Estrenos online: crítica de «Shooting Stars», de Chris Robinson (HBO Max)

Estrenos online: crítica de «Shooting Stars», de Chris Robinson (HBO Max)

Este drama deportivo se centra en los inicios de la carrera de LeBron James, cuando jugaba junto a sus amigos de la escuela secundaria y empezaba a convertirse en una estrella del básquetbol buscado por los equipos de la NBA.

La historia de LeBron James ha sido, es y será contada a lo largo de ficciones y documentales durante mucho tiempo. Considerado como uno de los mejores basquetbolistas de la historia –para algunos es directamente el mejor, para mí está un par de escalones por debajo de Michael Jordan–, seguramente seguirá recibiendo y produciendo él mismo todo tipo de materiales audiovisuales. SHOOTING STARS es producción del propio «King James» y se centra en algo así como la prehistoria de la fama, en esos años formativos que van de los 10 a, bueno, a su temprana llegada a la NBA.

Pero la película no es una biografía de LeBron sino una que lo integra a su grupo de amigos de esos años, los autodenominados «FabFour», con los que jugaría al básquet en la secundaria y junto a los cuáles se iría transformando en el jugador más buscado por la NBA cuando todavía promediaba la educación media. Robinson no se detiene demasiado en la parte más dura de la infancia de James –muchos sabrán y otros pueden buscar online lo difícil que fueron sus primeros años– sino que la película comienza con los amigos jugando ya al básquet, a los videojuegos y siendo gentilmente guiados por el Coach Dru (Wood Harris, el mítico Avon Barksdale de la serie THE WIRE), padre de uno de ellos.

Además de James (encarnado en su adolescencia por Mookie Cook), el grupo lo integraban el simpático Sian Cotton (Khalil Everage), el competitivo Dru Joyce III (Caleb McLaughlin, de STRANGER THINGS) y el talentoso Willie McGee (Avery Wills). Los cuatro jugaban tan bien juntos que deciden cambiar de colegio en la ciudad de Akron, Ohio, en la que vivían, solo porque a uno de ellos, Dru, no lo aceptaban en el equipo del colegio al que iban a ir por su baja altura. Un cambio que traerá sus inconvenientes.

En St. Vincent-St. Mary, una escuela católica y mayormente blanca en la que los cuatro adolescentes afroamericanos eran vistos casi como extraños, empiezan a entrenar a las órdenes de Keith Dambrot (Dermot Mulroney, el nombre más reconocido del elenco), un coach con experiencia en la NCAA. Pero los chicos son jóvenes, ambiciosos, y les cuesta aceptar las reglas que el colegio y su entrenador le ponen para poder jugar, tanto respecto a cuestiones tácticas como a esa tradición que dice que los alumnos de primer año deben «esperar su turno».

Es así que los FabFour desafían a sus compañeros más grandes, los vencen en un partido callejero y pronto es difícil dejarlos afuera de la rotación. Allí, los «Irish» (así se denomina el equipo del colegio y a ellos, los «Black Irish») empiezan a triunfar localmente y luego en todo el país. Al grupo se le suma un chico más grande, llamado Romeo Travis (Scoot Henderson), conflictivo y talentoso al que los amigos logran con paciencia integrar. Y luego surgirá el conflicto más fuerte que tiene la película: James se vuelve una estrella nacional, su nombre empieza a salir en las revistas deportivas y pronto los periodistas están siguiéndolo por todo el país, dando por descontado que irá directo a la NBA sin pasar por la universidad y que se transformará en una gran estrella.

Eso, por un lado, se le sube un poco a la cabeza al chico, que apenas tiene 16 años. Y, por otro, empieza a causar algunas fricciones con sus amigos que, más allá de su más que aceptable talento, no tienen tantas condiciones como James: Sian está excedido de peso, Dru no pasa el 1,60 metro de altura y Willie se ha quedado un poco en su evolución como jugador. Todos, en un momento, juegan para LeBron, inclusive el Coach Dru, que se suma a colaborar con Dambrot. Y eso, obviamente, genera fricciones en los otros, además de problemas impensados.

SHOOTING STARS debe ser vista como una película familiar, una historia de superación y de amistad que no intenta ser realista ni nada parecido sino que se inscribe en la tradición de películas deportivas inspiracionales, esas que Disney solía sacar cada año en base a algún deporte distinto. Es cierto que James no es estrictamente lo que se llama en la jerga un underdog, pero la historia del grupo lo pone igualmente en ese lugar, ya que se trata de chicos en su mayoría con infancias complicadas que vivían en una ciudad económicamente deprimida e iban a una escuela que no estaba en el radar de nadie.

La película no sale de lo convencional, pero el elenco es muy bueno y hace algo que es fundamental en este tipo de films: torna más o menos creíbles las escenas dentro de la cancha. Más allá de los obvios recursos de montaje, la aptitud física de los protagonistas es la apropiada para que la película no se caiga por ese lado. Luego vendrá la fama de LeBron y sus logros deportivos, pero esta película, basada en un libro de memorias que él mismo coescribió, es un homenaje a sus amigos de la infancia y de la adolescencia, y también uno a su madre y a los mentores que lo transformaron en la figura que sigue siendo hasta hoy.