Estrenos: crítica de «Cacería en Venecia» («A Haunting in Venice»), de Kenneth Branagh
El detective Hercule Poirot investiga una misteriosa muerte en un palacio veneciano en esta nueva adaptación de una novela policial de Agatha Christie. Con Branagh, Tina Fey, Michelle Yeoh, Kelly Reilly y Jamie Dornan, entre otros. En cines desde el jueves 14 de septiembre.
Por motivos que ni Hercule Poirot podría encontrar, los misterios de Agatha Christie –o similares– han vuelto a ponerse de moda. Tengo, sin embargo, algunos sospechosos. Uno es Rian Johnson, quien con su saga KNIVES OUT volvió a poner en la conversación el género del whodunit, en especial los de investigaciones detectivescas en las que un especialista talentoso pero un tanto excéntrico tiene que descubrir quién cometió un crimen, preferentemente dentro de un grupo de gente que está en un mismo lugar. En paralelo, a Kenneth Branagh no le fue mal con dos películas basadas en la obra de la propia Christie —ASESINATO EN EL EXPRESO DE ORIENTE y MUERTE EN EL NILO— y eso lo habilitó a lanzarse a una tercera, titulada CACERIA EN VENECIA y basada bastante libremente en la novela HALLOWE’EN PARTY, que la escritora británica publicó en 1969. Con esos dos sospechosos, parece, volvió un género que estaba casi enterrado.
A fuerza de sonar brusco, creo que debería haber seguido enterrado. No porque no se puedan hacer películas más o menos entretenidas en función de descubrir si el asesino fue o no el mayordomo, sino porque es muy difícil encontrarles una vuelta cinematográfica interesante. En un presente en el que la realidad es cada vez más «subjetiva» y fluctuante –aquello de la posverdad–, las aseveraciones categóricas y tradicionales de este subgénero suenan a nostalgia, a algo retro, definitivo, tranquilizador. Pero no hay ningún plus ni vuelta de tuerca que validen ese regreso. Es solo volver a un tiempo en el que, por ejemplo, todos en Italia hablan en inglés con «acentos», en el que actores famosos aparecen en los momentos menos pensados y en el que Branagh puede darse el gusto de retorcerse el bigotón una y otra vez. Y no mucho más que eso.
De todos modos CACERIA EN VENECIA es mejor y más entretenida que la soporífera MUERTE EN EL NILO, quizás porque le agrega un costado potencialmente sobrenatural, ya que la investigación que el retirado Hercule Poirot (Branagh) termina realizando transcurre en un lugar en el que supuestamente habitan algo así como fantasmas. El año es 1947. Sacado del cómodo retiro en una terraza veneciana por una escritora interpretada por Tina Fey (a la que se nota incómoda con diálogos esquemáticos como pocos), Poirot va con ella a un palazzo veneciano a tratar de demostrar que una mujer que dice comunicarse con los espíritus es una mentirosa.
La mujer (Michelle Yeoh) va al lugar a conducir una seance –un intento de comunicarse con los muertos– en medio de Halloween, que al menos en esta película parece ser una tradición que en los ’40 ya existía… en Venecia. La dueña del lugar, Rowena (Kelly Reilly), quiere que la médium contacte a su hija quien, aparentemente, se suicidó por despecho amoroso. Pero quizás no sea eso lo que sucedió. Es que la casa en algún momento fue un orfanato y, supuestos contactos con el más allá mediante, empieza a aparecer la idea de que fantasmas o espíritus de niños que la pasaron mal en ese lugar son los que estarían cometiendo crímenes. O quizás no.
Hay, además, una decena de personajes que son sospechosos no solo de la muerte que ocurrió en el pasado sino de otras que suceden una vez iniciada la trama. Está el ex novio de la hija (Kyle Allen), un niño muy inteligente e inquisitivo (Jude Hill) y su padre médico (Jamie Dornan, desaprovechado), la clásica ama de llaves (Camille Cottin), una pareja joven que sueña con irse a vivir a Estados Unidos, junto a la médium, la escritora y el acentuado Poirot. En un mix incómodo entre misterio policial y thriller de casa embrujada –hay más exteriores en el trailer que en la película–, CACERIA EN VENECIA irá enredando la trama hasta que nuestro especialista la desenrede como solo él sabe hacer.
Con 103 minutos, se lleva mejor que las anteriores y más largas, aunque no hay nada real en la película que genere un verdadero interés. ¿A alguien le preocupa saber quién mató a quién en esta historia? Si alguno se mordió las uñas tratando de saber quién o quiénes son los culpables, los invito a que me lo digan en los comments y les regalo una novela usada de Agatha. La trama tiene alguna que otra intriga potencialmente inquietante, pero el tono entre denso y sombrío –sin llegar a ser del todo de terror– aplasta la vivacidad que una película así debería tener. Eso aparece, por momentos (el niño, Fey, Yeoh y los bigotes de Branagh son los que más vida tienen acá), pero no alcanza para mucho. Mientras se la ve, como si fuera un moderno procedimiento cerebral de extracción de memoria, la película se olvida. Ese es un misterio que tampoco Poirot podrá explicar.
Quisiera saber que tiene que ver ésta película con la novela » Las manzanas».. Respuesta: absolutamente nada. Es un invento donde encajaron al famoso detective Poirot en un guión inventado que no tiene ni punto de conexión con la famosa novela. Yo les aconsejo leer mejor la novela y no creerse los versos que repiten por ahí.
ya la vio, o solo es una persona que se queja promedio
Al director KENNETH BRANAGH le reconozco que en sus primeras experiencias en el cine supo hacer buenas películas en base a textos de SHAKESPEARE. Luego le picó el bichito del Oscar y se fue desdibujando hasta lograr un reconocimiento como guionista en la discreta BELFAST donde descubrió un niño muy buen actor llamado JUDE HILL que cautivó a un sector de la crítica.
También se le ocurrió llevar al cine textos de la escritora Agatha CHRISTIE como CRIMEN EN EL EXPRESO ORIENTE y MUERTE EN EL NILO interpretando al detective HERCULÉS POIROT con un resultado que sin ser malo fue inferior a las versiones filmadas en la década de 1970.
En esta ocasión lleva al cine una novela de AGATHA CHRISTIE más oscura y emparentada con el terror y lo sobrenatural, y para mi sorpresa lo hace bastante bien porque logra crear un clima de tensión que no afloja y cuenta en el reparto con dos buenas actrices como Michelle YEOH (la espiritista tramposa) y TINA FEY (la escritora de policiales) además del niño JUDE HILL que está mejor que en BELFAST.
BRANAGH ya no está para inventar la pólvora, pero aquí entretiene bastante (7/10)