese circuito de 24 horas al día. Da la sensación que duermen ahí mismo o en lugares muy cercanos. «Happiness Road», que le dicen.

Desde ese micromundo, en esos pocos metros de la llamada Zhili City, Wang Bing (DEAD SOULS, THE DITCH, WEST OF THE TRACKS, BITTER MONEY, MRS. FANG) construye un retrato de la juventud china. Wang Bing filmó más de 2.600 horas de material y se dice que este será el primero de una serie de documentales que retrata a China desde ese cruce ocupacional y generacional. Si bien hay momentos de ocio, humor y dispersión –además de mucha música pop local–, lo que YOUTH presenta es la vida de una veintena de personas que, literalmente, viven para trabajar y juntan dinero sin aparente perspectiva de uso, salvo que alguno opte por salir del circuito…

La película no construye drama ni una trama convencional ni hay testimonios ni confesiones ni se cuentan muchas historias en un sentido convencional. La cámara va pasando por muchos jóvenes y las vidas de todos ellos, como los productos en los que incansablemente trabajan, son casi todas muy parecidas. Se puede tratar de conseguir un par de yuanes más por mes y pelear con los dueños de los sweatshops por algunas mejoras en las condiciones de trabajo. Pero, de lograrlas, son pequeñas. YOUTH es un retrato minimalista del funcionamiento del capitalismo made in China.