Estrenos online: crítica de «Mixtape», de Omar Acosta (Paramount+)

Estrenos online: crítica de «Mixtape», de Omar Acosta (Paramount+)

Este documental cuenta la historia de la cultura del «mixtape» asociada al hip-hop y su importante rol en el desarrollo del género. Estreno: 2 de agosto por Paramount+.

La cultura hip-hop no puede ser del todo comprendida sin adentrarse en el mundo de los mixtapes, que son parte fundamental del género –de la forma de vida, habría que decir– desde sus comienzos, cambiando de forma, estilo y hasta función a lo largo de sus cinco décadas de existencia. Este acelerado, incisivo y muy bien documentado film, en el que participan casi todas las personas –no solo artistas sino conductores radiales, ejecutivos de discográficas y hasta nombres como Shaquille O’Neal, Mike Tyson o Tommy Hilfiger– involucradas en el cambiante submundo de esas grabaciones, si se quiere, ilegales, abre las puertas a un fascinante universo que existe en las raíces de dicha cultura y sin el cual es imposible entenderla en toda su complejidad.

Con producción musical de Tony Touch, uno de los más reconocidos DJs creadores de mixtapes, el documental va atravesando las distintas etapas y modos de entender el fenómeno, empezando por el original: las grabaciones piratas en casete de los shows en vivo de artistas como Grandmaster Flash y Kool Herc que dieron forma a la cultura hip-hop en los años ’70. Ninguno de los artistas y DJs de esa época, inicialmente al menos, editaba sus propios discos y tampoco estaban en el radar de los sellos discográficos. Y es a partir de eso que los mixtapes empezaron, a modo de bootlegs, para dar a conocer lo que ellos hacían, principalmente en vivo.

El documental le dará voz a todos los protagonistas de cada época (nombres famosos de la cultura del mixtape como DJ Premier, DJ Drama, DJ Clue, Ron G., Kid Capri, Do Woop y DJ Whoo Kid, entre otros) y pondrá el acento también en el mundo paralelo de los negocios callejeros ligados a las ventas de esos casetes pirateados, con sus previsibles peligros. El formato fue luego cambiando y los que pasaron a ser las estrellas fueron los DJs que compilaban a distintos artistas agregándole sus propios toques (si se quiere, lo más parecido a los mixtapes tal cual se conocen fuera del mundo del hip-hop, como una curaduría y selección) y, ya promediando los años ’90, los propios artistas se fueron dando cuenta que había otro negocio posible editando ellos mismos sus propios mixtapes (que para esa altura ya eran CDs) rapeando sobre samples, digamos, no adquiridos legalmente o, directamente, sobre canciones de otros.

En los últimos años, de hecho, ya no hay grandes diferencias entre un mixtape y un álbum oficial, más que una vaga idea de que esas «cintas» están hechas y grabadas de un modo más casual, directo y con menor producción que un álbum oficial editado por el sello que los tiene contratados. Todos estos giros van generando, a la par, cambios en la cultura económica, en la forma en la que todos estos álbumes se comercializan, en la manera en la que los sellos discográficos pasaron de combatirlos a aceptarlos como parte de la promoción de sus artistas y en las distintas anécdotas –algunas muy curiosas– acerca de famosos DJs especialistas en mixtapes y las maneras en las que conseguían material inédito de artistas conocidos antes que salieran a la luz oficialmente.

Acosta y Touch están claramente adentro de este enorme e influyente universo y es por eso que consiguen no solo las declaraciones de los artistas fundamentales de este formato (como 50 Cent, Jeezy o Lil Wayne, tres de los que revolucionaron de distintos modos el formato, además de los DJ citados anteriormente, o fans como Tyson y Shaq) sino que tiran sobre la mesa una enorme cantidad de información –épocas, peleas, barrios, regiones, personajes, nombres, etcétera– que puede llegar a ser demasiada para los que conocemos el tema sin tanto nivel de profundidad o de detalles específicos.

Pero pese a eso, lo que genera ese caudal informativo de declaraciones –pegadas una tras otra de una manera no muy original pero que remeda a los mixtapes sobre los que habla el documental– es una enorme curiosidad en el espectador por investigar, saber más e iniciar un personal recorrido por los exponentes de un modo de hacer música que, en su gran mayoría, no se encuentra en las plataformas tipo Spotify. De algún modo, a lo que invita este documental es a que cada espectador, al meterse más y más en el tema, haga su propio mixtape.