Series: crítica de «Silo», de Graham Yost (Apple TV+)

Series: crítica de «Silo», de Graham Yost (Apple TV+)

Esta serie de diez episodios que Apple TV+ estrena el viernes 5 de mayo tiene como escenario un enorme búnker de cientos de pisos en el que viven las 10 mil personas que sobrevivieron tras un misterioso evento que, aparentemente, acabó con todo sobre el planeta Tierra.

No sabemos por qué estamos acá. No sabemos quién construyo el Silo. No sabemos por qué todo lo que hay afuera del Silo es como es. No sabemos cuándo será seguro salir afuera. Lo único que sabemos es que ese día, no es este día», dicen a modo de mantra y despedida las autoridades del Silo cuando alguna persona –por deseo propio o por haber sido condenados a hacerlo– tiene que salir del lugar en el que han vivido toda su vida a explorar eso que hay afuera y que no se ve muy apetecible que digamos. En la ficción distópica pero, considerando ciertos temas actuales, no tanto de SILO, el mundo en el que la gente vive ya no es el mundo que conocemos sino una estructura tubular subterránea e inmensa que se extiende cientos de pisos para abajo de la Tierra. Todo lo que existe, existe allí. El afuera, que se ve a través de unos ventanales en algunos pisos, no luce para nada vivible.

La historia que rodea a SILO es casi tan interesante como su trama. Se trata de una serie de breves novelas creadas por Hugh Howey, un hombre que tras ser rechazado por muchas editoriales decidió auto-publicar en 2011 su saga de ciencia ficción (su título original es WOOL) y subirla a Amazon vía Kindle Direct Publishing y otras plataformas, vendiendo cada libro por apenas 99 centavos de dólar. De a poco se fue armando una base de fans y para cuando las editoriales y los estudios de cine se dieron cuenta el tipo ya vendía de a 70 mil e-books mensuales quedándose él con un 60/70% de lo recaudado. El fenómeno explotó, siguieron más libros y los derechos fueron comprados por Fox con la idea de hacer una película producida por Ridley Scott. Pero cuando Disney adquirió Fox, abandonó el proyecto. Luego «pasaron cosas» y, en 2021, SILO terminó siendo adquirido por Apple TV+ que ahora lo lanza como su gran producción de ciencia ficción de la temporada teniendo como showrunner a Graham Yost, el guionista de SPEED y creador de JUSTIFIED, y con varios episodios dirigidos por Morten Tyldum, el realizador de origen noruego de EL CODIGO ENIGMA.

El punto de partida quizás no sea lo más original del mundo –un alto porcentaje de la ciencia ficción distópica parte de situaciones parecidas–, pero en manos de Yost, Tyldum y un elenco que incluye a Rebecca Ferguson, Tim Robbins, David Oyelowo, Rashida Jones y Common, entre otros, la serie y la intriga funcionan muy bien, más allá de que sus diez episodios terminen siendo un tanto excesivos. Como sucede en otras historias de este tipo, como por ejemplo SNOWPIERCER, lo que parece haber acá es una sociedad autosuficiente que funciona encerrada en sí misma, sin contacto con un exterior que estaría contaminado y que está organizada de arriba hacia abajo. Si bien no es tan evidente como en aquella otra saga, es claro que los que están arriba tienen más poder y comodidades que los de abajo.

Pero lo principal no pasa por ahí. Se trata de una sociedad muy regida y controlada, que existe de ese modo a partir de algún tipo de hecatombe nuclear o física que no se menciona porque así lo han querido los mayores. Como ya hace 140 años que viven en esas condiciones, nadie sabe nada del mundo tal como era antes. No hay materiales, ni imágenes, ni ya nadie que lo recuerde. Y cada vez que aparece algo de ese pasado, la seguridad (los Judiciales, los llaman) aparecen rápidamente para quedárselo. Es que, por lo que se cuenta, en algún momento de la historia del silo ha habido una rebelión y quieren evitar otra a toda costa.

De todos modos, en un lugar donde viven 10 mil personas es inevitable que haya rebeldes, curiosos, gente que quiera saber qué hay del otro lado de la pared y porqué no se puede salir de esa suerte de lugar de confinamiento que parece una mezcla de enorme shopping y muy profesional búnker. A la primera que conocemos es a Alison (Jones), la esposa de Holston (Oyelowo), el sheriff del silo. Ellos son ciudadanos modelo que respetan todas las reglas, inclusive la que obliga a esperar un permiso para tener hijos. Cuando lo reciben se alegran, pero al pasar el plazo de un año para tenerlo y darse cuenta que no pueden, Alison se frustra y empieza a dudar de todo. Allí descubre una serie de cosas que pasan allí adentro –o ella cree que pasan– y que le funcionan a modo de revelación. A partir de eso ya no cree en nada de lo que le dicen. Entonces hace lo que no tendría que hacer: pide salir de ahí.

