Estrenos online: crítica de «Stan Lee», de David Gelb (Disney+)
Este limitado documental oficial sobre la figura del creador de Marvel cuenta su vida y los principales hitos de su larga carrera profesional. En Disney+.
Un documental frustrante que, salvo por algunos pocos momentos, no está a la altura de la historia que cuenta ni de las complejidades del personaje que retrata, STAN LEE es una especie de retrato oficial del fundador de Marvel Comics, un film que va directo a la fuente y se arma como una serie de imágenes puestas en función de las incontables entrevistas que Lee dio a lo largo de su vida. Lo mejor que se puede decir de él es que sostiene el tono entre inocente y optimista que tenía la persona retratada, pero esa es también su limitación, la de no ahondar mucho más allá de eso.
Interesante, si se quiere, es también su decisión de otorgar casi la mitad de su metraje a la vida de Lee previa al éxito de Marvel, recorriendo con cierto detalle su infancia, adolescencia, sus inicios en el mundo de los entonces muy poco respetados cómics y cómo con el correr de las décadas –más de 20 años después, en los años ’60– se fue generando el Marvel que se popularizó en esa década. Que era grande, sí, pero ínfimo en relación a la masividad que logró, gracias al cine, en los últimos 15 años.
En sus entrevistas, Lee cuenta algunos detalles de su vida personal y de la extraordinaria pero a la vez complicada relación que tuvo con los dos artistas más conocidos del sello –Jack Kirby y Steve Ditko–, pero la mayor parte del tiempo los dedica a repasar lo que todos los que saben algo de la historia de Marvel ya conocen: cómo su manera un tanto más adulta de retratar a los superhéroes –con problemas reconocibles, con dudas acerca de su heroísmo, ubicados en lugares reales y con ciertas «enseñanzas» para ofrecer– cambió el negocio de los cómics en los ’60, separándose de las historietas más tradicionales y sus personajes más conocidos, que buscaban por lo general a un público infantil con ideas más básicas acerca del heroísmo. Si bien casi no se menciona a DC Comics ni a sus personajes principales, hay una breve escena que está puesta para marcar las diferencias entre unos y otros.
Algunas anécdotas de las distintas épocas, contadas a través de cuadros de historietas y animaciones, agregan algún interés al producto en sí, pero como documental STAN LEE no agrega nada que un mínimo conocedor de la historia de los cómics no sepa –el film se detendrá brevemente a hablar de los Cuatro Fantásticos, de Spider-Man, Iron-Man, X-Men y así–, más allá que algunos detalles acerca del modo caótico del trabajo cotidiano en la editorial, especialmente en su época de mayor popularidad. De hecho, el «Método Marvel» de dibujar primero y escribir el guión después se menciona, aunque merecería un análisis más profundo.
La mayoría de las situaciones complicadas de la historia el documental las evita –pasa de los ’70 a 2010 en un suspiro, aunque no es un problema lo poco que habla de las películas, ya que todos las conocen– y apenas hay un momento intrigante en el que se escucha una pelea pública en un programa radial entre Kirby y Lee por un tema de copyright de los personajes. La cuestión, en algún sentido irresuelta, tiene que ver con la autoría: a quién les corresponde ese mérito, ¿al inventor del personaje y guionista o a aquel que al dibujarlo e interpretarlo visualmente termina por darle «vida»? La película no lo resuelve –o dice, en paralelo, que fue un trabajo en equipo pero que sin Lee nada existiría– sino que prefiere barrerlo bajo la alfombra. Y esa es la principal limitación de este tipo de películas.