Estrenos online: «La dama del silencio: el caso Mataviejitas», de María José Cuevas (Netflix)
El caso de una asesina serial a la que se acusa de haber matado cerca de medio centenar de ancianas en México es el eje de este documental de la directora de «Bellas de noche». Estreno de Netflix.
El true crime es un género casi prefabricado que parece venir con un formato listo para usar, como esos polvillos que vienen ya preparados para hacer comidas o postres. Pero los casos policiales en América Latina raramente vienen formateados de manera sencilla, por lo que la combinación puede dar para resultados, por lo menos, extraños y hasta extravagantes. Y eso, de algún modo, es LA DAMA DEL SILENCIO, un documental armado con muchos de los recursos arquetípicos de Netflix para contar una historia que tiene poco y nada de arquetípica.
El caso de «la Mataviejitas» conmocionó a México entre finales de la década del ’90 y mediados del 2000. Un país sin tradición de asesinos seriales en el estilo estadounidense del término, de golpe sus habitantes se toparon con la aparición de muchas ancianas brutalmente asesinadas, con pocos meses de diferencia entre sí. Para las autoridades y la policía era muy difícil encontrar a él o la culpable: no parecían tener ni los elementos, ni la capacidad ni la metodología para hacerlo, por lo que debieron ir a estudiar casos y procedimientos del país vecino del norte.
Solo había algo en común, que conmovía a todos: el criminal mataba ancianas que vivían por lo general solas y eso hizo que la Ciudad de México –allí se cometían los crímenes y la película deja en claro que su peso mediático creció por eso– entrara en pánico, que hijos se mudaran con madres o abuelas, que todas estuvieran acompañadas o llevaran el clásico «no le abras la puerta a nadie» al extremo. Aún así, los crímenes no solo se sucedían sino que crecían en frecuencia.
El documental de la directora de ese muy buen film que es BELLAS DE NOCHE va narrando los pasos bastante tentativos y torpes de la investigación, que incluyó detenciones apresuradas de personas que hasta hoy siguen en la cárcel sin que jamás se haya probado su participación en ningún caso. Es que la policía detenía a un supuesto asesino o asesina, lo hacía circular entre los medios hambrientos de «sangre» de manera bastante virulenta y pese a eso los crímenes seguían. En lugar de pensar que cometían errores con sus detenciones daban por sentado que había imitadores.
No conviene contar mucho más para los que no conocen el caso, aunque al ver el título del documental quedará claro que hay una mujer involucrada en el asunto y, por las fotos, que está relacionada con el mundo de la lucha libre. Ya verán cómo se llega a esta sospechosa y a qué viene su llamativo y finalmente popular apodo, pero el documental pone más el eje en las idas y vueltas de la investigación –en un momento, como la sospecha iba por el lado de una mujer de inusual fuerza la policía empieza a investigar a travestis– y en algunos familiares de víctimas que en analizar a «la dama» en cuestión y a los potenciales motivos que la llevaron a actuar.
Lo que reduce un poco el interés en el documental en sí es su formato, demasiado respetuoso de los estándares de la plataforma, con sus constantes entrevistados, sus (por suerte no demasiadas) reconstrucciones, sus drones y otros hábitos que parecen ser obligatorios en los contratos entre Netflix y los que hacen estas películas. La historia es tan rica en personajes y en circunstancias que un documental un poco más liberado de ese carácter periodístico/informativo sería mucho más inquietante y hasta sorprendente. De hecho, cuando momentos de ese tipo aparecen, LA DAMA DEL SILENCIO crece en su interés formal.
El tema, de todos modos, es lo suficientemente extraño y llamativo como para soportar ese formato más bien tradicional. «La mataviejitas» en cuestión, los otros sospechosos, los crímenes en sí, la locura mediática y los peculiares investigadores presentan una historia increíble, la de un asesino (o asesina) que mató casi a medio centenar de personas antes que pudieran atraparle. Abuelitas, todas ellas. O «viejitas», como les dicen allí. Una historia dolorosa, sin dudas, pero que en todo momento coquetea con el absurdo.