Series: reseña de «Succession Ep.4.8: America Decides», de Jesse Armstrong y Andrij Parekh  (HBO y HBO Max)

Series: reseña de «Succession Ep.4.8: America Decides», de Jesse Armstrong y Andrij Parekh (HBO y HBO Max)

En el canal de noticias de la familia Roy se deben tomar decisiones importantes en la noche en la que se elige al nuevo presidente de los Estados Unidos.

ALERTA DE SPOILERS

La locura por la primicia, el juego por detrás de escena con los candidatos, las internas familiares, el poder. Todo choca entre sí en «America Decides», el esperado episodio de SUCCESSION que transcurre durante las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. En medio del caos informativo, los hermanos Roy van delineando su territorio y sus apoyos hasta llegar –a través de una serie de caminos misteriosos– a anunciar la victoria de Jeryd Mencken, candidato republicano con bastante pinta de fascista, como presidente. Pero para llegar a eso deberán pasar muchas cosas. Y todas en apenas unas horas.

De una manera bastante directa, lo que han hecho aquí los creadores de la serie es recrear, con algunas variaciones, muchos de los sucesos que tuvieron lugar en las últimas elecciones de los Estados Unidos. Solo que a la inversa. Un poco de contexto acaso sirva. Allí, Fox News (el medio más ligado políticamente a Donald Trump y en el que ATN se inspira) fue el primero en anunciar que los demócratas habían ganado las elecciones, algo que después sucedió y que generó la ira de los republicanos, además de una serie de caóticos sucesos posteriores que los llevaron a despedir a sus principales conductores y a perder cientos de millones de dólares en juicios. Todo hace pensar que ATN va por un camino similar de caos generalizado aunque, también es cierto, Fox News sigue tan fuerte y operativa como antes de todos los escándalos.

El marco político existe como contrapunto de las vidas de los tres hermanos Roy. De hecho, SUCCESSION ha mostrado poco y nada a los candidatos estos años como para que nos generen odio o simpatía. Sabemos que Mencken es un tipo complicado desde un lugar similar al de Trump (o, más aún, a Bolsonaro), pero no mucho más. Lo que le importa al espectador es cómo su ascenso al poder modifica las piezas en el juego de la herencia familiar. Y hoy el que parece ir ganando es Roman, quien de entrada se puso detrás suyo, lo operó y se dejó operar, y se encargó de presionar para que ATN lo anuncie como ganador.

Es claro que anunciar a un ganador y que esa persona gane no es estrictamente lo mismo, pero para un medio es el límite entre la gloria y una posible caída. Acá, Roman presiona para que se lo declare ganador cuando hay más de diez mil votos en Milwaukee que se perdieron en un incendio en apariencia hecho por los Menckenistas –no den ideas– y que podrían cambiarlo todo. Al decidir dar por ganador a Mencken allí, cuando los otros medios no lo hacen, con la subsecuente victoria en Arizona le alcanza para trasponer el límite de electores. Shiv, que apoya claramente al demócrata Jiménez, se rebela contra Roman. No quiere saber nada con quedar tan pegada a él. Pero comete un error clave –ya verán cuál– y le cuesta mucho.

En el medio está Kendall, que se debate entre la necesidad empresarial y sus ideas, sus miedos y su rol paterno. Todo está atado para que Mencken se oponga a la compra de Waystar por parte de Mattson y, a partir de ese arreglo (cualquier parecido con la realidad no es casual, y no solo la estadounidense), los hermanos varones se saldrían con la suya. Esto es: no vender. Pero Ken no es Roman y sabe que el nuevo «potencial» presidente es un peligro, lo cual lo pone en un dilema ético. Sospecha, además, que su gente apretó a su familia (hija y ex mujer), lo cual lo vuelve directamente un traidor. Y al decidir apoyarlo, de algún modo Ken queda como el ejemplo de todos esos empresarios que apoyan a candidatos por conveniencia aún sabiendo que son un peligro para su país. En este caso, para todo el mundo.

Pero negocios son negocios y la familia se juega por Mencken. Y allí aparecen los otros grandes protagonistas del episodio: Tom y Greg. El primero, que viene del devastador encuentro con Shiv, se entera en medio de otra discusión con ella que será padre y trata de demostrar su poder y su control en medio del caos. El fastidio con su ¿ex? lo lleva a cumplir los deseos de sus hermanos en contra del de ella. Con Greg pasa algo similar. Se entera de parte de los bocones escandinavos que Shiv patea para ellos y, tras una serie de malentendidos que incluyen picantes wasabis, una tensa confrontación con ella y un momento épico en el que parece que tuviera entre sus manos los códigos nucleares, «delata» también a Shiv delante de Ken, dejándola afuera de todo.

A la hermana de los Roy, cuyo poder sube y baja con los días, solo le queda la carta de Mattson (que teme por el futuro de ATN y de su posible inversión ahí, ya que de probarse que cometieron un error todo se iría al tacho) y, si se quiere, el embarazo. ¿Será esa su última jugada «política»? ¿Servirá para algo? Después de este tenso, muy tenso episodio (el mejor desde el tercero, el de la muerte que ya saben quien) vendrá el del funeral. Otro encuentro entre todos y todas, otra oportunidad para chispazos internos y noticias políticas explosivas. Todo puede cambiar otra vez. Hasta los fans de Connor (los «Coneheads») pueden tener alguna esperanza. ¿Quién sabe? Quizás su medio punto de votos en algún estado pueda cambiarlo todo…