Estrenos: crítica de «Guardianes de la Galaxia Vol. 3», de James Gunn

Estrenos: crítica de «Guardianes de la Galaxia Vol. 3», de James Gunn

por - cine, Críticas, Estrenos
03 May, 2023 05:18 | comentarios

La tercera parte de la saga de Marvel se centra en el grupo de superhéroes viviendo aventuras mientras tratan de salvarle la vida a Rocket. Con Chris Pratt, Zoe Saldaña y Dave Bautista.

Hay momentos, mientras veo películas de Marvel –especialmente las que vinieron después del doblete final de AVENGERS— que siento estar quedándome afuera de algo, que están sucediendo en la cultura cosas que no me pertenecen ni entiendo. Se podría decir que es normal que eso suceda ya que no tengo la edad para el público de este tipo de películas, pero a la vez me considero lo suficientemente amplio de criterios para entender porqué ciertas cosas funcionan aún cuando a mí no me producen gran cosa. Me pasa con muchos géneros musicales: sin ir más lejos me llevo mejor con el trap que el 90 por ciento de mis cogeneracionales. Y también con otras modas y tendencias actuales. Pero esto que está haciendo Marvel en estos últimos tiempos me supera. Trato de entenderlo y no lo consigo.

Esta no será una crítica sino una serie de cuestionamientos personales. La primera pregunta que siempre me hago al verlas es la misma: ¿me habrían gustado de tener yo 14, 18, 21 años? ¿O tampoco? Después viene lo siguiente: ¿Qué hay en ellas que me irrita tanto? ¿Qué es lo que me impide engancharme con casi el 90 por ciento de lo que sucede acá, en THE ETERNALS y las últimas ANT-MAN y DR. STRANGE? Si bien esta tercera parte de GUARDIANES DE LA GALAXIA está un punto arriba de las otras, mi sensación es que no son del todo películas. Son artefactos culturales que existen en una especie de pecera que nada tiene que ver con la vida pero tampoco mucho con el cine. Son como dioramas, como instalaciones en movimiento, enloquecidas exposiciones de artefactos a los que se le da por golpearse entre sí esperando que esa fricción cause algún efecto cinético. Y si no lo hace, se le ponen canciones arriba a ver si algo pasa.

A menudo me cuesta entender los tonos de las películas. En GUARDIANES DE LA GALAXIA VOL. 3 por momentos me da la impresión de estar viendo una película para niños muy pequeños, con personajes usando disfraces de fiestas infantiles y con chistes muy sencillos pensados para chicos de esa edad. Pero en otros momentos la película se pone oscura, violenta, dramática y, para ese público, entre densa y pesadillesca. En otras instancias tengo la sensación de que quiere ser una película pop, para adolescentes, con las típicas canciones un tanto retro que le gustan a James Gunn musicalizando de forma un tanto curiosa escenas de acción o aventuras. En otros, veo una casi psicodélica y bizarra película de culto que pide ser vista con los estados ligeramente alterados.

¿Todo eso forma parte de una estética propia? ¿Hay un público que responde a ese cóctel y lo siente como una sola cosa, como algo integral? Supongamos que eso suceda y ese público existe. ¿Qué es lo que lo convoca? ¿Esa mezcla de estilos? ¿O un fanatismo ya previo por el producto, los personajes y el propio director que hace que la película en sí sea lo de menos? A mí, honestamente, por momentos me parece increíble que películas así se hagan con tanto presupuesto, que haya ejecutivos que las aprueben, que sean las más taquilleras de cada año y que haya tanta gente capaz de consumir todo lo que las rodea. Si me dijeran que es una película experimental, una cult movie de los ’70, me parecería hasta más lógico.

