Estrenos online: crítica de «Love to Love You, Donna Summer», de Roger Ross Williams y Brooklyn Sudano (HBO Max)
Este documental sobre la vida personal y profesional de la «diva del disco» cuenta con un excelente material de archivo para contar su exitosa, contradictoria y trágica historia. En HBO Max, desde el 20 de mayo.
Algunos hechos fortuitos pueden dar frutos muchos años después. En el caso de la familia de Donna Summer ese es el hecho de haber comprado en los años ’70 una cámara y ponerse a filmar muchísimas cosas de la vida privada y pública de la estrella. En la mayoría de los casos esos materiales son de consumo íntimo pero cuando surge la idea de hacer un documental sobre esa persona, este tipo de documentos son fundamentales, básicos, la esencia misma del proyecto. Sin ellos, especialmente en este caso, tendríamos apenas un especial de televisión.
Es que documentales contando las vidas públicas y privadas de estrellas de la música pop hay cientos –mejores y peores, pero la mayoría con un arco narrativo relativamente similar de ascenso y caída–, pero pocos se pueden apoyar en tantas imágenes desconocidas. Dirigida por Ross Williams y Sudano, que es una de las hijas de la cantante, LOVE TO LOVE YOU, ofrece además una ingeniosa e inteligente forma de encadenar momentos de su carrera y de su vida, evitando quizás los más típicos pasos de una cronológica Wikipedia y priorizando los que considera importantes, los que por distintos motivos fueron clave en la historia de la cantante y de su familia.
La carrera de Donna Gaines (tal es su apellido original) tiene algunas particularidades, ya que si bien sus inicios son similares al de la mayoría de las cantantes afroamericanas que triunfan en los Estados Unidos –el paso por los coros de iglesia– luego se diferenció de ese modelo, ya que siendo joven se fue a probar suerte a Europa, más precisamente a Alemania, en donde cantó y actuó en musicales como «Hair«. Fue allí que conoció a un joven productor italiano de música electrónica bailable llamado Giorgio Moroder y a partir de eso no solo cambió su vida sino que, se podría decir, la historia de la música pop.
No seré yo quien cuente la historia de sus logros musicales ya que, al menos para los que no vivieron su época de oro o los que eran muy pequeños como para recordarla bien, tiene sus giros, sorpresas e idas y vueltas. Lo que sí es necesario destacar para entender que Summer fue mucho más que una buena voz adosada a canciones armadas por un equipo de productores es que no solo ella compuso, en parte al menos, muchos de sus temas más reconocidos, sino que algunas de esas canciones fueron revolucionarias en lo suyo, empezando por la que da título a la película –icónica por lo sugerente y sexualizado de su voz y, en vivo, de sus movimientos al interpretarla, algo no tan usual en 1976– y el éxito que vendría después, «I Feel Love», que marcó un cambio radical en el sonido de la música bailable de entonces, sirviendo como transición del disco más clásico al pop electrónico de los ’80.
De ahí en adelante seguirían unos años de éxitos y popularidad (que no llegan a ser más de una década, por motivos que ya verán y que la alejaron de su público más fiel, la comunidad gay), pero en paralelo a sus logros artísticos y, en muchos sentidos gracias a los materiales sobre los que trabaja, la película logra hacer una pintura de una mujer que crea un personaje público que poco tiene que ver con el real, diferencia que se va haciendo más grande y evidente con el paso del tiempo. Algunos ejes de esa historia son los esperables –violencia de género, abusos sexuales– y los que van haciendo transformar a esa joven entusiasta en una mujer más problemática, una que se reconoce con dificultades con sus padres, con su maternidad, con sus parejas, con el estrellato y con su vida.
Son esos documentos los que elevan LOVE TO LOVE YOU a la categoría de cinematográfico. Se ven «detrás de escena» de grabaciones de videoclips, varios backstages de shows, entrevistas televisivas, escenas de la intimidad familiar de todo tipo y de todas las épocas y, demostrando sapiencia en el género, los directores jamás ponen a una persona a ser entrevistada en cámara del modo convencional sino que usan sus voces, entrecruzadas y en off, narrando y comentando los hechos que rodean a las distintas épocas que esos materiales presentan. Al casi no poner materiales contemporáneos uno termina insertado en los años que la película narra (de fines de los ’60 a principios de los ’90, exceptuando el final que sí es más actual) y transportándose a la época, al momento y a los personajes.
Las que más hablan son las tres hijas (una de un primer matrimonio, las otras dos del segundo, con el músico y compositor Bruce Sudano), pero por una cuestión de edad los que sí recuerdan la época de oro de Summer son sus colegas y contemporáneos, como Moroder, su socio Pete Bellotte, Elton John y Neil Bogart (el dueño de Casablanca Records) que, en material de la época, cuenta cómo transformó «Love To Love You» en el éxito que fue, entre otros. El documental puede no ser la exploración profunda sobre lo musical que un fan de Donna Summer puede esperar, pero casi ninguno de estos documentales tienen, lamentablemente, como objetivo analizar el desarrollo musical específico de los artistas sino contar una historia para el gran público, desde un costado más humano. De todos modos aquí se logra hacer las dos cosas, ya que la vida y la carrera de la cantante fueron una permanente y dramática serie de cruces. Algunos virtuosos y otros, no tanto.