Festival de Venecia 2023: crítica de «Humanist Vampire Seeking Consenting Suicidal Person», de Ariane Louis-Seize (Giornate degli autori)
Esta comedia de terror trata sobre una chica vampiro que no puede cumplir con su «tarea» por sentir compasión con los humanos. Hasta que conoce a alguien y todo cambia.
La segunda película de vampiros que veo en Venecia –en realidad son tres si uno suma la más compleja EL CONDE, de Pablo Larraín–, ambas tienen además un eje similar ya que se centran en adolescentes. En el caso de EN ATTENDANT LA NUIT era un chico vampiro cuya familia, que no compartía su particularidad, tenía que ocultar sus actos. En HUMANIST VAMPIRE SEEKING CONSENTING SUICIDAL PERSON la situación específica es inversa ya que aquí la protagonista no quiere –no puede, no le gusta, no tiene colmillos desarrollados– saber nada con eso de clavar su dentadura en la yugular de nadie. Y su familia, que hasta le regala carne fresca (y de un insoportable payaso), la ve como un fracaso. «Un vampiro humanista», como dice el título. Alguien que prefiere pasar hambre antes de hacer lo suyo.
Su crisis se acrecienta a lo largo del tiempo pero, como esto tiene mucho de comedia, está jugado más para el absurdo que desde otro lado, al menos por un tiempo. Sasha (Sarah Montpetit) tiene un defecto llamado compasión –se lo dice más o menos así la doctora de vampiros– y eso no le permite accionar sobre los otros, como debería. Salvo, bueno, que las personas quieran que las maten. Y eso es, más o menos, lo que cuenta esta comedia negra franco-canadiense.
La película retoma a Sasha cuando tiene 68 años (pero en edad vampírica parece adolescente) y sigue sin poder alimentarse como sus familiares. Su prima pelirroja con la que vive lleva hombres a la casa y los liquida pero ella desvía la vista ante el hecho, una especie de vegetariana del crimen. Deprimida, va a un grupo de autoayuda en el que reconoce a Paul (Félix-Antoine Bénard), el clásico adolescente timorato y solitario al que le hacen bullying en la escuela, al que ella vio unos días antes en un tímido intento de suicidio. El chico dice abiertamente que piensa en suicidarse y quizás esa sea una posible solución para Sasha: alimentarse de quienes quieren ser «alimento».
Pero las cosas se correrán de eje por asuntos que pueden imaginarse, por lo que la parte sanguínea no será tan sencilla como parecía. Sasha y Paul se dan cuenta que tienen muchas cosas en común y tal vez haya que alterar los planes, lo cual termina por convertir a HUMANIST VAMPIRE… es una especie de riff sobre un tipo de película que bien podría haber hecho en su momento Tim Burton: una historia entre dos marginales –pálidos, vestidos de negro y pintados en plan goth— que se dan cuenta que, en el peor de los casos, se tienen el uno al otro. Quizás más para ayudarse que para lo que era el plan original.
Con dos muy buenas actuaciones de los protagonistas –que establecen una relación creíble y hasta querible– y un elenco de apoyo, en especial la familia de la chica, que lleva más todo hacia la comedia, la película de Louis-Seize tiene momentos encantadores (uno en el que Sasha hace la mímica de una canción mientras tímidamente bailan se destaca entre todos) y otros más clásicamente terroríficos, pero nunca narrados desde el género y mucho menos desde el gore. En ese sentido es una película romántica, en el sentido más sangriento de la palabra.
La directora y guionista ARIANE LOUIS-SEIZE (nacida en Quebec-Canadá) se lanza a filmar esta comedia dramática donde se analiza la conexión entre el vampirismo con el mundo de una adolescente que no ve la vida de la misma manera que su familia de vampiros.
La protagonista SASHA (excelente actuación de la joven SARA MONPETIT, nacida en el 2001) es una adolescente con buenos sentimientos cuya compasión le impide morder a cualquier ser humano, necesita odiar para que le crezcan los colmillos y esto preocupa a su entorno familiar que le plantea que tiene demasiados problemas por salir a morder cada vez más humanos para que a ella no le falte su ración de sangre diaria.
SASHA conocerá a PAUL (buen trabajo del joven FELIX ANTOINE-BÉNARD), un muchacho que planea suicidarse, aunque tiene la dificultad de llevarlo a cabo, pese a que se siente muy mal por el acoso que sufre permanentemente en la escuela.
En la primera mitad la película tiene escenas de muy buen humor a partir de diálogos ingeniosos entre la joven y su familia, la presentación de la escuela de Paul, la prima de SASHA que es una suerte de vampira feminista y la aparición de una psicóloga vampira hasta que se ingresa en un registro dramático más emotivo cuando empieza a establecerse una relación fuerte entre SASHA y PAUL, al borde de una historia de amor imposible, donde ambos buscarán encontrarle la vuelta a sus problemas en la vida sin traicionar sus principios
Si bien la segunda parte de la película no está a la altura de la muy divertida primera parte, pero eso no invalida decir que estamos ante otra muy buena película del cine de Canadá (8/10)