Series: reseña de «Only Murders in the Building: Temporada 3 – Episodios 1/2», de Steve Martin y John Hoffman (Star+)
Steve Martin, Martin Short y Selena Gómez regresan para resolver otro misterio que tiene como eje el asesinato de un actor de una obra teatral. Meryl Streep y Paul Rudd se suman al elenco. Los dos primeros episodios debutan el 8 de agosto en Star+.
La tercera temporada de la serie protagonizada por Steve Martin, Martin Short y Selena Gómez continúa directamente tras lo sucedido al final de la segunda en la que –tras resolverse el caso de aquella– la historia retomaba un año después, con Oliver Putnam (Short) regresando a Broadway para dirigir una obra de teatro y con su protagonista estrella, Ben Glenroy (Paul Rudd), muriendo apenas comenzada la función, misteriosamente, sobre el escenario. Será ese el caso a resolverse –no estrictamente tal como se lo ve ahí, pero con la misma víctima– en la continuación de una saga que, esta vez, toma el mundo teatral de un modo más directo que antes. Es, al menos por lo que se ve en sus primeros dos episodios, una trama que transcurre, en buena parte, tras bambalinas.
Con ciertas diferencias respecto a las anteriores tanto en el manejo de los tiempos como en un tono un poco más melancólico –la edad y salud de los protagonistas es un tópico clave–, la serie presenta rápidamente un personaje importante, más que nada, para que podamos ver la entrada en escena de Meryl Streep, en una de sus muy contadas apariciones televisivas. La intérprete encarna a Loretta Durkin y, apenas comienza la temporada, se nos cuenta su historia, la de una actriz que no ha tenido suerte a lo largo de toda su carrera y que se presenta, medio de improviso, para el casting de la obra de Putnam interpretando el rol de la ama de llaves del caserón en el que tiene lugar un asesinato. Sí, la obra de Broadway (titulada “Death Rattle») es también un murder mystery y en ella Durkin es una potencial sospechosa.
Durkin deja con la boca abierta a Putnam en su presentación –la serie parece decir ahí, «Bienvenida, Mrs. Streep, la estábamos esperando«, dándole una escena en la que deja en evidencia su talento– y él la elige para el rol. Yendo y viniendo con los tiempos del relato entre la preparación de “Death Rattle» y la investigación posterior a la supuesta muerte de Ben, lo que la serie irá mostrando en sus inicios serán las tensiones que este actor –un divo insoportable venido de la televisión– va generando con todos los que lo rodean, construyendo una decena de potenciales sospechosos como sus posibles asesinos.
Está la tal Durkin, cuyos nervios en los ensayos fastidian a Ben; el propio Charles Haden-Savage (Steve Martin), con el que tiene una larga serie de tensiones acumuladas al llegar al estreno; todos los otros miembros del elenco que no lo toleran; los productores –una peculiar dupla de madre e hijo–, su agobiado asistente, el tipo que filma un documental sobre él, su reemplazo, algún fan vuelto stalker y probablemente haya más. ONLY MURDERS… lo presenta de entrada de un modo tan, bueno, insoportable, que cualquiera podría querer sacárselo de encima. Hasta Mabel (Selena Gómez), que era su fan. El único que no parece sospechoso es Putnam, ya que su muerte provoca que se cancele su regreso a Broadway, lo cual lo desespera y preocupa mucho más que el misterio del asesinato de su estrella.
Es así que la trama –que, pese a lo que aparenta en un principio, sigue teniendo que ver con asesinatos cometidos dentro del edificio– llevará a que sus tres protagonistas retomen el podcast que los hizo famosos, que regrese la policía y las habituales desventuras de esta comedia que de a poco va virando hacia situaciones más dramáticas que, si bien aparecen en el segundo episodio, no conviene adelantar. Aún más que antes, las frustraciones y hasta la desesperación de los protagonistas por reencauzar su vida (Mabel y Oliver más que nada; en estos episodios Charles sigue en plan más puramente cómico) serán centrales a la trama, tanto o más que el asesinato en cuestión.
Al ir y venir en el tiempo entre los preparativos de la obra y las consecuencias del asesinato la serie no pierde del todo a Rudd, que es otro de sus valiosos agregados, un actor que capta a la perfección el tono siempre un poco ampuloso y, sí, teatral que la serie tiene. Y Streep, al menos por lo que se vio hasta ahora, encuentra otro papel con el que puede lucir su talento y a la vez un poco tomárselo en broma en el rol de una actriz frustrada que quizás guarde más misterios de los que parece de entrada. La relación entre ella y Putnam, da la impresión, será también clave en el desarrollo de los episodios que siguen.
Sin cambiar la fórmula pero acertando con los nuevos miembros del elenco y, en especial, con la idea de poner el misterio del asesinato en medio de las tensiones de la preparación de una obra teatral (un universo que da, potencialmente, para todo tipo de intrigas, fastidios y odios interpersonales), la tercera temporada de ONLY MURDERS IN THE BUILDING puede no recuperar el brillo retro y nostálgico de la primera pero sigue funcionando como lo que siempre pretendió ser: un divertimento apacible y un tanto melancólico sobre un mundo que, prácticamente, no existe más.