Una aclaración para los que creen que esto es una diatriba general respecto al cine de superhéroes. No, no lo es. Si bien soy el primero en admitir que no soy un gran fan del género, crecí con el BATMAN de Tim Burton, con EL HOMBRE ARAÑA de Sam Raimi y ya más grande disfruté del BATMAN, de Christopher Nolan, de varias de las películas del MCU –en especial las de CAPITAN AMERICA— y si bien la mayoría de las películas de DC me han decepcionado, al menos las entiendo o entiendo porqué a algunos les gustan. De hecho, de las famosas tres primeras fases del MCU me gustaron pocas películas, pero podía comprender el fenómeno. Creo tener la habilidad o la amplitud de criterio tras un par de décadas y pico en esto como para darme cuenta que algo puede funcionar por más que a mí no me conmueva demasiado.

Pero el Marvel post-AVENGERS se me hace incomprensible del mismo modo que se me hace increíble que se hayan vuelto exitosas las canciones pasadas a velocidad rápida o, bueno, otras cosas que mejor no mencionar. Lo pienso y no lo logro entender. Leo cosas para ver si el que tiene un problema soy yo, pero nada ni nadie me convence del todo. Al final no me queda otra que asumirlo como un asunto mío. Se debe tratar de algún tipo de mash-up formal, estructural y narrativo que no sé apreciar del todo porque pertenezco a una generación que funciona a partir de compartimentos un poco más estancos que los que se presentan acá. O no consumí los suficientes cómics en mi vida como para que este deep dive en las profundidades de Marvel me resulte mínimamente interesante o comprensible.

GUARDIANES DE LA GALAXIA 3 es una película en la que Rocket (con la voz de Bradley Cooper para los pocos que la vean subtitulada) es gravemente herido y todo el grupo se moviliza, galácticamente, para encontrar la forma de curarlo, tarea que tiene sus inconvenientes y dificultades ya que el mapache no tiene un cuerpo «normal» sino uno que está un tanto tuneado. En el medio hay una serie de confusas y largas aventuras que los llevan de un planeta a otro tratando de encontrar esa cura mientras que, a modo de flashbacks, vemos la infancia en cautiverio de quien luego sería Rocket. Y hay canciones y decenas de combates contra una serie de villanos intercambiables (creemos que será Will Poulter pero luego será otro que no spoilearé), y hay regresos de personajes que dábamos por perdidos, y peleas y recriminaciones y bailes, muchos bailes.

De todo lo que hace Gunn siempre conectaré mejor con la parte feliz de sus películas, esa celebración de las familias elegidas que siempre hay en su cine y los momentos más livianos y amables que ofrecen. Gracias a eso los momentos más sentimentales se me vuelven tolerables y hasta tiernos. Y aún los chistes malos no me molestan. Pero todo lo demás me resulta bastante ajeno. En la primera película todo lo que se veía era curioso y sorprendente. En la segunda ya era más repetitivo y empalagoso. Acá es directamente caótico, un extraño caso de delirio en piloto automático: llenemos la piñata de los objetos más coloridos posibles y veamos con cuáles la gente se queda. Pero la energía vital de antes ya no la siento. ¿Será que Chris Pratt, Zoe Saldaña y compañía están tan cansados como yo de estas películas?

Por momentos siento que estoy viendo los TELETUBBIES y dos minutos después una de terror del tipo torture porn con animalitos que sufren. Al toque es una comedia de acción y aventuras, y cinco minutos después un drama sentimental lacrimógeno. La gente alrededor mío se ríe y no entiendo qué es lo que les causa gracia. Cuando lloran me pasa lo mismo. De vuelta, debe ser un problema mío. Tengo claramente alguna dificultad con esta ensalada tonal, con este caleidoscópico bazar de muñecos, con la falta de fisicalidad de los personajes, con el hecho de no saber si alguno realmente puede morir y de qué (todos parecen resistir cualquier embate, por destructor que sea) y con el 90 por ciento de las cosas que pasan en estas interminables dos horas y media. Pero de vuelta. Quizás soy yo. Sepan disculpar.