Según las reglas del silo, cuando alguien expresa su deseo de partir no solo se le concede sino que no se puede arrepentir. Es así como el propio Holston, dolorido y angustiado, despide con las palabras del inicio a su propia esposa. SPOILERS DEL PRIMER EPISODIO. Alison sale a ese exterior devastado con un casco puesto, empieza rápidamente a tener dificultades para respirar y parece caer muerta a la vista de todos los que miran desde los ventanales. De ahí en adelante, más que confirmarse los temores, a Holston le aparecerán las mismas dudas y otras frustraciones, por lo que finalmente tienen que elegir a otro sheriff. Allí aparece Juliette (Ferguson), una mecánica de los pisos de abajo que trabaja con el generador de energía y a quien Holston quiere como su sucesora. Ella no está convencida pero termina aceptando.

De allí en adelante la serie se ocupará de las intrigas internas del silo en sí, muchas de ellas ligadas con lo que pasa en el exterior, lo que pasó y qué es lo que se les oculta a sus habitantes. A los policías los tienen bastante atados de pies y manos los Judiciales, que funcionan a modo de poder militar o seguridad interna tipo KGB o Stasi, y tienen a Bernard (Robbins) como uno de sus líderes y a Sims (Common) como su ladero o, como le dicen ahí, su Sombra. También hay una alcaldesa bastante amable, pero su rol parece más ceremonial que otra cosa: hace 40 años que está en el cargo.

Buena parte del núcleo de SILO tendrá un formato que combina western y policial negro –no tan distinto al modo JUSTIFIED— en el que Holston primero, Juliette después y otros personajes que irán apareciendo y desapareciendo tienen que investigar misteriosas muertes, encontrar responsables, escapar de persecuciones reales o virtuales mientras que, a la vez, crece la intriga respecto a esos crímenes (el misterio principal parece pasar por los contenidos de un disco externo que podrían ser reveladores) y qué relación pueden tener tanto con hechos del pasado como con el misterio más grande de todos: ¿Qué pasó afuera que los dejó a todos adentro? ¿Por qué se les oculta? Y esa intriga genera una segunda pregunta: ¿Y si afuera no pasó nada? ¿Si lo que ven por la ventana es falso y todo lo que se les cuenta es un invento para mantenernos encerrados?

SILO tiene un núcleo temático duro tan fuerte y poderoso que termina jugándole un poco en contra. Es tan intrigante saber qué pasó y si es que pasó algo ahí afuera que algunas subtramas y largos desvíos narrativos de sus episodios del medio (digamos, del cuarto al séptimo) se hacen un poco tediosos e intrascendentes. Si bien van haciendo avanzar el núcleo central, nos llevan por caminos un tanto trillados y repetitivos de este tipo de géneros. Si uno atraviesa esa barrera es porque quiere saber un poco más del misterio principal –no olviden que es solo una primera temporada y no todo se resolverá– y básicamente porque tiene un gran elenco que sostiene, dramáticamente, la cadena de procedimientos, en especial esa gran actriz que es la sueca Ferguson, la tensa y nerviosa fuerza motora de la serie. Es un personaje raro, frágil y fuerte a la vez, que la actriz de MISION: IMPOSIBLE y DUNA transforma en alguien creíble y vivo.

La serie tiene elementos similares a productos de ciencia ficción apocalíptica como THE LAST OF US, UN MUNDO FELIZ y 1984 –por citar algunas de cientos– cruzados con un escenario que parece una versión más prolija de esa caverna infernal que aparece en las secuelas de MATRIX. Aquí no hay «exteriores» en términos objetivos, pero el espacio en el que transcurren las acciones es lo suficientemente abierto y variado como para que el escenario no se torne repetitivo desde lo visual. Y lo que también repercuten son los temas que SILO dispara, desde los manejos distorsionados de la información hasta eventos contemporáneos como la pandemia, el crecimiento de la inteligencia artificial, el cambio climático y la idea de que, quizás, en un futuro no tan lejano, pueda haber gente que termine viviendo de una manera no tan distinta a la que se muestra acá y preguntándose cómo era el mundo antes.